|• Capítulo 6 •|

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Una semana después.

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Kaylee.

Bajo del taxi le pago los cuarenta dólar.

Había llegado hace unos momentos a California, jamás pensé en quedarme mucho tiempo en Grecia con mi jefe, una semana completa hablando sobre un tratado y de construir un edificio en Londres.

¿Quién será el hombre que me dió esa joya?.

¿Por qué no se quitó el antifaz?.

Entre a la casa de mi abuela dios ahora me tengo que aguantar su sermón de: ¿Por qué no me llamaste en tres días?, ¿Por qué te quedaste más tiempo allá?.

Solté un suspiro.

Miro todo y está en silencio dios.

— ¿Por qué no me llamaste? — me volteo y la miro esta saliendo de la cosina muy seria — ¿Sabes cuánto me preocupe por ti? — negué — Me hubieras llamado diciendo que te quedarías dos días más — me dijo.

Y es verdad. Solo me quedaría tres días pero mi jefe me dijo que nos teníamos que quedar dos días más. Cuando estaba subiendo me al auto mire al amigo del señor Ryder, Johs el hombre que compró en la tienda del señor Jaxon. Ese hombre misterioso. Miro la hora del reloj de la casa. 8:36 a.m está temprano todavía.

El señor Ryder me había dicho que su amigo Johs se quedaría más tiempo en Grecia resolviendo algunos problemas que tuvo.

— Abuela me tuve que quedar dos días más porque mi jefe me lo pidió fue algo imprevisto — argumente para dejar mi equipaje en la sala y tirarme al sofá. Dios se siente tan bien estar acostada en la comodidad de este sofá.

Siento mi cuerpo tenso.

— ¿Pero no pudiste llamarme? — negué para levantarme del sofá y caminar hacia las escaleras.

— Abuela estuve muy ocupada, en verdad lo siento — respondí para oír sus pisadas.

Entre a mi habitación y tire el equipaje a la cama, solté un suspiro de cansancio. Abrí mi equipaje sacando mi ropa. Termine de sacar todo pero me detuve para sacar la caja de terciopelo donde tenía el collar de joyas.

¿Por qué me lo regaló? Si ni siquiera me conoce, ni ví su rostro por el antifaz que andaba lo impedía.

Me siento en la cama y tomo la caja entre mis manos. ¿Qué haré con ella? No me la puedo quedar.

Mierda porque se la acepte. Sonreí cuando sus dedos me acariciaron mi cuello con tanta dedicación que me gustó, o cuando estaba muy cerca de él, cuando nuestras respiraciones chocaron. Dios sus labios eran tan apetitoso.

— ¿Kaylee quién te dió esa joya? — me tense cuando oí la voz de mi abuela.

— Abuela — susurré y ella me miro y se acercó más a mi para tomar la joya entre sus manos.

— ¿Kaylee? — me miro interrogante y señaló la joya.

— Esa joya me la dió un hombre en una cena muy importante que había organizado el señor Timothy Dalton — dije mirando hacia la ventana — Un hombre la había ganado y me la dió — susurré para apretar mis manos.

— ¿Quién es ese hombre? — la mire sería.

— No lo conoces — argumente — Ni si quiera yo lo conozco — susurré bajo para acercarme a ella.

— Está bien no seguiré preguntando — estableció para darme la joya.

— Abuela me preparas el desayuno mientras me baño — asintió y salió de mi habitación.

Ella, Es Mi Reyna (+18) [SAP#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora