[🍋]-; v e i n t i s i e t e.

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La blanca nieve seguía cayendo en todo Seúl, algunas personas se detenían a observarla con especial atención y muchas otras pasaban de ella como si fuera cosa de todos los días. Eran épocas cercanas a la navidad y año nuevo, épocas que Seungcheol detestaba, porque justo habían sido en donde su vida se había venido empezado a venir abajo en un pasado. Recordaba con verdadero rechazo esos días, ahora los sentimientos de tristeza y desolación pasaban a ser recuerdos de rabia. Cuando se veía a sí mismo en ese bucle de sufrimiento todo lo que sentía era molestia, porque no había tenido el suficiente valor de hacer algo para evitar la lenta decadencia de Hyunmin. Pudo haber estado ahí para ella aun cuando ésta se reusaba a recibirlo en su habitación oscura y desordenada.

"Quizás ella no quería ser salvada."

Recordó las palabras de su psicóloga. Lo había estado reflexionando en sus tiempos de soledad; ella simplemente había dejado de comer, había dejado sus actividades en la escuela y cada que Seungcheol quería hablar del tema para amenizar las cosas, lo sacaba de su habitación y luego lloraba por horas, al día siguiente sonreía con normalidad y sus brazos estaban llenos de esas feas marcas que cada día empeoraban y se hacían en un mayor número. Ella debió recibir ayuda profesional justo como lo había hecho él luego de encontrarla ese día. Y casualmente, ese día que la habitación había sido limpiada y ordenada, la encontró muerta, ella estaba muerta, consiguió colgarse del techo de su habitación una vez que su madre se cansó de estar ahí y él estaba en la escuela. Ella simplemente lo dejó, se suicidó y le dejó todo el peso de la humillación y soledad a él.

Volver al colegio luego de las pequeñas vacaciones, ese día de enero, esos chicos lo llamaron de todo, hicieron todo lo que hacían con Hyunmin, se lo hicieron a él. Se justificaron en que ahora que no estaba la chica pelinegra tendrían que desestresarse con alguien más y que él era el perfecto candidato porque a causa suya Hyunmin se había suicidado. Entonces pasó el tiempo, cada día era peor, lo marginaron, aquellos que decían ser sus amigos se habían ido y puesto en su contra. Por su culpa, Hyunmin se había suicidado, por no haber tenido valentía antes. Lo que le decían era cierto, era su culpa.

Dejó el colegio en marzo, cuando había decidido que ya no quería seguir soportando todo el maltrato por el que estaba pasando. Ahora comprendía porqué ella lo había dejado, era realmente duro. Se hundió en una pequeña etapa psicótica; Hyunmin lo abandonó porque solo pensaba en ella, porque quería hacerlo pasar por todo lo que ella había pasado por su culpa, solo quería salvarse a sí misma. Era una maldita egoísta, siempre guardando todo para ella. ¿Por qué se había ido? Se seguía preguntando. Ella sabía bien que ellos no se iban a tentar con su muerte e iban a ir por él, pero Seungcheol resistió con la idea de que en algún momento se cansarían. Hasta ese día, el día en que despertó en una camilla de hospital y finalmente se rompió en brazos de su madre. Le dijo todo lo que había estado escondiendo, lo de aquellos chicos, lo de sus inexistentes ganas de seguir con vida porque creía que la única forma de que todo se detuviera era muriendo igual que su amiga, que solo quería estar de nuevo con Hyunmin en donde sea que estuviera porque la extrañaba demasiado y la necesitaba.

Entonces fue que tomó terapias. La tristeza lo había consumido completamente hasta ese punto, solo quería irse, estar con ella, escucharla hablar de nuevo y peinar su largo cabello negro justo como lo hacían por las tardes en las que ella estaba de buen humor y lo recibía en su habitación, preguntarle algunas cosas y reclamarle otras. Pasó horas eternas encerrado en una de las habitaciones en casa de sus abuelos, se habían tenido que mudar, su madre trabajaba y no estaba dispuesta a dejarlo solo. Terminó el año escolar desde casa, pensar en volver a pisar esa escuela le aterraba enormemente. Su estado solo iba de mal en peor, la psicóloga recetó varias cosas, dio consejos y pláticas. Con el paso del tiempo, esos pensamientos deseando su propia muerte se deshicieron, ahora no había nada a lo que desear, solo había vacío y el cansancio de una vida que se había vuelto monótona. No salía porque tenía miedo y su madre había estado de acuerdo, con el tiempo dejaría de temer. Pero pasó un año y eso nunca sucedió. Entonces se mudaron a Seúl a sugerencia de la psicóloga. 

🍋; 𝙲𝚒́𝚝𝚛𝚒𝚌𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora