Continúo mi camino hacia la puerta principal, sumergida en mis pensamientos, cuando al doblar a la izquierda veo a mi amiga ingresar al colegio. Cualquiera que contase con un poco de sentido común y estuviese en mi situación, optaría por escabullirse sin siquiera detenerse a observar a los ojos a ninguna persona conocida, pero digamos que este no es mi caso, y por un momento, olvido quien soy ahora.
—¡Al fin llegas, Amalia! —digo abrazándola.
— ¿Y tú quién eres? —pregunta desconcertada, apartándome.
—¿Qué dices? ¿Acaso no me...? —me freno, comprendiendo su confusión—. Oh, diablos.
¡Maldición! ¿Qué he hecho? ¿Cómo voy a explicarle que no soy lo que ve, sino su amiga, Fiorella? ¿Cómo voy a lograr convencerla de que esta imagen no es más que una ilusión creada por un deseo? Diga lo que diga, sonará a locura.
— ¿Y cómo sabes mi nombre? —prosigue, todavía más confundida.
Siendo sincera, dudo en confesarle la verdad. La señora que me dio el collar fue muy explícita al encargarme que mantuviese el asunto en secreto, ya que los demás no lo comprenderían. Pero ella es mi mejor amiga, ¡y tiene derecho a saber por lo que estoy pasando! Es la única que siempre ha estado ahí conmigo, a un lado, brindándome su apoyo cuando peor me he sentido. Ella que ha sido testigo de mi sufrimiento, tiene derecho a ser partícipe también de mis alegrías y disfrutar junto conmigo de esta oportunidad que se me ha presentado. No podría ocultárselo y engañarla.
—Amalia, soy yo—le susurro, muy bajito para que nadie más logre escuchar mis palabras—. Soy Fiorella.
—¿Qué? —grita, abriendo los ojos como platos.
—Sé que es absurdo lo que oyes, pero es así. No puedo contarte lo que está sucediendo aquí, pues me estaría exponiendo demasiado. Mejor sígueme, te enterarás de todo en el baño de chicas.
— Estás loca si crees que aceptaré ir contigo, en unos minutos tocará el timbre y no pienso ganarme una llegada tarde por seguirle el juego a una demente que ni siquiera conozco.
No sé qué me llevó a pensar que podría llegar a creerme o al menos querer comprender el porqué de mis palabras. Y conociéndola como lo hago, no cambiará de parecer a menos que utilice otra clase de estrategia.
—Tres meses atrás terminaste con Jack porque lo viste besándose con Karla en la fiesta de fin de curso, cerca de los baños. Sin embargo, no le dijiste nada pues temías que te pidiese perdón y te convenciera de volver con él, por lo cual optaste por decirle que ya no lo querías más—suelto más rápido de lo que hubiese querido.
Mi amiga se queda estupefacta ante tales palabras, y no es para menos. No estaba en mis planes recordarle tan amargo momento, y mucho menos ahora, pero no me ha dejado alternativa, y si llega a creerme, lo cual realmente espero por el bien de ambas, habrá valido la pena.
—¿Cómo sabes eso? —me cuestiona con el ceño fruncido.
—Ven conmigo y lo entenderás.
Contemplo la expresión de resignación que se encuentra en su rostro antes de dar media vuelta para dirigirme al baño, no sin antes cerciorarme de que ella me siga. Una vez allí, cierro la puerta y me aseguro de que no haya nadie más dentro.
—Escucha, no tengo idea de cómo has averiguado eso sobre mí, la única que lo sabe es mi mejor amiga, y ella jamás...
—Ella jamás se lo revelaría a nadie—termino su frase, revisando el último gabinete—. Lo sé, porque como te he dicho antes, yo soy Fiorella.
Suelta una risa sarcástica.
—¡Y yo Selena Gomez!
—Te aseguro que podrías serlo si te hubiese pasado lo mismo que a mí.
—¿De qué va todo esto, eh?
Rodeo los ojos y sigo intentando.
—Tú más que nadie sabes lo que he sufrido toda mi vida por ser fea. Las personas me rechazan, me ignoran e inclusive algunas hasta se burlan de mi apariencia. Ni siquiera mi madre me quiere, simplemente porque no nací bonita como ella. La única persona que me ha demostrado su afecto y apoyo sincero eres tú, y por lo mismo te has convertido en mi mejor amiga, la única con la cual cuento, ya sea de paso.
—Hablas igual a ella—expresa en voz baja, como si no le interesase que yo escuche sus palabras.
Por su serio semblante, podría jurar que estoy captando su atención por completo, cosa que realmente me alivia siendo que minutos antes se negaba rotundamente a escucharme. Aprovechando esto, le resumo lo más que puedo lo sucedido el día de ayer, intentando no omitir ningún detalle importante.
Al terminar la historia, ambas nos quedamos en silencio por unos segundos, y aunque me encuentro impaciente por saber si me creerá de una vez por todas o seguirá rehusándose a aceptar tal verdad, me obligo a mí misma a mantener la calma y aguardar a que sea ella quien tome la palabra.
—Esto es... imposible—suelta, luego de un instante que me ha parecido eterno.
¿De verdad? ¿Eso es lo único que dirá?
—Bien, ¿entonces cómo es que sé cada cosa que te he dicho? Lo que sucedió con Jack únicamente me lo has contado a mí, y yo jamás le hablaría a otra persona sobre cómo me siento respecto a mi aspecto. Podría recordarte que el día en que nos conocimos llevabas puesta una bufanda verde y que insultaste a un chico que me llamó "esperpento", el cual una semana después intentó ligar contigo y lo obligaste a pedirme disculpas para luego mandarlo al diablo. También podría hablar de esa tarde en la cual te invité a mi casa y mi madre no terminaba de comprender cómo había conseguido una amiga tan linda como tú, o de cuando perdimos la llave de tu casa y...
—Suficiente—me detiene—. ¡No puedo creer que seas tú!
Dicho esto, se abalanza hacia mí para fundirnos en un cálido abrazo.
—¡Tampoco yo puedo creerlo! —le contesto riendo—. Pero sí, tú me has ganado, ¡ya estaba a punto de resignarme!
—Pero, ¿qué harás con el colegio? ¿Cómo asistirás tú y cómo hará esta chica en la que te has convertido para venir también?
—Son muchas preguntas, y aún no tengo respuestas. Solo sé que necesito el documento de identidad de "Emma Smith" y la firma de su tutor en la ficha de inscripción para poder entrar al colegio.
—¿Emma Smith? ¡Qué nombre tan cool! —me felicita al tiempo que toca las ondas de mi nuevo cabello—. Creo que puedo ayudarte con eso.
De este modo, Amalia me cuenta que uno de sus tíos trabaja en la casa donde se realizan los documentos de identidad de la ciudad, al igual que otros trámites por el estilo, y tratará de conseguir su ayuda. Le agradezco y luego de charlar un rato se retira a clase.
Como no puedo volver a casa siendo Emma, paso por una cafetería a tomar un capuchino y luego decido dar un paseo por el parque. Cuando me percato de que está a punto de ser mediodía, me escondo en una cabina telefónica para que nadie pueda ver mi transformación en Fiorella.
Hoy me encargaré de llenar la ficha de inscripción y de practicar la firma hasta que quede algo decente. Mañana, antes de ir al instituto, iré con Amalia a sacar el documento de Emma Smith, y luego, quedaré oficialmente inscripta en el colegio. ¡Qué nervios! No puedo dejar de pensar en todas esas cosas asombrosas que según mi "hada madrina" me esperan. ¿Qué será de ella? ¿Dónde estará? ¡Me encantaría agradecerle una vez más ahora que he comprobado que todo esto no es ni un sueño ni un truco, sino la pura realidad!
---------------------------------
Gracias por leer la novela♥ ¡No olviden votar cada capítulo!
Joha

ESTÁS LEYENDO
Quiero ser otra
Teen FictionTodos tenemos algún complejo en esta vida, algo que querríamos cambiar a costa de cualquier sacrificio. Fiorella no es la excepción. Toda su vida le hicieron creer que no era bonita, y su autoestima se vio afectada por ello. Sin embargo, en su coraz...