CAPITULO 34

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—Aún no puedo creer que tu madre nos haya reservado dos noches en este lugar...- comentó Jungkook cuando entraron al lujoso cuarto de hotel.

Los olímpicos habían acabado y los resultados ya habían sido entregados. Sin embargo, una noche antes de que el vuelo partiera Shinhye llamó a Jimin para hacerle saber de los planes que ella se encargó de hacer por si misma.

Jimin no sabía si agradecerle o regañarla, pero tendría tiempo suficiente para pensarlo.

—Debe haberlo hecho por petición de Hyungsik, no mía- agregó Jimin, llegando hasta la cama matrimonial y dejando sus cosas en el suelo— De cualquier forma, nos dijo que nos relajemos y que aprovechemos la oportunidad para disfrutar un poco.

—¿Quieres salir a turistear?- preguntó Jungkook un poco reacio a la idea.

—Esa era mi idea ¿por qué?

—Porque mis piernas me están quemando y no sé si aguante una caminata larga.

Jungkook se lanzó a la cama con sus brazos y piernas extendidas. Jimin se sentó a su lado con cuidado y acarició su cabello.

—¿Qué tipo de caminata te gustaría entonces?

—De la cama al baño- contestó, su voz siendo amortiguada por el colchón— Y de la cocina a la cama.

Jimin sonrió.

—¿Entonces qué dices si nos vamos a dar un baño y nos metemos a la cama ahora?- sugirió.

El también estaba exhausto por la competencia, por los entrenamientos y por la presión mental a la que sin querer se sometió. Si Jungkook no quería salir entonces no tenía gracia salir sin él.

Jungkook elevó su rostro.

—¿Lo dices en serio?- Jimin asintió— ¡Si!- festejó elevando sus brazos— Oh joder, que bien se siente saber que no haremos nada más en todo el día.

Jimin se levantó de la cama y dejó a Jungkook recostado en la cama. Buscó los bolsos de ambos y comenzó a desempacar sus cosas, eligiendo cuidadosamente solo la ropa interior y las pijamas que necesitarían los próximos dos días.

A pesar de la comodidad del lujoso hotel, una sombra de tristeza lo envolvía. Había obtenido la medalla de bronce en su categoría. Para la mayoría, esta sería una hazaña notable, pero para un atleta de su calibre no era el resultado que había estado buscando.

No fue para lo que entrenó tantos años de su vida.

Jungkook, que alternaba la vista entre la pantalla de su celular y Jimin, notó la expresión sombría en su rostro mientras doblaba la ropa y la metía en los cajones. Se acercó a Jimin por la espalda y lo rodeó con sus brazos.

—¿Estas bien?- preguntó suavemente.

Jimin dejó escapar un suspiro, se recostó en el pecho de Jungkook y asintió.

—Si, estoy bien, pero... No puedo evitar sentirme triste.

—¿Sigues pensando en la competencia?

—Es que si tan solo hubiera esquivado el golpe que me dio ese tipo estoy seguro que en lugar del tercer lugar habría obtenido el prim-

—No sirve de nada que estés pensando en lo que habría pasado, Minie. Ganaste una medalla en los olímpicos y todavía te sientes insuficiente ¿Qué acaso no escuchaste lo que te dijo Baekhyun?

Jimin al recordar las palabras de Baekhyun, quien lo había regañado duramente por su autocrítica después de la competencia, hizo una mueca. Baekhyun le había recordado con fuerza que ganar una medalla olímpica era un logro increíble, independientemente del metal que colgara alrededor de su cuello, y claro que se sentía agradecido de las palabras de su amigo, pero le era bastante difícil no pensar en ello.

Déjame Tenerte Otra Vez [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora