50. Luna llena invernal II - Byron

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Byron – Philadelphia
Refugio, Dic 00:58am

La noche deja paso a la madrugada en lo que trato de acomodar en mi cabeza esta nueva información que acaba de darme Nevi: ya no es solo que tengamos a un maldito aquelarre de chupasangres merodeando por este lado del país, sino que además cabe la posibilidad de que los licántropos también les estén copiando la idea. Si además le sumas a la ecuación una secta de pirados que se dedica a asesinar a cazadores, tiemblo de solo pensar en que nuestros enemigos puedan agruparse. Y eso sin mencionar que uno de nuestros activos más valiosos cuenta con sus propios demonios interiores, nunca mejor dicho.

En ocasiones pienso en Chris, pero enseguida me obligo a desechar esos pensamientos, porque si no mantengo la cabeza fría y en su lugar, podría no estar lo suficientemente centrado como para enfrentarme a todas estas nuevas amenazas.

De un largo sorbo, me termino el vaso de café. La bebida pasa caliente por mi garganta hasta mi esófago, templándome un poco el cuerpo en medio de la recién empezada nevada. Me froto las manos enguantadas un segundo antes de quitarme el guante derecho para desenroscar la tapa del termo, dispuesto a servirme otro vaso.

—Te gusta mucho el café, ¿verdad? — pregunta Nevi con una sonrisa.

—Es un vicio sano —replico.

—Permíteme que discrepe — Nikolas se acerca con su vaso todavía humeando.

Clavo los ojos en él, esperando a que se explique, cosa que no tarda en hacer al ver mi mirada escéptica.

—La cafeína en exceso te genera adicción como cualquier otra droga. Además aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y digestivas, dislipidemia y presión alta. También altera el sistema nervioso y puede llegar a producir osteoporosis... — Alzo las cejas. Él continúa—. Y empeora los sofocos menopáusicos, pero no creo que tú tengas que preocuparte por eso.

Nevi ahoga una risa floja y yo únicamente pongo los ojos en blanco.

—Al menos no moriré de cáncer como vosotros. — Señalo a Nevi y Bob.

—No ataques — se defiende el segundo, fumador empedernido. — Tú también fumabas, y mucho.

Mi semblante se ensombrece.

—Es cierto — exclama Nevi. — Recuerdo que lo mencionaste. ¿Por qué lo dejaste?

Sin poder evitarlo, le lanzo una mirada asesina a Bob por su comentario y la consiguiente pregunta por parte de Nevi. El viejo tan solo se cruza de brazos y ladea la cabeza, como retándome a contestar. Sigue sin ser algo de lo que me guste hablar, pero ya es la tercera vez que me hacen esa pregunta y algo me dice que no será la última, así que decido responder, aunque escuetamente:

—Una mujer.

Una sonrisa de media luna asoma a labios de Nikolas sobre su vaso aún medio lleno

—Oh, ya veo... — comenta, divertido. — Incluso el chico duro tiene un lado suave.

Nevi también sonríe, aunque no hay tanta sorna en su cara, sino más bien una pizca de incredulidad. Supongo que la imagen que he dado es de un tipo frío y estoico incapaz de mirar ningún escote.

—Déjale en paz — replica Nevi. — Cassie no puede haber sido la única mujer en su vida.

Nee me contempla con ojos sugerentes.

—¿Y un hombre?

Le ignoro y me giro hacia Bob, señalándole acusadoramente con el índice.

—Esto es culpa tuya.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora