Capítulo 23

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Cuando llegamos al restaurante, Jack reclama su reserva y un señor bastante mayor, que debería estar ya jubilado, nos invita a seguirle por el sin fin de mesas que ocupan lugar en el salón, hasta llegar a la nuestra.

-El mesero les traerá el menú en un momento, que disfruten de la velada-nos hace saber.

Le agradecemos al unísono y nos ubicamos en nuestros respectivos lugares; Austin y yo enfrentados a Jack y Amalia.

-Qué bonito lugar-expresa mi amiga en tono de halago a su... ¿novio?

Este le sonríe y no duda en contestarle con un beso. Vaya, jamás me hubiera imaginado cuan incómodos pueden llegar a ser situaciones como esta. Imagino que Austin debe estar igual de nervioso que yo ante la demostración de afecto de Jack, y no tarda en confirmármelo tosiendo. No sé cuál es la razón que me lleva a mirarle, supongo que el instinto ante su acción, y al hacerlo, me devuelve la mirada acompañada de una sonrisa de resignación.

-Buenas noches-saluda el mesero, entregándonos un menú a cada uno.

-Gracias-digo, cuando me entrega el mío, y en el fondo, no le agradezco solo por la carta, sino también por haber acabado con la tensión del momento.

-Bien, ¿qué van a pedir?-pregunta Jack, que parece ser el organizador de la noche.

-Mmm...-intenta responder Austin, observando el nombre de cada plato-. No tengo la menor idea. ¿Tú que quieres Fiorella?

-¿Yo? No lo sé, no acostumbro a venir a lugares tan lujosos y para ser sincera, no conozco ninguno de los platos-le susurro para no dejarlo mal parado con su amigo.

Él parece divertirse ante mi falta de conocimiento acerca de estas comidas tan exóticas, y me pregunto qué hacen dos adolescentes de tan solo dieciséis años trayendo a sus "citas" a un lugar tan costoso. ¿Les habrán robado la tarjeta de crédito a sus padres? Espero que no.

-No te preocupes, pediré algo para los dos-me tranquiliza.

Cuando nuestros amigos han hecho ya su elección, nos dirigen la palabra.

-¿Ya han decidido?

-Estamos listos-responde Austin por los dos.

En menos de dos segundos llaman al mesero y este se acerca a tomar la órden.

-Bien, vamos a encargar una pizza con caviar para dos y...-comienza Jack, esperando que su amigo continúe.

-Me has leído el pensamiento, que sea para cuatro, por favor.

¿Pizza? ¿Cómo es que no vi ese plato en el menú? Lo hubiera elegido sin pensarlo dos veces, pues además de que me encanta, de seguro es la única comida que conozco de las mil que aquí ofrecen. Igual creo haber escuchado que la han pedido con... ¿caviar? Tal vez esté delirando, pues nunca antes he oído sobre tal pizza. Y eso que he comido muchísimas.

-De acuerdo, ¿qué gustan para beber?

-Tráiganos Champán.

-¿Champán?-pregunta escandalizada Amalia a su compañero.

-Lo siento, no puedo venderles alcohol siendo que son menores de edad-se lamenta el mesero.

-Bien, entonces eso sería todo.

No puedo creer que este chico imaginase siquiera que le podrían vender una bebida alcohólica en un lugar de tanto prestigio.

El joven se aleja con nuestro pedido anotado en su libreta y Austin comienza a reclamar.

-No sé tú, pero yo no pienso aguantar la sed durante tantas horas sólo porque no hayan querido venderte Champán. Cuando el mesero se acerque le pediré algo de tomar para Fiorella y para mí.

Quiero ser otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora