2- Noche de amigos...

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Bastian dio un grito aventando champagne sobre sus amigos como un loco, mientras estos gritaban y se alejaban de su lado

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Bastian dio un grito aventando champagne sobre sus amigos como un loco, mientras estos gritaban y se alejaban de su lado. En medio de la noche, un pequeño fuego en la playa silenciosa que rompía su tranquilidad con sus voces, risas y locuras.

Un momento para ellos después de la celebración y estar rodeados de tanta gente.

― ¿Quién carajo te crees? ¿un piloto de la F1?

Gritó Cameron, limpiando el líquido que se había derramado en su cabello. Dominic reía un poco más allá en la playa que daba a la casa de Chris y Nacho, también estaban Kellan y Andy y, por supuesto, Charles Brandon.

― Dame eso, estás borracho...

Brandon quien había estado sentado al lado de la fogata improvisada se puso de pie y caminó hacia Bastian quien negaba riendo.

― ¡Saquen sus copas! ¡hagamos otro brindis! ¡por Martin y Damián!

― Bas, suficiente de brindis.

― ¿Qué pasa teniente Brandon? ¿de pronto va a disciplinarme si no le hago caso?

Se sonrojaba, el mocoso lograba que sus mejillas quedaran como manzanitas y eso incomodaba a Brandon.

― Bastian, párale con lo del brindis, esa es una excusa para tomarte todo el contenido de la botella. Además, ellos ni siquiera están aquí — aseguró Nacho, ya mareado por todo el alcohol que habían ingerido.

― No, a esta hora la deben estar pasando muy bien.

― ¡Chris!

Chris se encogió de hombros, no había dicho nada malo, sólo una obviedad.

― ¿Qué?, además piénsenlo, estrenarán nueva casa, nueva cama, y seguramente Martin también necesitará nuevo culo, lástima que eso no se puede comprar.

― Dime que no dijiste eso...

Ignacio se cubrió la cara de vergüenza cuando las carcajadas resonaron en el silencio de la playa.

― Bueno, esto amerita una nueva botella, sé que tienes un buen vino por ahí.

― Dominic...

Cameron observó por un segundo a su hombre cuando Bastian le quitó la botella, vaciándola.

― Eso es una orden para mí, Abogado Callum, regreso en un minuto.

Bastián caminó hacia la casa, sus pies hormigueando por la arena. Llegó a la cocina y se dirigió hacia el refrigerador.

― ¿Qué carajo haces?

― ¡Brandon! ¡Me asustaste!

El hombre le sujetó la mano y le quitó la botella, sólo para reprenderlo.

― ¿Ibas a abrir el refrigerador descalzo?

― ¡Como si tú nunca lo hubieras hecho!

― No es eso, tienes que ponerte los zapatos, ¿está claro?, no quiero ver que tomes un riesgo así de nuevo. Al menos, no delante de mío.

Bastian se mordió el labio inferior y sonrió. Esto era genial, le encantaba tener a alguien que se preocupara por él todo el tiempo. Brandon era como una especie de guardaespaldas amante que lo volvía loco.

Brandon sacó la botella y agarró el sacacorchos, Bastian aprovechó para posicionarse detrás de él y comenzar a acariciarlo por debajo de la holgada camisa blanca.

― Bastian...

No se detuvo, al contrario, lo llevó a apoyarse sobre la isla de la cocina y presionó su bulto en el trasero del castaño.

― Vamos teniente, hagamos esto divertido...— las manos pícaras se deslizaron por el borde la cintura del pantalón de lino.

― No vamos a hacerlo aquí, y es mi última palabra.

Bastian respiró cerca de su oreja y luego la besó, comenzando a chupar la piel debajo de ella, y la temperatura de Brandon subió a las nubes. Debía pararlo.

Dejó la botella y se dio media vuelta sólo para besar esa hermosa y disponible boca. Bastian enredó sus brazos a su cuello y profundizó el beso.

― ¿Estás mal de la cabeza?

― ¡Ay por favor!, como si Nacho y Chris no hubieran cubierto todo este lugar con sus fluidos.

― Dices las cosas más asquerosas a veces.

― ¿Qué? ¿piensas que estoy mintiendo?, follan en todas partes, ellos mismos lo han dicho.

― Es su casa, tienen derecho, nosotros no, además nos esperan.

Brandon respiró profundo, podía mantener su pene relajado, no era un bruto cavernícola que se ponía duro sólo con un toque.

― Eres malo.

― Ese puchero no va a hacer que mi respuesta cambie, Bastian...

Bastian sonrió y volvió a estrecharlo en sus brazos, se sentía tan cómodo y protegido con ese hombre.

― Dame un beso.

Brandon no necesitó que se lo dijeran dos veces, el deseo ardía en su piel como si tuviera las hormonas en ebullición del mismo modo que su joven amante. La lengua exploró la dulce cavidad cuando Bastian gimió.

― Vamos, por favor, uno rápido.

― No.

Brandon reía nervioso, lo peor es que en cualquier momento aceptaría la propuesta alocada.

― Ven, llevemos esto antes de que los chicos decidan buscarnos.

Bastian asintió sin convencimiento, Brandon lo sostuvo en sus brazos y susurró en su oído.

― Ya, deja de quejarte, después vamos a mi departamento, ¿quieres?

Los ojos azules de Bastian brillaron con malicia.

― No lo sé, ¿tú quieres que vaya?

― Eres imposible...

Brandon tiró de él y salieron nuevamente a la playa en donde el viento amenazaba con apagar la pequeña fogata. Dominic reía leyendo un mensaje en el celular.

― ¿Qué pasa? — indagó Cameron.

― El pobre Mike tiene en su casa a los tíos de Emiliano. Dice que vendrán en un rato si los viejos deciden regresar al hotel.

― Dile que lo esperamos.

Agregó Kellan, llevando a su esposo a colocarse prácticamente en su regazo y darle un beso en su mejilla.

― La noche recién comienza...

AMAZONIA S.B.O Libro 9 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora