El mundo y todos los que forman parte de él parecen seguir andando sin mi, como si todos comprendieran perfecto lo que sucede, menos yo.
¿De verdad Austin cree que besé por gusto a Liam? ¡Por favor! ¿Acaso no vió el resto de la situación? Porque vaya que debo tener mucha mala suerte si fue así.
-Y de esta manera, el ser humano y su bienestar dependen también del entorno que lo rodeé-comenta el profesor, terminando la clase obligado por el timbre.
Agarro mi mochila y salgo del salón, chocandome con todo aquel que se interpone en mi camino.
-¡Fiorella!-escucho gritar con todas sus fuerzas a Mike.
-¿Qué sucede, por qué ese grito?
-Bueno, te llamé tres veces, ¿no me escuchaste antes? Creí que no querías hablar conmigo o...
Sonrío.
-No, no es eso. Para ser sincera, no te escuché antes, y tal vez tienes un poco de razón; no quiero hablar contigo, ni con nadie.
-¿Un mal día?-se interesa.
-Un gran problema, mejor dicho.
-Bien, entiendo que no quieras hablar del tema, pero no soporto verte así. Estás mal desde el mediodía.
-Lo sé, esto es un...-exhalo notoriamente-. Mi vida es un desastre. No me sigas Mike, nos vemos mañana.
Creo que ha obedecido mi órden, porque ni siquiera he oído que gritase mi nombre. En este momento lo único que quiero es estar con Austin, para poder explicarle cómo fueron las cosas realmente. Y como esa no es una opción puesto que no quiere verme ni en pintura, prefiero quedarme sola a socializar con otras personas.
¿Que si intente hablar con él en la mañana? ¡Vaya que lo hice! Sin éxito alguno. De verdad está empeñado en no creerme. Y no lo culpo, luego de todo lo que le he echado en cara y dudado, no merezco que me quiera recibir con los brazos abiertos. Y mucho menos, pensando lo que piensa por ver lo que vio.
Lamentablemente no tengo ninguna soga de la cual prenderme, más que Liam. Él es el culpable del problema (si, sé que no fue su intención ocasionarlo, pero vamos, al fin y al cabo lo ocasionó, y ahora el problema existe), y el único, además de mi, que sabe lo que sí pasó. Pero no, no puedo pedirle ayuda a él sabiendo que le gusto. Le ocasionaría más dolor el tener que reunirme con el chico que sí quiero, si es que quiere ayudarme. Porque esa es la otra cuestión, ¿querrá ayudarme? No lo creo, habiéndome dado a entender que no piensa dejar de intentar algo conmigo. ¿O sí?
Al otro día...
Vaya que ha refrescado este último més, es una alerta de que se acerca un crudo invierno. ¡Y cómo lo detesto! No soporto ni un poquito el frío. Y al parecer, el día de hoy no me favorece, puesto que si no salía con botas, guantes, gorro y chaqueta sobre el uniforme, hubiese muerto congelada.
Entrar al colegio es una sensación inexplicable; aquí dentro abunda el calor. Me quito todo el abrigo que traigo encima y siento que otra ola de frío se acerca. Pero esta puedo manejarla sin necesidad de lana.
-¡Qué tristeza! Tal parece que no te duró mucho la felicidad, querida-se lamenta falsamente Karla.
-¿Y eso te importa mucho?-pregunto, con un tono que debe darle a entender que si prosigue con esta charlita hipócrita, no voy a mantenerme en mis casillas.
-Claro que sí, de otra forma no estaría aquí charlando contigo-hace una pausa, y como si de pronto se le hubiera ocurrido qué decir a continuación, lo suelta-. ¡Y qué peso me he sacado de encima! Ni siquiera tuve que mover un dedo; tú solita lo arruinaste todo.
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Quiero ser otra
Novela JuvenilTodos tenemos algún complejo en esta vida, algo que querríamos cambiar a costa de cualquier sacrificio. Fiorella no es la excepción. Toda su vida le hicieron creer que no era bonita, y su autoestima se vio afectada por ello. Sin embargo, en su coraz...