Capítulo 9

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Lo que acaba de suceder es mágico. Me siento en un cuento de hadas del cual no quiero salir jamás.

Luego de presenciar las escenas restantes el profesor comenzó a dictar las notas. La escala es del uno al diez, y se aprueba con el seis, por lo que espero que el beso que me dio Austin no haya enfadado tanto al profesor y se apiade de nosotros. Sería un caos comenzar reprobando la prueba diagnóstica de una materia.

Amalia ha sacado un nueve, ¡me alegro mucho por ella! Desde luego se merecía la nota máxima, pero al parecer el profesor es algo tacaño.

Sigue dando las notas, pero me es bastante imposible prestarle atención ya que sigo recordando el beso que Austin me ha dado.

Sin embargo, al nombrarnos hace que vuelva en sí.

—Emma y Austin—dice, haciendo que mi piel se ponga de gallina—. Nueve.

¿Nueve? ¡Nueve! ¡Casi hemos llegado al diez! ¡No puedo creerlo! Siento la mirada de Austin fija en mí, esperando a que le responda. Cuando lo hago, levanta su pulgar hacia arriba en gesto de aprobación, y ambos intercambiamos una sonrisa.

Al finalizar la clase, Amalia no me permite siquiera levantar mi lápiz, pidiéndome que le explique lo que ha sucedido.

—No tengo idea, Amalia, el beso no estaba en el guion. Austin... él lo ha improvisado—contesto, luego de que me obligue a responder sus preguntas.

—¡Esto es una locura! —exclama eufórica.

—Señoritas, salgan ya mismo del aula si no quieren que les reste un punto a ambas presentaciones—nos llama la atención el profesor.

Salimos prácticamente corriendo y continuamos riéndonos por todo el pasillo. ¡Estoy tan feliz que nada puede importarme ya!

Vislumbro a Austin en uno de los pasillos, junto con otros chicos, los cuales luego de una seña por su parte se alejan. Amalia hace lo mismo.

—Hola de nuevo—me saluda, mostrándome su hermosa sonrisa, que estoy segura debe volver locas a muchas chicas, además de mí.

—Hola de nuevo—le copio, sumamente tímida.

—¿Vienes a rezongarme por haberte besado?

Agacho la cabeza.

—¿Por qué lo hiciste? —le pregunto, sin mirarlo.

—No lo sé, creí que la trama necesitaba algo de sabor.

Mi cara se transforma inmediatamente, transmitiendo dolor. Al parecer él lo nota, pues inmediatamente se retracta.

—¡Cambia esa cara, fue una broma! —me asegura—. Lo hice porque no pude resistirme más.

Ya comenzaba a sentirme mal, pero con su última confesión las mariposas de mi estómago comenzaron a revolotear más que nunca. Bueno, a excepción del beso.

—No permitiré que juegues conmigo, Austin—anuncio calmada.

—Tranquila; si jugamos, lo hacemos los dos—sonríe, atrapando un mechón de mi cabello entre sus dedos.

—Hablo en serio. Quizás para ti ese beso no significo nada, pero para mí...—me callo antes de terminar la oración. No quiero que sepa todo lo que provocó en mí, aunque desearía saber qué sintió él exactamente.

—Continúa, quiero saber cómo termina esa frase—me incita a hablar, pero me quedo callada.

Puedo sentir mis mejillas sonrojarse. Austin se agacha a la par que se acerca a mi oreja, depositando mi pelo detrás de esta.

Quiero ser otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora