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Sus respiraciones eran lentas, calmadas. La pequeña mano de Joaquín estaba abierta sobre la piel desnuda del pecho de Emilio y éste lo rodeaba con sus brazos contra él, inconscientemente. Ambos dormían aún, los rayos del sol entraban por la ventana, pero no eran tan fuertes como para molestarlos.

Su noche había sido realmente bonita, si les preguntaban.

Besos por aquí, caricias por allá. Maravilloso, simplemente maravilloso.

–-¡Chicos, despierten que ya amaneció! –-hubo un par de toques en la puerta y Emilio frunció el ceño aún con los ojos cerrados —corran, que vamos a salir a desayunar.

Por fin la voz se alejó y el rizado relajó su frente, abrazando aún más hacia él a su novio.

—Chicos, sé que están cansados pero quién los manda a dormirse hasta la madrugada, ¡arriba! —la voz se escuchó de nuevo y esta vez Emilio abrió los ojos de golpe.

Uh.

Bajó su mirada y observó a Joaquín, quien aún no daba señal de querer despertar, su pecho subía y bajaba con calma, aunque su ceño estaba levemente fruncido.

—Amor —llamó casi susurrando y llevó su dedo índice a la mejilla del menor, dando toquecitos suaves en ella —despierta, iremos a desayunar.

Joaquín frunció aún más su ceño y se removió, gimiendo un poco a manera de queja.

—No quiero.

Emilio sonrió con ternura y se enderezó separándose de su pequeño, bostezó un poco mientras estiraba sus brazos hacia arriba y Joaquín se acomodaba para volver a dormir.

—Amor, no te duermas —regañó con diversión —ándale, vamos a bañarnos y-

El menor se destapó y lo miró con ojitos nublados —¿Juntos?

Y... Emilio sólo pudo suspirar con tanto tanto amor.

Joaquín tenía puesta su playera de pijama, le quedaba enorme y el rizado podía admirar sus suaves y delicadas clavículas que no se alcanzaban a cubrir con la tela. Sus ojos estaban entreabiertos y podía verse un poco de rímel debajo de ellos (se había olvidado desmaquillarse, honestamente), y sus labios gruesos seguían teniendo un color rojizo y vivo. Sus ricitos estaban revueltos en su cabeza, aunque el mayor pensaba que lo único que hacía era lograrse ver aún más tierno de lo que ya era.

Era una cosa tan bonita de ver, de admirar. Y a Emilio le encantaba ser el único que podía ver a Joaquín de esa manera.

—Por supuesto que juntos —respondió e hizo un gesto de obviedad —para ahorrar agua y tiempo, Joaquín, ven, vamos —dijo, caminó hacia el otro lado de la cama y estiró su mano hacia su novio, indicándole que la tomara y se levantara.

Joaquín la tomó aún con flojera y se impulsó para sentarse y luego ponerse de pie.

—Dios, ¿qué hora es? —preguntó a manera de queja y quiso volver a sentarse en la cama, sin embargo fue detenido por el rizado, quién lo tomó de la cintura para apretarlo hacia su cuerpo —Tengo un montón de sueño, quiero dormir todo el día, Emilio —recargó su mejilla en el pecho de su novio y cerró sus ojitos fuertemente —No quiero.

Emilio parpadeó lentamente y dejó un beso en el cabello de Joaquín, quedándose un ratito ahí para aspirar el suave olor a durazno de su shampoo. Y realmente pensaba que podría quedarse ahí toda la vida, con las pequeñas manos de Joaquín en su pecho y las suyas rodeando su delgada cintura. Pero no podían, y eso era demasiado muy lamentable.

—¿Ya se levantaron? —de nuevo la voz de la madre de Emilio se escuchó y Joaquín gimió bajo, quejándose de nuevo.

—Sí, ma, ya.

La mujer ya no respondió, sólo se alejó y el pequeño lo agradeció internamente.

—Emi, creo que mis ojos se pegaron porque no puedo abrirlos —habló Joaquín tranquilo y se acurrucó más en el pecho de su novio —qué lástima, tendré que quedarme en la cama hasta que decidan abrirse.

Emilio soltó una pequeña carcajada y, aunque el menor intentó impedirlo, se alejó de él y caminó hacia el clóset buscando un outfit para ponerse después de la ducha, escogió un pantalón de mezclilla negro, una camisa holgada de manga corta con botones y algunas figuras y por último un par de botas cafés. Cuando volteó para dejar las prendas en la cama se detuvo de golpe y observó a su novio.

Estaba dormido.

Como, en la cama y completamente cubierto con las sábanas. Dormido.

El rizado abrió sus labios levemente para decir algo aunque de inmediato la cerró, comenzando a sonreír poco a poco. Y de acuerdo, definitivamente ahora Joaquín podía entender a Emilio, maldición.

Y al mayor no le quedó de otra más que caminar, quitar las sábanas de encima de su novio, y tomarlo en brazos como un pequeño gran koala. Las piernas de Joaquín rodearon rápidamente las caderas de Emilio y sus brazos su cuello, sosteniéndose aún sin abrir sus ojos pero de alguna manera disfrutando el momento. Amaba cuando su novio lo cargaba y lo mimaba, justo así.

Emilio lo dejó sentado en la tapa del inodoro e hizo que subiera sus brazos para quitarle la enorme playera, Joaquín lo hizo con mucha flojera y el rizado quitó la prenda para después ponerlo de pie e inclinarse para quitar su ropa interior. El pequeño sólo miraba a un punto fijo apenas abriendo sus ojos, dejándose hacer.

Emilio quitó sus bóxer después y llevó de la mano a Joaquín hacia la regadera, éste terminó de despertarse por completo cuando sintió el chorro de agua tibia sobre él, frunció el ceño y cerró los ojos mientras las manos del mayor pasaban por sus rizos y luego por la piel de su cuello, hombros y pecho, enjuagándolo un poco. Hizo lo mismo con su propio cuerpo y luego cerró la llave del agua.

—Perdón por hacerte hacer todo, parezco un bebé —murmuró Joaquín y fue su turno de echarse shampoo en su mano y llevar ambas a los largos rizos de su novio, revolviéndolos hasta hacer espuma.

—No me molesta, Joaquín y lo sabes —dijo Emilio e hizo lo mismo con él, —me gusta concentirte y, ya sabes, tratarte como rey.

—Como rey, no como bebé-

—Déjate querer, amor —habló el rizado y rodó los ojos divertido —ven aquí, voy a lavar tu hermoso cuerpo —Joaquín obedeció y se acercó aún más.

Y así continuaron su baño, con algunas caricias y quizá un par de besos húmedos en sus labios.












🦋


uh perdón si casi no les pongo smut, creo que desde el capítulo nueve me di cuenta de que soy malísima escribiéndolo y q me da pena, bueno

makeup [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora