CAPITULO 28

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Ver llegar juntos a Jimin y a Jungkook fue algo ciertamente desconcertante para todos.

Si bien habían vuelto a pasar tiempo juntos nadie se imaginó que llegarían de la mano tan pronto. Excluyendo a quienes sabían al respecto.

Namjoon ante las habladurías que se estaban dando en cada facultad de deporte salió a investigar por su cuenta y lo confirmó. El par de tórtolos habían llegado juntos, muy juntos.

Cuando logró hacer contacto visual con Jeon a la distancia alzó su dedo pulgar como felicitación. Un verdadero campeón.

Jungkook bufó una risa.

–¿Qué pasó Kookie?- cuestionó Jimin mientras estaba en la fila para comprar unos jugos naturales.

–Nada, Minie- negó divertido al ver que Namjoon ahora alzaba los dos pulgares con entusiasmo– ¿Qué sabores vas a comprar?

–De plátano con frutilla para ti y frutilla para mí- sacó su billetera– ¿Por qué? ¿Quieres otro sabor?

–No, no. De hecho ese sabor está perfecto- lo abrazó por la espalda, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura y enterrando su nariz en el cuello ajeno– Gracias Minie.

–¿Por comprarte el batido?- preguntó divertido, con pequeñas risitas debido al cosquilleo que le causaba la nariz de Jungkook.

–No... bueno, también. Pero era por acompañarme a mi terapia hoy.

Cuando le comentó a Jimin sobre sus terapias en el agua el día que fue a su casa, el rubio insistió en participar de ellas y ayudarle en lo que fuese, todo con tal de que no terminara ese tortuoso proceso él solo.

Jimin sabía bien lo duro que podía ser pasar por un proceso de lesión, más aún para alguien que se desvivía por un deporte.

Por supuesto que no iba a dejar a Jungkook solo.

—No necesitas agradecerme por eso, tonto- susurró Jimin, acercándose a los labios de Jungkook, quien había estado deseando besarlos desde hace un rato debido a la cercanía.

Jungkook, con su mirada paseándose entre los labios abultados y ojos color miel del rubio, con ese brillo de calidez y comprensión que siempre habían tenido, se estiró un poco e hizo el ademán de besarlo. Las ganas de tomarle la boca lo venían persiguiendo desde hace un buen rato y estar cerca de él no lo ayudaba a contenerse.

No obstante, justo cuando se disponían a besarse, fueron interrumpidos por la voz del joven que atendía el carrito de jugos. Jungkook emitió un sonido de frustración, casi como un puchero, y se escondió nuevamente en el cuello de Jimin.

Jimin sonrió, divertido por la reacción de su novio.

–¿Qué es lo que quiere llevar?- repitió el chico.

–Me gustaría un batido de plátano con frutilla y otro de frutilla- contestó Jimin, avergonzado.

–Ajá ¿quiere el segundo solo de frutilla?

–Si, por fa...A-ah– un beso lento y húmedo comenzando en su cuello lo hizo perder la concentración en sus palabras– S-si, por favor.

El chico del carrito desvió la mirada un poco incómodo por ser testigo de esos sonidos y de la escena. Claramente los chicos eran novios, pero pudo jurar que esos besos en el cuello habían sido una indirecta.

Se encogió de hombros y decidió restarle importancia, encargándose únicamente de hacer su trabajo y preparar los respectivos batidos.

Mientras tanto, Jimin y Jungkook seguían enfrascados en una conversación dulce y susurrante, hablándose con el tono más dulce que sus cuerdas vocales podían pronunciar, como si estuvieran compartiendo secretos. Eran nuevamente la pareja envidiable de la universidad, y lo más importante, habían recuperado la conexión que tanto ansiaban.

Déjame Tenerte Otra Vez [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora