Capítulo 27

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-¡Emma!-escucho gritar a Austin detrás de mí.

No lo he visto desde el Sábado, ya que ha faltado ayer a clases, de seguro por el dolor de cabeza que parecía no querer irse con nada.

Doy media vuelta y quedamos uno frente al otro. Qué feliz me hace el pensar que todo está bien entre nosotros, que no hay ningún conflicto en medio que ocasione discusiones sin sentido. Pero también soy consciente de que no durará por mucho tiempo; he planeado confesarle la verdad, y no me echaré atrás así no quiera oírme. Esta vez sí que me escuchará.

-Austin-sonrío-. ¿Te has recuperado?

-Sí, al fin. Pero digamos que no fue gracias a tu té.

-¿Cómo dices?-pregunto confundida.

-No tengo idea de qué le has echado, ¡pero no logré tragar siquiera un sorbo!

Suelto una carcajada al oír esto. ¡Tendría que haberme quedado al menos unos minutos más para presenciar este espectáculo! Hubiera valido la pena el ver su cara al probar mi remedio.

-Es una vieja receta que te aseguro no contiene nada que no se pueda comer.

-¡Díselo a su sabor!-chilla, y por un momento deja de ser el adolescente de diecisiete años para transformarse en un niño de cinco.

Sin embargo, el cambio no dura mucho, ya que en cuanto se percata de que me estoy riendo de él, y no con él, vuelve a su postura erguida de siempre.

-Pues has hecho mal al no tomarlo. De lo contrario, te habrías sentido mejor a los cinco minutos-le reprocho.

Al mirar de reojo hacia mi izquierda, me percato de que a lo lejos, viene caminando tan airosa como de costumbre Karla, en dirección a nosotros.

-¿Qué quiere esa chica ahora?-exclamo con rabia.

Al escucharme, Austin copia mi gesto y observa al igual que yo la figura maligna.

-No tengo la menor idea, pero dudo que sea algo bueno.

-Ya somos dos.

-Vamos a la clase antes de que se acerque-sugiere.

Me toma la mano e intentamos escabullirnos, pero no logramos dar un paso cuando oímos la voz de Karla.

-¡Emma! Quiero hablar contigo-aclara, acercándose rápidamente como para impedir que haga oídos sordos-. Por favor.

¿Qué ha dicho? ¿Por favor? Debo comenzar a lavar mejor mis orejas, pues definitivamente, creo que he escuchado mal. Muy mal. ¿Me acaba de pedir algo de buena forma? ¡Eso es de un mundo paralelo!

Pero lo repite, y ya no quedan dudas.

No comprendo su actitud... ¿pacífica? No parece ser Karla la que me habla.

Sin embargo, lo es, y siendo que se ha mostrado amable por primera vez desde que la conozco, mi instinto me dice que debo escucharla.

-Ve, en unos minutos te alcanzo-le pido a Austin, quien frunce el ceño.

-Emma, no tienes por qué hablar con ella... No luego de lo que ha hecho-intenta convencerme de lo contrario.

-Lo se, pero quiero hacerlo-le acaricio la mano antes de soltarla.

-Estaré cerca, si me necesitas solo llámame, ¿si?

Asiento con la cabeza y nos deja a solas.

-¿Sobre qué quieres hablar, Karla?-pregunto.

-Yo...-comienza, mirando el suelo y sobando sus manos en plan nervioso-. Yo quisiera... Uf, ¡vaya que cuesta!

-Oye, tengo que ir a clases, así que si no vas a decir nada...

Quiero ser otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora