― No tengo lubricante, pero este es aceite de almendras, servirá del mismo modo.
Sharik volcó un poco en su mano mientras continuaba recostado y Kaz se ubicaba a su lado, viéndolo a punto de prepararse para él.
― Mira y aprende, Brad...
Dos dedos fueron al interior de Sharik quien echó la cabeza hacia atrás por el impacto del placer prostático. Iban profundo al interior, lubricando y Kaz estaba más que duro sólo con esa imagen.
No, después de esta noche, Kaz no podría estar con nadie más, fue consciente que su cuerpo sólo pediría a Sharik Vroom, a sus gestos, a su boca. Y eso, en vez de enloquecerlo, lo tranquilizó, como si hubiera encontrado la estabilidad que había buscado por años, las gotas de lluvia para su selva sedienta.
¿Sería posible que después de todo él también mereciera algo de felicidad?
Hasta hacía unos días, esa chance era una utopía y ahora, ese muchacho le estaba dando la paz de su mundo en guerra. Es decir, una especie de paz muy particular, pero, que disfrutaba a pleno.
El moreno mecía sus caderas sobre sus dedos cuando advirtió un par de dedos más aparte de los de él.
― No te molesta que dos amiguitos más se unan a la fiesta ¿verdad?
― Nunca es demasiado.
Kaz devoró su boca y bajó a su pecho donde succionó uno de los pezones, el movimiento de caderas de Sharik se tornaba más rápido. Placer sin control, un hombre sediento que se ahogaba en litros de agua de río. Quitó los dedos por pura fuerza de voluntad y su amante hizo lo mismo.
― Te veías muy caliente jugando contigo mismo.
― Y será mejor con tu pene.
Kaz lo arrastró hacia él, al tiempo que estaba sentado sobre sus talones y buscaba el condón.
― ¿Si quisiera llenarte con mi semen me dejarías?
― Lo haría, si no fueras tan promiscuo.
El rubio dio una risa ronca, y negó varias veces, deslizando el condón sobre toda su extensión para luego agregarle el aceite.
― Duro y sin contemplaciones ¿no?
― Como nos gusta a los hombres.
Kaz volvió a lanzarse sobre él y alineó su pene con la cavidad dilatada, ingresando de un solo empujón.
― ¡Sí!
Sharik gritó como si hubiera alcanzado la gloria, y, en parte, lo había logrado. Brad era un hombre excepcional, físicamente hablando eran pocos los que podían igualársele. Arrastró sus uñas sobre la espalda firme y tonificada, el sudor tornaba la atmósfera más íntima y seductora.
― Eres como un volcán a punto de explotar.
― Lo soy, Brad, anda, hazme erupcionar.
Kaz no recordaba haber tenido una follada más brutal y salvaje. La cama estaba a punto de romperse, no había forma que aguantara su ritmo y ambos se percataron de ello. Por eso, en medio de la locura desenfrenada, Kaz salió de su interior y lo arrastró de la cama hacia el piso. No tenía por qué ser romántico, Sharik le había dado vía libre para obviar esa licencia. Era un hombre como él que buscaba desfogarse, la cama, el piso, la pared, daba igual.
La superficie dura y fría era un contraste enorme con el cuerpo caliente y húmedo sobre él. Afuera la lluvia se había descargado nuevamente y los rayos iluminaban la habitación y sus cuerpos que tenían un brillo perlado.
Empujaba con toda su fuerza dentro de él, Sharik gemía alto, al punto de dar alaridos, lo estaba volviendo loco.
― ¿Te das cuenta cómo me succionas para que vaya más adentro?
― Hazlo, ve más adentro, necesito más.
Sus bocas volvieron a juntarse, las lenguas escudriñaron la cavidad del otro y las caderas de ambos parecían tener vida propia ¡Qué manera de follar!, si hubiera tenido una cámara, Brad hubiera sido capaz de grabarse sólo para verse a sí mismo y recordar el animal en que Sharik lo tornaba.
― Dame la vuelta, por favor.
Kaz hizo lo que le pidió y Kaz se arrojó sobre la espalda, abriendo sus piernas y montándose sobre el trasero perfecto que tenía a su disposición. Un golpe certero a la próstata y Sharik lo apretó en su interior.
― ¿Estás a punto cariño?
― Casi, sólo un poco más.
Agregó Sharik, volteando para observar a ese hombre detrás de él quien enredó su lengua con la suya en un beso húmedo.
― Prepárate, vamos a hacer estallar el volcán.
Sharik se movió y Kaz entendió lo que deseaba, se apartó un poco sólo para que el muchacho se pusiera en cuatro.
Kaz entró de nuevo en él con furia, y aceleró el vaivén, dando a ese punto que estaba haciendo a Sharik perder la cordura.
― ¿Sabes lo que me encantaría en este momento?
― ¿Qué?
Kaz lo sujetó del cabello, haciendo que arqueara la espalda y lo llevó hacia su torso para poder masturbarlo
― Un espejo en cada parte de la habitación y una cámara para grabar toda esta locura.
La estocada apuñaló la próstata y ambos se vinieron, Sharik tuvo miedo de preguntar el motivo por el cual ese hombre deseaba grabarlo, pero no podía quedarse con la duda. Aun perdido por el deseo tuvo que preguntar.
― ¿Para qué querrías un video nuestro? ¿Para recordar lo que no volverá a pasar?
― No, cariño...
Los brazos arroparon el cuerpo deshuesado que descansaba sobre su torso mientras él continuaba embistiendo y derramándose dentro del condón. Se enfocó en el reloj. Era la una de la mañana, lo que implicaba que había mucho tiempo por delante para saciarse de esa delicia y caer bajo sus manos y su pene también.
A esa altura, Kaz estaba seguro de que disfrutaría todo lo que viniera de ese moreno que se había tensado imaginando una respuesta equivocada.
Kaz creyó que un par de horas frenarían la lujuria, craso error, necesitaba más de él, de su sexo y sus gemidos.
― Adoraría grabarnos para conocer la nueva posición que debemos practicar para la próxima.
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AMAZONIA S.B.O Libro 9 (Romance gay +18)
Romance"El amor todo lo puede... Ya no estoy tan seguro de eso, es difícil creerlo cuando miro tus ojos y sé que te estoy perdiendo". Bastian Driesen es un joven de 18 años que jamás se ha enamorado. Es bello, inteligente y tiene a todas las mujeres babean...