Austin está cada vez está más cerca, y si continuó inclinándome hacia atrás voy a caerme de la silla. Entonces, pongo mi mano en su boca, para evitar contacto alguno y alejarlo. Desde luego me encantaría besarlo, pero no de esta forma y mucho menos en estas circunstancias.
—No te equivoques, Austin. Acepté realizar el trabajo contigo, pero eso no significa que puedes besarme cuando quieras—me defiendo, intentando sonar firme y enfadada.
Comprende que no me besará y se aleja por su cuenta, quedando ambos a la misma distancia que antes.
—Discúlpame, me dejé llevar. ¡Es que tú me miras de una forma demasiado cautivadora y me es imposible contenerme! —se disculpa a la par que me piropea.
—Pues intentaré no mirarte, si eso te distrae.
—No, me encanta que me mires—espeta.
Vamos, ¿quién lo entiende?
—Acepto tu idea, sin el beso—le informo, acomodándome el pelo e intentando volver al trabajo pasado el acalorado momento.
—¿Y cómo se supone que vamos a dar a entender que la chica está enamorada? —inquiere de un modo infantil.
Por un momento intento descubrir si realmente cree que no hay otro modo de finalizar la escena o si, como sospecho, solo pretende aprovecharse de la situación y lograr su cometido.
—Tú ganas, habrá un beso—cedo luego de un rato—. En la mejilla.
La risa escapa de sus labios en cuanto escucha mi condición.
—Supongo que algo es algo.
El resto de la mañana transcurre escribiendo el guion, sin poder evitar cruzar unas cuantas miradas. Solo falta el título cuando miro mi celular y son las 11:58 a.m. ¡En cuestión de dos minutos me transformaré en Fiorella! ¿Cómo pude olvidarme por completo de consultar la hora? Siento que el tiempo ha pasado volando.
—¡Oh, no! ¡Tengo que irme! —exclamo corriendo fuera de la biblioteca sin siquiera detenerme a guardar mis cuadernos.
—¡Espera! ¡Aún no hemos terminado! —grita sin comprender qué ocurre.
Con Austin pisándome los talones, logro llegar al baño de chicas y trancar la puerta, justo antes de transformarme. ¡Qué desastre! ¿Qué haré ahora?
—Emma, por favor, ¡abre la puerta! —oigo tras la puerta, mientras observo como esta se mueve producto de empujones sutiles.
Estoy en un gran aprieto y no tengo idea de cómo voy a librarme. Se suponía que debía estar pendiente de la hora y retirarme al menos media hora antes del mediodía, pero Austin ha descontrolado mis sentidos y ha hecho que me olvide hasta de quien soy. ¡Maldita sea!
—¡Necesito estar sola! Por favor, vete—le pido, amablemente.
—¡No pienso irme! Dime qué sucede, ¿por qué has salido corriendo de la biblioteca?
—No me preguntes, Austin. No lo entenderías. Por favor, vete, no puedo salir si tú estás ahí.
—Creí que estábamos bien, ¡si te has enojado por lo del beso te pido disculpas nuevamente! No fue mi intención incomodarte—termina susurrando, con un dejo de tristeza que me parte el corazón. Al no obtener respuesta por mi parte continúa—. De acuerdo, me voy.
Miro por la cerradura de la puerta, y no diviso su figura. Espero unos segundos hasta que se aleje lo suficiente y salgo del baño aliviada.
—¿Qué haces tú aquí? ¿Dónde está Emma?

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Quiero ser otra
JugendliteraturTodos tenemos algún complejo en esta vida, algo que querríamos cambiar a costa de cualquier sacrificio. Fiorella no es la excepción. Toda su vida le hicieron creer que no era bonita, y su autoestima se vio afectada por ello. Sin embargo, en su coraz...