Capítulo 22

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Ya es Sábado, y aunque no he querido agobiar a Austin insistiéndole en que llame a Fiorella, me pone muy mal el que no lo haya hecho. Estoy segura de que no piensa hacerlo, de que no le gusta nada la idea de tener que ir conmigo a esa cena, y sobre todo, de tener que avergonzarse luego frente a su amigo cuando este se burle por su "cita" de la noche.

Amalia ha intentado darme ánimos hoy por la manaña, cuando como de costumbre al ser fin de semana, fui a su casa para no cruzarme en la mía con mi madre. Sin embargo, estos no ayudaron de mucho. He sido una tonta al pensar siquiera que uno de los chicos más hermosos y populares del liceo, se atrevería a llevarme a mí, a la fea, a la torpe, al "esperpento", como muchos me llaman, a cenar. ¡Ja! Él es el novio de Emma, no mío. Lo sé, sé que soy ambas, pero él no lo sabe, él solo está con ella, y creo que aún siendo Emma tiempo completo, si él supiese que mi verdadera identidad es la de una chica nada agraciada, no aceptaría continuar con un "espejismo", tal y como me dijo Mike.

Justo cuando estoy a punto de perder todas las esperanzas luego de un buen rato quemandome la cabeza con distintas ideas, siento una melodía conocida y un vibrar en el bolsillo. Retiro como loca el teléfono al darme cuenta que el sonido proviene de este, y casi caigo desmayada al ver en la pantalla el nombre de Austin. Sin pensarlo dos veces, atiendo y siento cómo me late el corazón a mil por hora.

-¿Ho-Hola?-logro decir.

Qué genial. Tenía que tartamudear al instante, sin contemplaciones, únicamente para aumentar el nivel de nervios en mi organismo.

-¿Fiorella? Hola, soy Austin.

Me hago la tonta, como si no supiese nada acerca de esta llamada y su motivo.

-Oh, Austin, que sorpresa, ¿cómo estás?-pregunto.

-Bien, gracias. Llamaba para hacerte una invitación.

-¿Una invitación? ¿A mí?

-Si, ¿tiene algo de malo?-cuestiona sorprendido.

-¡No, por supuesto que no! Solo me extraña un poco, pero dime.

-Bien, pues hoy tengo una cena con unos amigos, una especie de "doble cita", y me gustaría que vienieses conmigo. No pienses mal, yo adoro a tu amiga Emma y ella está al tanto de todo esto, ¿no te ha dicho nada?

Ahogo un grito de alegria antes de responder.

-No, no me ha dicho nada, pero me encanta la idea. Dime, ¿a qué hora es la cena?

-Ellos van a estar aproximadamente a las nueve de la noche, ¿te da el tiempo? Quedan...-hace una pausa, imagino para consultar el reloj-. Quedan dos horas.

-Si, claro que me da el tiempo.

-Perfecto, dame tu dirección y pasaré a buscarte a tu casa a esa hora.

-¿Mi... dirección?

Nuevamente, me encuentro en tremendo lío. ¿Qué hago ahora? No hay razón por la cual no pueda darle mi dirección; le diga lo que le diga no me entenderá. Pensará que no quiero que sepa donde vivo o brindarle información personal sobre mí. Se quedará con una primera mala impresión, y eso que aún no ha arrancado la cita. Ya lo sabía, sabía que esto no iba a funcionar.

-Sí, dímela-contesta, haciéndome volver en sí después de haberme sumergido en el mundo de mis pensamientos.

-Es que... no estoy en mi casa. Estoy... ¡en la casa de Amalia! Si, estoy en la casa de Amalia y... ¿no podrías pasar a buscarme aquí?-invento.

Bárbaro, ya me estoy acostumbrando a esto de crear mentiras rápidamente. Al menos ya no me cuesta tanto como antes. No sé si sea bueno o no, supongo que no lo es, mas es mi escape en todo momento y me es de mucha ayuda no trabarme tanto como al principio.

-¿También eres amiga de Amalia? No tenía idea. En fin, supongo que hablaré con Jack para pasarlas a buscar los dos. Mucho mejor-ríe.

-Gracias por comprender, Austin.

-Nos vemos.

En cuanto colgamos el teléfono, llamo a Amalia.

-¡No digas más! Ven a mi casa ya mismo, Fiore-me invita.

-De verdad, no sabes cuanto te lo agradezco Amalia, y perdóname por molestarte en este día tan especial para tí, ¡pero no se me ocurrió nada más en el momento!-me defiendo.

-Tranquila, por mí no hay problema. 

Es así como me visto antes de emprender marcha a lo de mi amiga. Me ví tentada por elegir algo de las prendas que compré especialmente para Emma (las cuales no son muchas), pero pensándolo mejor, no las tomé como la opción final, puesto que en mi cuerpo de seguro no me favorecen para nada los jeans al cuerpo, remeras ajustadas o vestidos cortos. Por lo tanto, opté por unos jeans de los míos, algo holgados, y una blusa verde con tirantes gruesos de colores.

Una vez lista, voy a la casa de Amalia, quien me espera impaciente y en cuanto entro me pide de rodillas que cambie mi look.

-¿No te gusta?-le pregunto desanimada.

-No es eso, Fiore. Sucede que, por esta noche al menos, me gustaría verte un poco más arreglada. Vamos, ¿por qué no te pruebas algo de mi armario?-me ofrece.

Dudo por un momento, pero al recordar la expresión que hizo al recibirme y ver mi ropa, me imagino lo que pensará Austin y acepto el ofrecimiento.

-¿Que tal este vestido?-dice, enseñándome uno turquesa con una sola tira y muy ajustado.

Meneo la cabeza con expresión de disgusto, dándole a entender que jamás me pondría algo tan... en mi punto de vista atrevido. Tal vez opine así por mi falta de belleza, y quizás, siendo Emma, hasta me animase a llevarlo puesto. Pero no es el caso, y ya que soy Fiorella, no me arriesgaré.

Me enseña otro lila, esta vez con dos tirantes y ajustado únicamente en la cintura, cayendo en falda tableada hasta las rodillas. Este si que me encanta, y dejo de lado mi conjunto nada formal.

Amalia, que ya esta lista, vestida con un despampanante vestido rojo, que le sienta de maravilla, ayuda a peinarme e intenta alisar mi rebelde y eléctrico cabello, lo cual no es nada sencillo y le toma bastante tiempo. También se ofrece a maquillarme, pero esta vez rechazo la oferta, puesto que no quiero que parezca que me he esmerado tanto solo para Austin, aunque así sea.

Para mi desgracia, cuando sentimos la bocina del auto de Jack, mi cabello ha vuelto a ser el mismo de siempre, y me lamento como siempre por no tener otros genes. Si por lo menos tuviese un cabello liso y suave, ayudaría muchísimo a no verme tan ridícula.

Vamos fuera, donde nos están esperando nuestras respectivas parejas, y mientras Amalia saluda a Jack, me quedo con Austin.

-Fiorella, estás muy bonita-me halaga.

No lo puedo creer. ¿De verdad le parece que estoy bonita? De seguro lo ha dicho por cumplido, ¡porque lo cierto es que me cuesta mucho aceptar que por primera vez alguien me haya dicho esa palabra! ¿O será posible? No. Debe de ser por la escasa luz que hay aquí fuera. En cuanto lleguemos al restaurante se retractará de lo dicho. Por lo mismo consiguiente, intentaré disfrutar del momento mientras dure.

-Gracias, tú también-sonrío.

-¡Hey! ¡Nos vamos, suban!-grita Jack, que ya se encuentra frente al volante con Amalia a su lado.

Obedecemos ubicándonos en el asiento trasero, y en cuanto la puerta se cierra y el motor enciende, un cosquilleo me recorre todo el cuerpo, llegando hasta el cerebro que no deja de preguntarse cómo marchará todo.

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Gracias por leer la novela♥ Austin en la imagen multimedia, ¡besos!

Joha

Quiero ser otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora