[🍋]-; c u a t r o.

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La biblioteca era realmente silenciosa, el lugar favorito de Jihoon en sus horas y ratos libres, ahí nadie podía molestarlo y el ambiente era realmente agradable para simplemente sentarse y relajar su cuerpo y mente.

Pero en definitiva estar ahí con Seungcheol mirándolo fijamente sin ningún tipo de cuidado no ayudaba en nada para que pudiera relajarse.

- ¿Qué tanto miras? -dijo de manera brusca el más pequeño, Cheol carraspeó un poco antes de volver la mirada a su libreta, apenado de sí mismo.

- Lo siento -respondió volviendo a lo que tenía que hacer. Ya lo habían atrapado dos veces siendo un mirón; no quería que Jihoon tuviera una mala imagen de él.

Pero en lo que llevaba de la semana, Jihoon le había llamado tanto la atención que no podía quitar sus ojos de él, siempre lo miraba a lo lejos en el horario de clases y la única vez que estuvieron considerablemente cerca fue en los baños y eso había terminado en una pequeña pelea.

Tener al pelinegro tan de cerca, sentado junto a él con la mirada clavada en la libreta no lo dejaba concentrarse tampoco, sus rasgos eran tan curiosos; esas mejillas llenas de raspones le hacían querer tocarlas y curaralas con delicadeza, pero en lo poco que había hablado con Jihoon parecía que lo odiara. Seungcheol solo quería ser su amigo.

Por otra parte, Jihoon tenía en ceño fruncido. La presencia de Seungcheol lo ponía nervioso, presentía que en cualquier momento algo malo iba a suceder si se mantenía cerca del castaño. Si estaba en un plan con Seokmin debía ser un motivo para alarmarse, él mismo había sido capaz de experimentar lo poco empatico que era Seokmin, había visto también la humillación pública hacia Boo y los otros casos de chicos que fue tanta la burla que tuvieron que dejar la escuela a la semana de los incidentes. También era cruel y despiadado con los chicos que él consideraba más atractivos que su persona, se hacía su amigo, los manipulaba hasta que conseguía alguna información importante y los humillaba frente a toda la escuela.

Seungcheol seguía con la vista fija en la lectura y ahora era tiempo de que Jihoon se fijara en él; cabello castaño -se veía realmente suave- sus labios gruesos y rojizos, y quizás lo más atractivo de él, sus ojos grandes con esas largas pestañas adornandolos, realmente atractivo.

- Ahora tú estás mirándome -suspiró el mayor levantando su vista hacia Jihoon.

- ¿Por qué no te negaste a trabajar conmigo? -preguntó evitando las palabras y mirada acusatoria del mayor.

- ¿Por qué debería haberlo hecho? -arqueo una ceja confundido viendo a Jihoon imitar su gesto.

¿Acaso quería verle la cara de tonto a Jihoon?

Ahora él frunció el ceño.

- No lo sé -hizo una pausa mirando los profundos ojos de Seungcheol-, todos siempre se quejan cuando les toca trabajar conmigo -dijo lo último en un tono bajo, como si le diera vergüenza que alguien más supiera la humillación que pasaba en cada una de esas ocasiones. El castaño suspiró relamiendo sus labios con la miraba impasible de Jihoon sobre él.

- No porque muchas personas lo hagan significa que está bien o es normal -explicó mirándolo fijamente, el pelinegro siendo el primero en apartar la mirada con un sentimiento raro surgiendo en su interior.

Seungcheol miró su teléfono, eran pasadas las cinco y media de la tarde, ya casi cerraban la biblioteca. Jihoon lo miró con gran atención una vez más extrañado por sus palabras, quizás Seungcheol sí estaba siendo amable porque le nacía serlo.

- Debemos irnos ya -carraspeó sintiendo la intensa mirada del menor sobre él-, ya casi cierran la biblioteca, mañana podemos continuar.

- Sí -musitó bajo recogiendo sus cosas. Seungcheol lo imitó y a los pocos minutos ya estaban fuera de la biblioteca, seguía habiendo mucho frío, Jihoon iba igual de abrigado que en la mañana del día anterior y de ésta misma; Seungcheol iba únicamente con un abrigo delgado, se abrazó a sí mismo en un intento de darse calor, Jihoon lo miró y rodó los ojos.

🍋; 𝙲𝚒́𝚝𝚛𝚒𝚌𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora