13- El cristal con el que se mira

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Hasta el día en que llegó a ese bar, la vida de Bastian se había movido en relativa calma

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Hasta el día en que llegó a ese bar, la vida de Bastian se había movido en relativa calma. Bello, con una posición económica formidable tenía el mundo a sus pies, al menos, eso es lo que todos veían a través del cristal de la perspectiva.

Todo hecho, tiene diferentes aristas, dependiendo desde donde se lo mire. Para ser sinceros, la vida de Bastian había sido bastante incómoda a pesar de su belleza y la fortuna de su hermano. Tener una madre más preocupada por un padre adicto al juego y que se había acostumbrado a hacer la vista gorda por las infidelidades no era un hecho que a todo el mundo le gustara. Bastian era juguetón, risueño, creativo, pero, eso era su capa exterior. Al interior, muchas veces había llorado demasiado y se había sentido muy solo.

Sin embargo, cuando la gente se refería a Bastian Driesen ignoraban este hecho.

― ¿Cómo te sientes?

― ¿Cómo crees que me siento?

Preguntó con un humor terrible a Emiliano, luego de que Martin le hubiera programado una visita sin su permiso.

― Es increíble que me haya pactado una visita contigo.

― Soy tu amigo, ¿por qué no lo haría?

― Eres terapeuta.

― Si, soy terapeuta y soy tu amigo, puedo ser las dos cosas ¿sabías?

― Igual es una tontería.

El muchacho se sentó en el cómodo sofá y se cruzó de brazos, sin ganas de responder a lo que consideraba tonterías.

― Estás mal.

― ¿Mal? — respondió con ironía — tengo tanta rabia, maldita sea. Soy tan idiota.

― No lo eres.

― Lo soy, no intentes mirarme con lástima.

― Deja de estar a la defensiva.

Emiliano se arregló sus anteojos y se acomodó en el sillón, era hora de aclarar los términos.

― ¿Crees que no entiendo tu punto de vista? ¿crees que no sufrí cuando encontré a Mike en la cama que ambos compartíamos con Eros?

Los ojos de Bastian se abrieron con sorpresa, Emiliano, dejó la lapicera y el cuaderno y se cruzó de piernas. Esto necesitaba de honestidad, la más pura y desgarradora honestidad.

― ¿Y lo perdonaste?

― Lo hice, porque me permití ver el otro lado, entender el motivo por el que había actuado así y porque me permití amar y ser feliz con él pese al pasado, pese a todo lo que nos había sucedido.

― Nunca creí que Mike fuera capaz de hacer eso.

― Yo tampoco, sin embargo, él aceptó su error, me mostró que había cambiado, me protegió de una desquiciada que lo único que quería era asesinarme y cobró venganza por todo el dolor que me causaron. Ese hombre, merecía una oportunidad y yo se la di.

Bastian tragó saliva, jugando con sus dedos en el regazo, sin saber de qué modo responder.

― Yo no lo hubiera hecho.

― ¿No?

― Te dejó, eso es imperdonable.

― Bien, si esa es tu opinión...

― Brandon me dijo que me amaba, y es mentira.

― ¿Cómo sabes eso?

― El amor no debería doler.

― ¿En serio? ¿por qué no le preguntas a tu hermano si eso es tan así? ¿por qué no le preguntas a Chase y Lautaro, Chris e Ignacio, Kellan y Andy si el amor no causa dolor a veces?

Bastian estaba cegado por la angustia, no quería escuchar razones, simplemente había decidido ignorarlas.

― Yo no lo voy a perdonar... nunca.

Obstinación y rebeldía, mala combinación en alguien tan joven e impulsivo. Emiliano dio un gran suspiro.

― ¿Así que te vas a Brasil?

― Sí, pasado mañana.

― ¿Brandon lo sabe?

― ¿Por qué debería saberlo?

― Bastian, suficiente.

― ¡Qué!

― Deja de negar que estás triste, que te afecta perderlo.

― ¡Es que ese es el problema desde el principio la puta madre! — gritó — le he dado todo lo que tengo, lo amo... lo amo tanto, maldita sea.

Y esta vez las lágrimas cayeron abundantes y amargas, como un río cuya caudal crece cada vez más después de la tormenta y se niega a encontrar la calma.

― Lo lamento, Bas.

Se limpió las lágrimas con el puño de la camisa y controló un sollozo, debía comportarse como un hombre.

― Esto es una tontería, le dije a Martin que era una pérdida de tiempo.

― Lo es, tienes razón.

― ¿Cómo dices?

Emiliano negó y le dio una sonrisa tierna.

― ¿Qué haces aquí en lugar de ir a buscarlo?

― ¿Estás tonto? ¿no has escuchado todo lo que te he dicho?

― Si, y el que me parece un tonto eres tú.

Bastian se humedeció los labios y sorbió por la nariz, esto no tenía sentido.

― Ve por él, déjalo que te explique sus motivos sin lanzarle insultos infantiles.

― No voy a ceder...

― ¿Eres capaz de vivir sólo con orgullo?, créeme... yo no pude.

El muchacho se puso de pie y tomó el saco de la silla. Emiliano lo observaba sin inmutarse.

― ¿Por qué mierda tienes que hacerme pensar?

― Es mi trabajo, analizar más allá de lo que tú ves como un enorme problema.

― ¿Y si Brandon está con otro?

― Vamos.

Emiliano se puso de pie y caminó hacia el muchacho sosteniéndolo de los hombros y mirándolo fijamente.

― ¿En serio piensas que tendría ojos para alguien más que no seas tú?

Bastian arregló un mechón de cabello que se había caído sobre su ojo, la oficina de Emiliano era de un blanco níveo, tan iluminada y llena de vida, la misma que el terapeuta tenía en su interior porque debía aceptar que era muy feliz, sin importar el pasado doloroso.

― Puede que esté en su departamento todavía.

Eso era una locura, había algo en esa idea que lo hacía retorcerse, él era Bastian Driesen, él no rogaba por amor o por migajas de cariño. Sin embargo, de sólo pensar a Brandon fuera de su vida lo llenaba de oscuridad.

― ¿Qué pasa Bastian? ¿de pronto nos hemos asustado?

Bastian le dio una sonrisa ladeada y que Dios lo ayudara, ese bastardo no se le escaparía.

― Se necesita más que un tonto testarudo para doblegar a Bastian Driesen. 

AMAZONIA S.B.O Libro 9 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora