CAPITULO 22

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Baekhyun y Namjoon se retiraron a sus respectivas casas después de cerciorarse de la protección de Jimin. Con Jungkook a su lado era imposible que alguien se le acercara de nuevo o que el grupo de matones sin cerebro intentara otro movimiento sobre el.

El aura de Jeon había cambiado drásticamente.

Sin soltar la mano de Jimin en ningún momento, el castaño se dio el trabajo de acompañarlo todo el trayecto hasta su departamento. No pensaba dejarlo solo después de lo que acababa de ver.

—¿J-jungkook? Creo que ya está bien, y-ya puedes soltar mi mano.

—No quiero.

El agarre de sus manos enlazadas aumentó, tanto que incluso podía doler un poco. Aunque decidió no quejarse, después de todo estaban a tan sólo un par de pasos de casa y sabía que la intención de Jungkook no era lastimarlo.

Era todo lo contrario.

Disminuyeron la rapidez con la que iban caminando hasta llegar a pasos lentos a la puerta del departamento. Jimin sacó sus llaves con su mano libre y fue soltando lentamente la mano de Jungkook.

Una mezcla de emociones se agitaba en el interior de Jungkook, pero lo que predominaba era la preocupación. Por debajo se encontraba el enojo.

—¿Me juras que no te hizo nada malo?

—S-si, tu tranquilo- sonrió.

—No te creo- respondió Jungkook después de unos segundos examinándolo— Jimin si no hubiésemos llegado entonces quizá t-

—Pero si llegaron- interrumpió— y no sabes cuanto te lo agradezco Kook. Me la pase entrenando y no tuve tiempo de revisar mi celular, fue mi culpa de todas formas. ¿Y como fue que te enteraste de ellos?

—Digamos que me los he topado un par de veces y cuando llegaron a la cafetería buscando indicaciones para llegar a tu edificio me dio una mala espina. Y ya veo por qué me la dió.

Jimin bajó el rostro. Chanyeol había dicho un montón de cosas acerca de él y no encontraba razón para que Jungkook no las creyera. Cualquier persona podía creerse hasta las cosas más estúpidas si eran dichas por el, siempre le creían todo.

—Nunca pensé que ese chico fuese... tu ex- dijo Jungkook con un mal sabor de boca— Y tampoco pensé que tuvieses que seguir viéndole la cara.

—Ah... bueno, a veces las cosas pueden resultar así. Pero no te preocupes demasiado, n-no me asusta ese chico- colocó la llave, en medio de temblores, sobre la cerradura.

—¿Sabes Jimin? Una de las tantas cosas que aprendí de ti es que sueles tartamudear cuando mientes- se acercó de nuevo, colocando una de sus manos en la cintura de Jimin con mucho cuidado para tranquilizarlo— No creas que no me he dado cuenta de que estás cojeando, lo disimulaste bien, pero soy perceptivo cuando de ti se trata.

El rubio se giró en sorpresa.

¿Como es que él...?

—Y-yo no hago eso- reprochó— Y s-se está haciendo tarde, será mejor qu-

—Déjame revisar tu pierna- pidió en un susurro suplicante.

El corazón de Jimin latía con fuerza mientras sentía las cálidas manos de Jungkook posarse con delicadeza sobre su espalda. El suave susurro del pelinegro en su oído lo hizo estremecer. La cercanía de su aliento, la calidez de su voz, hizo que su piel se erizara y su mente se nublara.

Se sentía familiar y reconfortante.

—E-está bien.

Aceptó con una sonrisa agradecida, relajándose inmediatamente ante sus brazos y perdiendo el control de sus piernas. Jungkook atinó y lo sostuvo.

Déjame Tenerte Otra Vez [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora