~ ALBA ~ 1

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Movimientos bruscos, gente empujándome, niños pequeños llorando y adolescentes quejándose, son los sonidos que día a día uno tiene que escuchar a primera hora para llegar a nuestro destino.

Miró por las ventanas mientras intento sostenerme de un tubo de metal que huele desagradable.

La ciudad como siempre está frenética, todo el mundo va estresado, pero algunos lidian mejor con todo esto y no dejan de ser amables sonriendo apresar de todo, pero incluso entre esas personas hay impostores, no todos sonríen por felicidad y ser positivos, hay más razones detrás de una sonrisa.

- Señorita... Señorita - alguien toma mi brazo - ¿Quiere sentarse?

Bajo la mirada saliendo de los pensamientos vagos que suelo tener por la mañana. Un hombre joven con traje barato vuelve a tocar mi brazo ofreciéndome su asiento en el autobús.

- Claro, gracias.

El hombre se levanta torpe agarrando su maletín y dejándome pasar para tomar su lugar.

- De nada - murmura.

Intentó concentrarme en mis pensamientos de nuevo al sentarme, pero me es casi imposible al sentir que el hombre que tengo a lado no deja de ver mi pecho, ¿así que ese fue su estrategia? ¿Darme su asiento para ver mi pecho desde otro punto? Qué incómodo.

- ¡Permiso! - alguien grita sacando de su fantasía al hombre.

El hombre quita la mirada de mis pechos para mirar al rededor, se da cuenta de que está es su parada y así que se mueve rápidamente entre la gente pasa salir, el autobús casi arranca sin dejarlo bajar, pero logra dar un salto en el último segundo.

- Hombres - la mujer que tengo en el asiento de alado murmura - Siempre mirando lo que no deben.

Supongo que ella también se dio cuenta de lo que el hombre hizo.
Trato de no ponerle atención y me pongo a repasar mentalmente los deberes de hoy, tengo mucho que hacer.

Veinte minutos después bajo del autobús, una calle antes del edificio donde trabajo, no hay una parada que me deje justo al frente, lo cual agradezco porque siempre me cuesta recuperar el movimiento de mi propio cuerpo luego de bajar del autobús por la mañana, es como si fuera un robot intentando caminar con naturalidad, pero es casi imposible al no serlo.

- Buenos días, Alba - la recepcionista me saluda al verme entrar al edificio.

- Buenos días - saludo de regreso.

Camino más recta hacia el ascensor y dentro de el está mi compañera, Liliana.

- Buenos días - sonríe.

- Buenos días - respondo.

Subo al ascensor y me pongo a su lado tímida. Aunque solo llevo una semana trabajando aquí, Liliana me ha tratado como su amiga de toda la vida.

- ¿Escuchaste el rumor? - me pregunta cuando el ascensor se cierra.

- No... ¿Cuál?

- La abogada Taylor y el abogado Miranda regresan hoy.

La miró de reojo mientras subimos a nuestro piso, ¿qué tiene de emocionante la llegada de esos abogados?

- ¿Y quiénes son ellos? - pregunto.

Liliana me mira con cara de no poder creer que ignoro de quienes de trata.

- Ella es la socia de la firma y de las mejores abogadas del estado, él es su esposo, es accionista también, diría que son tus jefes, bueno al menos ella es la encargada de todo aquí, así que me sorprende que no sepas de ella.

La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora