2 semanas después...
Bastian abrió los ojos y los grandes brazos alrededor de él lo apretaron más contra el amplio pecho. Le encantaba dormir así, ¿cómo se había acostumbrado tanto a una persona después de unas cuantas semanas?
Una adicción a su cuerpo, a la forma en que hablaba y reía. Bastian perdía completamente el control de sí cuando ese hombre estaba a su alrededor. Esa noche, después de la reunión con sus amigos, ni siquiera habían podido llegar al departamento. Bastian se montó sobre él apenas subieron a la camioneta y lo hicieron allí mismo, frente a la casa de Nacho y Chris que, por suerte, no salieron a despedirlos.
Era un total desastre, Bastian había comenzado sus clases en la Escuela de leyes, concentrarse era toda una proeza y sólo lograba hacerlo después de que Brandon le hacía el amor y se dormía a su lado. Era ese momento en donde Bastian sacaba la computadora y repasaba las lecciones.
Becca, su mejor amiga y confidente le había dicho que era una versión más obsesiva que la de Glen Close en Atracción Fatal. Bastian le había dado un golpecito en la cabeza, aunque, no la cuestionó. La revolución hormonal que el teniente Brandon causaba en su cuerpo sólo se aplacaba con sexo, largo y duro, en todas las posiciones posibles.
Le avergonzaba su actitud, estar todo el tiempo con él en la cabeza, el deseo incontrolable que anulaba sus sentidos y lo llamaba a ese hombre, siempre dispuesto y disponible para él, distaba mucho de ser normal.
No obstante, si se guiaba por los ejemplos más cercanos podía bien decir que estaba dentro de la "normalidad" de su entorno. Unos tipos cachondos que les gustaba en todo momento y que amaban a sus parejas. Y es ahí donde la ecuación perdía sentido para Bastian. Él no estaba enamorado, no lo estaba ¡maldita sea!
― Brandon.
― ¿Mocoso?
― Deja de apretarme, me vas a asfixiar, y no me llames así, ¡tengo 18 años!
― Vamos, si a ti te encanta.
Bastian hizo una mueca de disgusto fingida y luego lanzó una risita pícara.
― Me conoces, viejito sexy. Recuerda que hoy tienes que ir a casa de mis padres.
― Cierto, la maldita cena.
― Te lo dije, soy el mejor en el surf. Aunque lo del sexo en esa super cama matrimonial hubiera estado genial.
Brandon le dio un mordisco en la mejilla, en el hoyuelo precioso que se formaba cuando Bastian sonreía.
― Tus padres son insoportables, al igual que tu hermano.
― ¿Martin?
― ¿Vas a negarlo? Esa cara de "no te mereces respirar el mismo aire que yo" es obvia cuando estoy en su presencia.
― Estás hablando sin conocerlo, dale una oportunidad.
― ¿Qué clase de chance puedo darle si apenas me dirige la palabra?
Bastian dio un suspiro y rozó con sus dedos los musculosos brazos llenos de cicatrices de su amante.
― Vamos, no todo es malo.
El castaño asintió y al cabo de unos segundos, le hizo cosquillas con su nariz en el cuello.
― Tienes razón, no se lo digas a nadie, pero, tiene un hermano que está buenísimo.
― ¿Sí? — indagó con sorpresa siguiendo la broma.
― Te hace tener una erección sólo con mirarte.
― Entonces es muy guapo.
― Lo más bello que he visto en mi vida.
― ¿Cómo es?
A Bastian le encantaban estos juegos, la forma en que Brandon lo hacía sentir único.
― Bueno — agregó, contemplando el cabello — es rubio, de unos ojos azules increíbles, con un culito respingado y unas nalgas de ensueño.
― ¿De ensueño? ¡Vaya! Es toda una belleza —. Bastian reía divertido — ¿Y cómo sabes que tiene un culo tan lindo? ¿Lo has estado vigilando o eres algún tipo de acosador?
Brandon se humedeció los labios, y puso su índice sobre sus labios en señal de guardar silencio.
― ¿Puedo confiar en ti? ¿serás discreto?
― Te prometo que jamás le diré.
― Se que su trasero es tan fantástico porque me lo he follado varias veces...
Bastian se cubrió la boca fingiendo sorpresa, encantado de jugar con fuego y lograr que ese hombre se quemara.
― ¿Es un fácil?
El hombre asintió y lo llevó más cerca, sus hombrías chocando entre sí.
― Y me encanta que lo sea conmigo. Es incansable.
― Quizás me lo debas presentar algún día.
― Sí, me gustaría hacer un trío contigo y él.
Y la carcajada sonó en todo el ambiente, Brandon lo besó con vehemencia, ardor irrefrenable por la única persona que jamás lo dejaba satisfecho.
― Debo ir al baño.
Bastian saltó de la cama y Brandon lo siguió con la mirada hasta que ese cuerpo sublime se perdió en el tocador. El hombre volvió a quedar acostado boca arriba y cerró los ojos, quedándose dormido.
"No tienes permitido amarlo, lo sabes".
Los ojos se abrieron y dio un salto de la cama, al parecer habían sido sólo unos segundos porque Bastian todavía no regresaba del baño.
Esa voz era inconfundible, era ella, tenía que ser ella.
"Paulina".
Tocó su pecho con dolor, el miedo retornando y cubriéndolo todo.
― Bueno, vamos a dormir un poco, mi belleza necesita reposo...
Bastian apagó la luz del tocador y caminó hacia él, acostándose a su lado para descansar un rato.
― ¿Te pasa algo?
Brandon alzó hacia arriba las comisuras de sus labios, y negó con dudas, con millones de dudas invadiendo su atormentada cabeza.
― Nada, amor, descansa...
Bastian dio un gran suspiro, abrazando el cuerpo tibio. Brandon también lo hizo, aun así, no pudo frenar los latidos de su corazón. El miedo cubriéndolo todo, miedo al amor... miedo a una nueva perdida por culpa de ese sentimiento.
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AMAZONIA S.B.O Libro 9 (Romance gay +18)
Romance"El amor todo lo puede... Ya no estoy tan seguro de eso, es difícil creerlo cuando miro tus ojos y sé que te estoy perdiendo". Bastian Driesen es un joven de 18 años que jamás se ha enamorado. Es bello, inteligente y tiene a todas las mujeres babean...