Capítulo 10: Mejores amigas

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Reese

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Reese.

Mi único pensamiento ha sido él.

No he podido sacarlo de mi cabeza desde el sábado. Cuando regresamos, apenas y nos dirigimos la palabra. En parte porque yo no sabía qué decirle, ni mucho menos podía mirarlo a los ojos. También porque Asher estuvo vigilándonos todo el tiempo. Fue incómodo.

No sé qué hacer. Estoy confundida. Él es mi amigo y por más que hayamos tenido un momento intenso, desconozco sus sentimientos hacia mí. De seguro fue la emoción del momento. Conectamos de maravilla al cantar y fue divertido, eso no significa que haya sido romántico. Éramos un par de amigos divirtiéndonos, nada más.

O eso quiero creer.

En la escuela lo evité a toda costa, lo cual se torna difícil porque compartimos casi las mismas clases, almorzamos juntos y somos vecinos. Después de bajar de su auto, me encerré en mi habitación a leer. Ni siquiera abrí las ventanas.

Para distraerme un poco invité a Summer a cenar. Quería pedirle algún consejo sobre cómo lidiar con esta... situación. Lastimosamente no puede venir. Así que estoy sola, leyendo una barata comedia romántica, esperando que sea hora de cenar para salir de mi cueva. Bueno, habitación. Se entendió mi punto.

Alguien llama a la puerta y se abre. Kristal está del otro lado con una expresión preocupada.

—Cariño. Alguien te busca —informa.

Frunzo el ceño. Quiero preguntar quién es, pero por su expresión deduzco que es mejor que vaya de prisa. Me pongo mis pantuflas de conejito rosa y salgo. Llego a la puerta principal y una abatida Summer me espera ahí. Apenas sus ojos se encuentran con los míos, corre a hacía a mí y se lanza a mis brazos. La sostengo, evitando que se caiga.

—¿Qué sucede? —pregunto. Se separa y sus ojos azules lucen tristes. Sin brillo.

—¿Puedo quedarme a dormir? —El ruego en su voz me quiebra—. Por favor.

—Por supuesto —respondo. No la dejaré ir en este estado. Es obvio que algo sucedió. Esta misma tarde rechazó mi oferta y ahora se presenta para quedarse a dormir.

Subimos a mi habitación, no sin antes pedirle a Kristal que ponga otro plato en la mesa. Le agradezco. Ella pregunta por mi amiga, pero le digo que pronto le explicaré. Una vez las dos a solas, rompe en llanto. La consuelo como la otra vez, dejo que se desahogue y llore todo lo que quiera. Una vez calmada, se separa. Aclara su garganta antes de comenzar a hablar.

—Tuve una discusión con mis padres —Limpia su nariz—. Dije cosas que no debí, pero estaba tan harta de ellos que terminé explotando.

Me acerco— ¿Por qué discutían?

Summer desvía la mirada. Juguetea con la manga de su suéter, tirándola hacia abajo. Afuera hace frío, pero dentro de la casa, la temperatura es cálida. A pesar de eso, ella sigue usando el suéter. Noto rasguños en el dorso de su mano izquierda, parecen hechos con uñas, en un ataque.

Mi último deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora