La hija de Sirius Black (Fred Weasley)

Tiempo después del final

-Me voy a casar rubia...- susurre entre lágrimas- Se suponía que estarías conmigo en este día y te reirías de mi como lo hicimos con Tonks...-

Habían pasado dos años desde la batalla de Hogwarts. Dos años en los que me había hecho cargo de una pequeña Anne y un recién nacido Teddy Lupin. Dos años en que todos los meses sufría cada día con la ausencia de Beth, Tonks y Remus.

-No tengo quien me lleve al altar, aunque deberías ver lo hermosos que estarán Anne y Teddy...- mis lagrimas seguían saliendo- Le he pedido a Draco que me llevase al altar, pero no estaba muy seguro. Los gemelos son un completo éxito en la tienda, están intentando expandirse y George te extraña todos los días, puedo ver como mira sus fotografías...-

Escuche pasos acercarse, limpie mis lagrimas e intente recuperar la máxima compostura posible.

-Tranquila preciosa, los niños están jugando con George...- hablo Fred mientras me abrazaba- Solo quería saber si estabas bien...-

-Estoy bien, Weasley. - respondí intentando sonreír- Solo le comentaba las nuevas noticias a Beth, ¿Quieres comentarle algo? -

Fred sonrió mientras sujetaba aun más fuerte su brazos sobre mis hombros.

-Tienes una hija demasiado inquieta querida Elizabeth, espero que sea una de las mejores bromistas de su época. - comenzó riendo- Parece que nunca deja de crecer, Charlie la visita todo el tiempo y no puede creer cuan rápido crece cada vez...-

-Si, deberías ver como la malcrían junto a Thomas. - intervine para continuar- Cada día se parece un poco más a ti, tiene tu misma mirada inquieta y es demasiado terca para ser tan pequeña... -

No podía soportar un minuto más sin comenzar a derramar las lágrimas. Apreté aun más fuerte la mano del pelirrojo a mi lado, quien me miro con mucho amor y correspondió mi apretón.

-Te extrañamos Beth, todos los días te extrañamos demasiado. - hablo el pelirrojo- Nosotros haríamos cualquier cosa para que estés aquí, tu no tendrías que haber muerto. Tu deberías estar aquí. –

Colocamos las flores junto a la tumba de Beth, nos despedimos e intentamos limpiar nuestras lágrimas, para ir al encuentro con los más pequeños.

-Miren lo hermoso que se ven la futura pareja de casados. - anuncio George- Creo que si me decían hace unos años que tu ibas a ser el primero en casarse de nosotros, hubiera estallado en risas y diría que era más probable que Charlie fuera al altar. -

Podíamos sentir el tono amargo de su voz, sabía que quería proponerle casamiento a Beth. Lo había visto comprar una sortija y preparar un discurso sobre amor y guerras. Todavía podía oír los susurros el día en que ella murió, cuando no podía separarse de su cuerpo inerte y las lágrimas parecían no tener fin.

Las risas de una ya no tan pequeña, pero tampoco tan grande Anne nos interrumpieron. Era la personita más dulce que podía existir y la mejor compañía para un niño tan tierno como Teddy, estaba segura de que serian los mejores compañeros de aventuras.

Estábamos por iniciar viaje a La Madriguera para terminar con la organización de los preparativos e intentar que no fuera un completo descontrol o una batalla de gritos pelirrojos. Sin embargo, las ultimas palabras del dueño de la mitad de mi alma me dejaron un poco confundida.

-Georgie querido vas a tener que hacer de niñero un poco más de tiempo. - anuncio Fred- Tenemos algunas paradas antes de volver con toda la familia. -

Lo ultimo que vi fue la sonrisa en la cara de George, para después ver un enorme campo de girasoles que conocía muy bien.

-Volvieron las viejas tradiciones sorpresas, Weasley. -