"El amor todo lo puede... Ya no estoy tan seguro de eso, es difícil creerlo cuando miro tus ojos y sé que te estoy perdiendo".
Bastian Driesen es un joven de 18 años que jamás se ha enamorado. Es bello, inteligente y tiene a todas las mujeres babean...
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― ¿Podrías calmarte?
Ni siquiera era un regaño, Brandon disfrutaba las locuras de Bastian, incluido sus berrinches.
― ¿Disculpa? ¿qué era más importante que yo para que no respondieras?
La risa sonó en la línea y Bastian también rio.
― Tienes un ego demasiado grande.
― Claro que no, sólo quería saludarte, y, si te soy honesto, me preocupó que no respondieras.
― ¿Eres dulce a veces sabes?
― Lo sé, soy todo un bomboncito, anda, cuéntame.
― Tenía que ir a la oficina, he perdido a 2 de mis socios principales, sin mencionar todos los muchachos que se irán junto a ellos.
― Lo lamento, pero, creo que eso es bueno.
― ¿Sí?
― Ahora sabes en qué gente puedes confiar de verdad.
― Tienes razón.
― Oye, estoy con Becca, Victoria y Sharik ¿quieres venir?
― ¿Sharik de nuevo? ¿qué pasa? ¿no tienes demasiados encuentros con ese chico?
― No te pongas celoso, anciano, nadie se compara a ti.
― No digo que soy feo, no obstante, es claro que al lado del tal Sharik no tengo forma de competir, sin contar lo de su edad.
― Escucha.
Bastian era incapaz de cortar el hilo de la conversación, desde que había conocido a Sharik Vroom en la escuela de leyes, sabía que Brandon se ponía celoso, aunque tratara de disfrazarlo con bromas.
― No te miento cuando digo que eres único, lo eres, eres perfecto para mí, teniente ¿Te queda claro?
¿Qué carajo le pasaba?, estaba actuando como esos novios dependientes y acosadores que ni siquiera dejan respirar a sus parejas. Él era mejor que eso, Brandon no entendía porque la posesividad lo embargaba con tanta fuerza cuando pensaba a Bastian con alguien más.
― Bien — dijo apartando la línea oscura de pensamiento—. Llego en media hora, pídeme algo rico.
― ¿Yo no soy suficiente?
― Lo siento, no creo que tus amigos quieran verme comerte frente a ellos.
― Bueno, Becca es bastante pervertida así que la dejaríamos complacida con eso.
― Muy gracioso mocoso, nos vemos en un rato.
― ¡No te demores dinosaurio!
La comunicación cesó y Brandon tenía una estúpida sonrisa en su rostro, una que era imposible cambiar con el transcurrir de los minutos.
