31

3.4K 460 421
                                    

Joaquín se detuvo cuando estuvo justo a lado de su novio, quien lo miró al sentir su presencia.

–-Hey, –-saludó Emilio distraídamente —¿qué viste?

El menor lamió sus labios y suspiró.

—Amh... —comenzó —algunos crops y- un suéter.

El rizado frunció el ceño confundido y lo miró bien.

—¿Qué te pasa? —preguntó —¿pasó algo? ¿te dijeron algo? —insistió y se acercó hasta quedar frente a Joaquín, su mano libre llevándola a uno de los pequeños rizos que estaban en su frente, llevándolo un poco hacia atrás.

—Mmh —asintió el menor y suspiró, subiendo su mirada.

—¿Le puedo partir la madre?

Joaquín abrió grande los ojos y negó rápidamente con su cabeza.

—No, Emi, por dios —dijo y se acercó a su novio —fue una señora, se me acercó y... ya sabes. Lo de siempre.

—Lo de siempre —repitió el rizado y rió sin gracia —¿Qué tan jodida tiene que estar la sociedad para me digas "lo de siempre" y lo entienda perfectamente? —preguntó — "Lo de siempre" —volvió a decir —una mierda, Joaquín.

Y no pudo evitar que sus ojos se humedecieran. Bajó su mirada y suspiró.

—Lo sé, amor —susurró el menor —pero te prometo que esta vez no me dejé. Le dije las cosas a la cara, le dije que la ropa no tiene género y le dejé muy en claro que su opinión no me importaba, se lo dije y la dejé callada, como lo hice con mi maestro.

—Bebé, Joaquín —habló Emilio y lo miró, aún con sus ojitos nublados  —yo sé que lo haces, sé que defiendes lo que eres, sé que alzaste la voz y los dejaste callados, y eso es algo que admiro completamente de ti. ¿Pero sabés que? Eso no quita que esté tan enojado, Joaquín...

—Emi, no vale la pena-

—Joaco, ¿es que así vamos a estar todo el puto tiempo? —preguntó con voz dura —no puedes ni salir a comprar ropa a gusto porque siempre tiene a venir una puta persona a juzgarte, sin conocerte, a meterse en donde no le importa. ¿Es que por qué hacen eso? No lo entiendo, Joaquín, te juro que no entiendo qué tienen en su cabeza. No entiendo porqué no pueden dejarte en paz, no le estás haciendo daño a nadie.

Cuando terminó de hablar ya tenía una pequeña lágrima rodando por una de sus mejillas. Estaba molesto, su rostro estaba sonrojado por el enojo dentro de él.

Sabía que no era el lugar para hablar de esa manera, para enojarse y descargarse ahí, pero simplemente no podía evitarlo, no podría guardar su rabia por tanto tiempo, era demasiado, estaba tan cansado.

—Amor, tranquilo —habló suavemente Joaquín —yo tampoco lo entiendo, pero te juro que estoy bien-

—Es que yo lo sé, amor. Pero estoy hasta la madre de que se te acerquen como si nada y te digan todas esas pendejadas.

—¿Y qué quieres que haga? —preguntó manteniendo su tono suave.

—Eso lo peor —respondió Emilio y se limpió otra lágrima de su mejilla —que no podemos hacer nada, que siempre van a existir esas personas tan estúpidas, por más que intentemos cambiar un poco su mentalidad siempre van a estar, tan dispuestas a juzgarte sin conocerte. Tan al pendiente de qué haces para ir y decirte que está mal, cuando no lo está, cuando sólo estás comprando ropa —soltó la última frase con ironía, no podía creerlo, —ropa, ya ni eso puedes hacer, puta madre.

Estaba soltando todo. Estaba descargándose. Y agradecía que no había tanta gente en la tienda, y la que había estaba lo suficientemente alejados de ellos para escucharlos.

makeup [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora