La espalda de Damián dio de lleno en el colchón cuando Martin lo empujó para luego sentarse a horcajadas sobre él.
― Damián Blake Driesen, ¿te gusta cómo suena?
Musitó al oído del médico quien cerró los ojos para disfrutar las caricias de su esposo.
― Me encanta, como todo lo tuyo.
Martín se sentó en sus muslos y de un tirón abrió la camisa blanca, los botones volando a todas partes. Damián no dijo nada, de hecho, nunca decía nada y se dejaba llevar por los deseos de su amor.
Se movió en círculos sobre las caderas, sintiendo como el miembro palpitante, poco a poco, se estaba endureciendo. Damián se incorporó, sentándose en la cama y tomó la abertura de la camisa de Martin rompiéndola del mismo modo que la suya.
Martin se mordió el labio cuando la boca carnosa se enganchó a su pezón izquierdo y succionó. Eran su debilidad, Damián sabía que sólo con eso, su esposo se ponía erecto. Lo estiró con sus dientes y Martin se contrajo en una mezcla de placer y dolor dando un gemido.
Le arrancó la camisa y deslizó sus manos por la espalda tonificada, al tiempo que Martin besaba su cuello y volvía perderse en su boca.
― He preparado algunas cosas para esta noche, ¿te animas?
Damián asintió, salpicando besos por el pecho y llevando su boca hacia el otro pezón. A esta altura, Martin sólo quería que lo follara como él sabía, sin embargo, quería entregar algo más a ese encuentro. Damián siempre daba todo en el sexo, bueno, Martin quería recompensarlo, darle placer de primera mano.
― Espera...
Se humedeció los labios y dejó un beso corto en los labios moviéndose de ese cómodo lugar.
― Quítate el pantalón y el bóxer.
Damián frunció el ceño y luego sonrió, lo haría, no es que tuviera un inconveniente con eso. Se deshizo de las molestas prendas y se sentó en la cama, esperando a su esposo quien regresó con una pequeña bolsa plateada.
― Es para ti...
Los ojos negros se abrieron con sorpresa, Martin se sentó a su lado, expectante. El médico abrió la bolsa sólo para encontrarse con un lubricante extra-duración sabor frutilla y una prenda que era la más loca combinación entre una zunga brasileña y un hilo dental. Del mismo color que la bolsa, con pequeños estrases en las orillas. Toda una monada, sin duda.
― ¿Esto es para mí? —. Martin asintió con felicidad —. Amor... es...
― ¿Es qué?
― ¿Le has visto el tamaño?
― Eso no importa, te quedará genial.
― No voy a entrar ahí.
ESTÁS LEYENDO
AMAZONIA S.B.O Libro 9 (Romance gay +18)
Romance"El amor todo lo puede... Ya no estoy tan seguro de eso, es difícil creerlo cuando miro tus ojos y sé que te estoy perdiendo". Bastian Driesen es un joven de 18 años que jamás se ha enamorado. Es bello, inteligente y tiene a todas las mujeres babean...