CAPÍTULO 21 Nicahealy Quandt

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Tire las malditas rosas contra la pared, lo detestaba, no quería verlo más nunca, no dormía en las noches, estuve metida en una cama más de lo que me gustaría. Lloraba a cada rato porque me sentía insegura. Me sentía sola. Me odiaba porque querer tenerlo cerca, era un imbécil, hijo de puta que no se merecía nada de mí, solo sabía enviar flores y ya. Ni siquiera tuvo las agallas para subir a mi habitación y responderme todo lo que quisiera. Era un imbécil sin corazón. Le odiaba pero me odiaba más a mí por quererlo cada mísero segundo que pasaba. Mi cuerpo era un ring constante entre mi corazón que quería salir corriendo detrás de él y mi cerebro que solo le recordaba las cuatro veces que estuve a punto de morir por su culpa y solo hacía que mi corazón llorara desconsolado porque mi cerebro había ganado la batalla pero mi corazón dirigía un cuerpo desconsolado, que solo existía pero que no veía que más hacer. Me estaba cansando de estar así, ni lo que me dijera papá o mamá en medio de la noche para tranquilizar mis pesadillas me hacía sentir bien. Intente tomar todo tipo de somníferos pero cuando me levantaba era por pesadillas, no había vuelto a dormir en paz, no vivía en paz. El día de hoy había amanecido mirando desde mi balcón por medio de mis empapados ojos llenos de lágrimas con una botella de vodka a la mitad en mi mano. Me sentía jodidamente horrible. Estaba harta de todo esto. Así que decidí que sería mejor si me olvidaba de todo por este día y empezaba desde cero mañana. Pero no paso exactamente como quería, si me olvide de todo con 2 botellas de vodka encima solo que al final del día necesitaba una más porque quería caer rendida, me importaba muy poco si me daba un coma etílico. En ese momento no pensaba en nada importante hasta que escuche su voz y mi cuerpo cayó al piso. No recuerdo que dije mientras lo tuve de frente pero sí que recuerdo estar en el pie de la escalera frente a él y querer quedarme en su pecho para siempre, no me había sentido en paz desde hace dos semanas que parecían una eternidad. Lo necesitaba. Lo próximo que recuerdo es a Valeria ponerme una intravenosa en la mano derecha con solución salina y curarme las palmas y plantas.

Me desperté una vez más por una pesadilla, me levante y me vi vendada las manos y los pies con algunos cortes superficiales. Tenía un poco de dolor de cabeza. Aunque las ganas de vomitar eran insoportables así que me quite la intravenosa rápidamente y corrí al baño a vaciar mi estómago. Después de una hora debajo de la ducha tenía que llevar a cabo mis planes del día de hoy, no sería un día más lleno de miseria como los otros, iría de compras aunque me estuviera muriendo en el intento. Tenía que retomar mi vida como él lo había hecho y no debía tener miedo al hacerlo. Apenas salí de la ducha revise mi teléfono que tenía la pantalla partida, tenía que ir a comprar uno nuevo, y ya era medio día. Había dormido más que las últimas veces, eso era bueno. Me pinte las uñas de rojo y me puse un vestido Denim de tiras ajustado hasta la mitad de mi muslo junto con  stilettos rojos con tiras y mis gafas de sol negras para ocultar lo hinchado que estaban mis ojos que por mucho maquillaje que me eche se me veían horribles junto con mis ojeras. Mi cabello lo había alisado y caía delicadamente a los lados de mi rostro. Al fin me veía decente. Cogí mi bolso y empecé a caminar.

Baje las escaleras un poco dolorida por mis pies y mi cabeza pero tenía que estar firme para no parecer una demente, y no me quitaría por nada del mundo las gafas al menos que quisiera que vieran una vez más el desastre que era mi persona. Cuando entre en el salón no había nadie, se escuchaban unas risas en el patio así que camine hacia allí, cuando salí la escena tenia que ser una jodida broma. Estaba Nick en la piscina con Jackson, Valeria, Catherine y mi hermano. El y Valeria jugaban con el niño mientras mi hermano y Catherine me miraban de arriba abajo con la boca abierta. Mis padres estaban sentados en las escaleras de la piscina en bañador al igual que todos en la piscina riendo. Eran la familia perfecta. Y en ese momento no me sentía parte de ella. De lo impactada que estaba me quite las gafas de sol y sonreí. Me las volví a poner al instante tenía que ser fuerte. <Tu puedes Nica. Tu puedes>  solo me tenía que dar fuerzas para caminar hacia allá y hacer mi mejor actuación.

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