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–¿Papá?

Fue la única palabra que resonó en la ya casi vacía casa. La pequeña Uzumaki estaba atentamente mirando como su padre colocaba la mayoría de sus cosas en una caja, mientras su madre y hermano, hacian sus cosas sin importarle lo que el rubio hacia.

¿Qué estaba ocurriendo con su familia?

Mamá ya no muestra sentimientos a papá... Boruto... Es igual, es como...

–Hima-chan, ojalá puedas perdonarme.

¿Qué? ¿Perdonar qué, papá?

Se cuestionaba mentalmente, dándose cuenta de que no lo había dicho hacia su padre, se había quedado congelada. Mirando como su padre se agachaba a su altura y la miraba con esos ojos azules lagrimosos.

¿Qué diantres estaba pasando?

–Papá tiene que irse... Puede que demore en llegar pero... Jamás olvidaría a mi pequeña princesa.

Himawari solo sentía como algo en su pecho dolía, como si se hiciera un vacío. Miles de preguntas atacando a su mente.

¿Por qué se va?

¿De verdad regresará?

...¿Ya no quiere estar con nosotros? ¿Conmigo?

–¿D-D-Dónde... E-Estarás, papi?

El ambiente era triste, desde lejos se podía notar. Así que, Hinata era testigo de ello, preocupándose más por su hija, por como debe tomar la situación.

–No muy lejos, Hima-chan... De vez en cuando podré venir a verte y jugaremos junto a Boruto.

Naruto aún así, sonrió, colocando su mano vendada en la pequeña cabeza de la Uzumaki.

–Me... ¿Podrías llevar contigo, papi?

No.

No, no...

–Eh...– Naruto giró su rostro hacia la mirada perla de Hinata. Sabía que los estaba observando.– Yo... No puedo, sabes que si pudiera, estarías siempre conmigo, pero uh... Es una especie de tratado, dattebayo.– sonrió una vez más, casi riéndose un poco.– Después vendrás a mí y yo iré a tí, hija. No te preocupes por ello.– sonrió aún más.

–Himawari-chan, mi niña... Tu hermano te necesita.

La menor, abrazándolo espontáneamente, le murmuró cerca al oído de su padre. Hinata solo suspiró, comprendiendo como debería sentirse su pequeña hija.

–Te amo, papi...

Y fugazmente, sin darle tiempo a una respuesta por parte del rubio, se fue hacia su hermano.

–Fue duro... Pero, creo que lo merezco... Eso y más, dattebayo.

Extrañamente, no dejaba de sonreír. Hinata, solo miraba la espalda del rubio, confundida, hasta que él giró su rostro hacia ella y pudo entender todo.

Estaba llorando, temblando levemente, incluso su sonrisa desaparecia poco a poco.

–Hinata... Te pido que me perdones... Te lo...

Sin dejarlo terminar, Hinata lo rodeó con sus brazos, dando pequeñas palmadas en su espalda.

–Naruto-san... Dudo mucho que te perdone por esto. Sin embargo, no me agrada verte tan... Destruído por algo que tu ocasionaste. Así qué, solamente sigue adelante, ellos estarán ahí y yo... Lamento decirte que no caminaré a tu lado ya.

Naruto solo mantenía su mirada hacia la nada, para después recostar su cabeza en el delgado hombro de quién alguna vez fue su esposa. Inevitablemente lloró aún más, solo salían y salían sin parar.

–T-Trataré d-de... Recuperar a mi familia.

Hinata volvió a suspirar, cerrando sus ojos y por fin separarse.

Al fin de cuentas, no tenían que llevarse mal... ¿Verdad? Es lo más maduro que podría pensar...

Infidelidad || Hinata HyūgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora