Capitulo 48 Nicahealy Quandt

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Cada átomo de cuerpo cansado de las pesadillas me agradeció haber dejado dormir a Nick conmigo al menos una parte de la tarde, habían descansado en su profundidad, y hace mucho que no me despertaba por un maldito ascensor gritando sino que me despertaba por alguien moviéndose a mi lado, Nick se estaba poniendo los zapatos cuando abrí los ojos.

- ¿A dónde vas? – pregunte acurrucándome más en la cama

- A buscarte algo que ponerte, ya casi es hora de cenar – me dio un beso y se levantó – ya vengo

- Está bien

Estuve a un pelo de decirle a Nick que tuviera sexo conmigo, entre besos y besos, entre hormonas y hormonas, la cosa se acalora más rápido. Nunca me acosté con Erick, por muy bueno que fuera conmigo, ya no me atraía en lo más mínimo de esa forma. Y ahora ya no puedo decir que fue muy bueno conmigo pues me quería porque en realidad buscaba otra cosa, hacernos daño. No me imagino la familia de Erick cuando se enteren que murió o al menos Jackson, no sé qué pretende decirle Nick a Jackson pero espero y se lo piense muy bien. Mi teléfono estaba sonando así que me toco levantarme un poco para alcanzarlo.

- Dime Katia – era la administradora que había elegido Gaby mientras estuve en el hospital, lo hacía bien

- Nica, ya llego la autorización para que la firmes –estaba entretenida en algo por su tono de voz

- Si claro, envíamelas con alguien a casa de mis padres

- De acuerdo

- Por cierto, ¿envió las invitaciones del sello? – el sello esmeralda, lo había
olvidado

- Si – colgué y me quede mirando el techo, todo iba muy rápido desde que estaba en Royal, es como si los 10 años que estuve por fuera, y todo lo que no viví en ellos, llegaran de golpe, y tenía unas urgentes ganas de orinar.

Cuando salió del baño, había una bolsa en la cama, era un vestido largo, me puse las sandalias y estaba a punto de bajar las escaleras cuando la puerta de la biblioteca se abrió, salió Albert y luego Nick con una caja grande negra en sus manos.

- De acuerdo señor, Srta. Quandt – dijo Albert apenas me vio – con permiso – se retiró sin ni si quiera dejar que lo saludara

- ¿Qué es eso? – pregunte

- Será que te digo o no te digo – estaba de buen humor o eran ideas mías

- No te lo preguntarías si no me lo pudieras mostrar – puse las manos sobre la tapa de la caja, amagando para abrir

- Ven te muestro acá adentro – me ponía ansiosa que me dijera que me lo mostraría

- Está bien – mi sonrisa era como la de un niño con juguete nuevo, la puso sobre una de las mesas de la biblioteca – ya ábrela

-Tan Tan tan – comenzó a cantar divertido

-¿Qué es Nick?- termine por destapar la caja yo misma, y estaba la esmeralda más grande que había visto y una más pequeña sin un solo rastro de otro color excepto uno verdeazulado – de donde las sacaste ?

- Me las ayudaron a conseguir

- ¿De dónde?

- Una vez fui a Colombia a una demostración que harían en Bogotá, sobre las zonas esmeralderas, y las vi, esta es Fura – dijo señalando la más grande – y esta es Tena – señalo la más pequeña- son las esmeralda más grande y la más valiosa del mundo

- Increíble Nick

- No me enamore por lo que eran, sino de lo que representaban, en el Muzo hay una leyenda acera del origen de las esmeraldas, dicen que unos príncipes muiscas se habían jurado amor eterno y Fura, que es la mujer le fue infiel y Tena al ver que su amada lo había traicionado se suicidó en sus piernas, Fura al ver muerto a su amor, lloro por años sobre las montañas haciendo que brotaran de las profundidades de estas, las esmeraldas – estaba maravillada de cómo me lo contaba, quería lanzarme a comérmelo a besos de lo emocionado que se veía por su nueva adquisición

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