Capítulo 15

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Por fin ha llegado el sábado. Luego de tanta espera, hoy tendré mi primera cita con Austin. ¡Estoy tan emocionada! Deseo que todo salga bien y pueda realizarle la pregunta que tanto me carcome, para así saber qué decisión tomar con respecto a lo que nos está pasando.

Amaneció hace ya dos horas, pero no tengo de qué preocuparme pues mi madre no trabaja los sábados, lo cual me permite quedarme en casa sin necesidad de preocuparme por mi secreto, así que me permití quedarme en la cama un poco más. Realmente necesitaba reparar mi sueño luego de la semana tan ajetreada que he tenido que transitar.

Hemos quedado a las diez y aún falta bastante para que llegue la hora, pero de todos modos quiero aprovechar cada segundo para prepararme, pues no me perdonaría llegar tarde o arruinar en el más nimio detalle mi primera cita con Austin.

Abro mi armario y me desilusiono instantáneamente al comprobar que, pese a tener muchas prendas, no cuento con la ropa adecuada como para un evento de este tipo. ¡Ni siquiera tengo ropa decente con la cual vestir a Emma de no ser por el uniforme escolar! ¿Cómo no pensé en ello antes? Jamás me importó demasiado cómo vestirme, pues honestamente al verme al espejo no importaba de qué color fuese la falda o qué tan bella fuese la blusa; mi reflejo siempre lo arruinaba todo.

Sin embargo, Emma sí que es merecedora de usar algo más decente, y no puedo condenarla a esconder su bella figura en uno de estos trapos viejos. Solo hay una persona que podría ayudarme en estos momentos, y no encuentro otra salida más que solicitar su presencia.

—¡Buen día, Amalia! Lamento despertarte, pero estoy en apuros—informo a través del teléfono.

—¿Quién habla? —responde mi amiga con voz de dormida al otro lado de la línea.

Puede que esté recién despierta, que sea demasiado temprano para su gusto y que haya tenido que levantarse para contestar el teléfono que no la dejaba seguir descansando, ¿pero realmente su instinto no le permite reconocer mi voz?

—Fiorella, tu amiga. ¡He cambiado de cuerpo, pero no de voz! —bromeo.

—¡Qué graciosa! ¿Acaso no has visto la hora?

—Sí, la he visto, ¡pero eres la única que puede ayudarme a vestir decentemente a Emma para su cita! —intento convencerla.

Un silencio se hace presente en la conversación.

—De acuerdo. Te espero en quince minutos aquí.

***

Luego de revolver todo el armario en busca del "outfit perfecto" —en palabras de la propia Amalia—, al fin nos hemos decidido por un vestido azul de bretel suelto lo bastante suelto como para hacerme sentir cómoda. Me llega arriba de las rodillas y se encuentra ajustado en la cintura con un lazo blanco que hace juego con las sandalias bajas.

Para completar el conjunto, Amalia me ha prestado sus perlas blancas que llevo como aretes. También quiso darme el collar de perlas que las acompaña, pero le recordé que me es imposible quitarme el collar que me permite ser Emma. Irónicamente, es lo único que arruina por completo mi imagen.

Decidimos dejar mi cabello suelto, pese a que mi amiga se ofreció a decorarlo con una trenza, de modo que mis ondas se encuentran libres como siempre y más bellas que nunca.

—¡Te ves hermosa! —me piropea Amalia—. Aunque te verías igual de bella siendo tú misma, eso ni lo dudes.

—¡Muchas gracias por todo! —exclamo, abrazándola tiernamente.

Faltando diez minutos para las diez, salgo de la casa de Amalia rumbo a la plaza, donde quedé en encontrarme con Austin. Tengo el corazón en la garganta, y los nervios a flor de piel. Solo espero que todo salga bien y pueda rememorar en mi vejez mi primera cita como un día feliz.

Quiero ser otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora