Ep. 24

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       Félix exprimió un trapo mojado de agua caliente, lo agitó contra el cazo y se lo pasó a Draco. Éste presionó y limpió las palmas heridas de chica, quien no parecía mencionar una sola palabra.
   Entró al hospital la profesora McGonagall, para revisar que su estudiante estuviera bien.
   —Muchachos, vayan a sus salas de inmediato.
   —Pero profesora McGonagall-
   —Ya he dicho, Félix, a sus dormitorios—Se giró al pelirrubio quien no dejaba de ver las heridas de ________—Draco.
   El mencionado levantó la mirada y asintió con la cabeza. Claro estaba que no quería irse de allí, pero era mejor no resistirse a la indicaciones.
   Así que dejó el trapo a un lado y antes de irse obtuvo una cálida mirada de la chica, que estaba muy agradecida por su tiempo allí. Félix dejó el cazo de agua caliente y no se fue sin antes tomar la mano de Peverell para despedirse, yéndose detrás de Malfoy.
   Una vez que los dos estudiantes estuvieran afuera. Minerva tomó el trapo y se sentó al lado de la chica, pero vio que sus heridas estaban sanando en segundos.
   —Debe saber, señorita Peverell, que lo que hizo, fue muy peligroso. Un boggart de ese nivel pudo haberla matado.
   —Mejor yo que cientos de estudiantes, ¿No? Además, ni siquiera fui yo quien paró al boggart, fue Draco.
   Un escalofrío recorrió a la profesora y en ese momento entró el director Dumbledore, y se acercó a la camilla.
   —Creo que su recuperación está yendo muy rápido, podrá regresar a su sala está noche.
   —Si, director.
   —¿Podrías decirnos… Que sucedió? ¿Por qué te detuviste frente al boggart cuando tenías toda la plena oportunidad de capturarlo?
   —Quiero disculparme, señor. No fue mi intención, creo que me perdí.
   —Claro que sé que no fue tu intención, corriste para salvar a tus compañeras y compañeros, cuando debiste ponerte a salvo y dejar que los profesores se encargaran.
   —Pero había estudiantes en grave peligro.
   —Lo sé, por eso, quiero felicitarte—Sonrió—Pero hay algo que debemos saber, ¿Qué era la otra bestia que atacó al boggart? Según Draco, cuando llegó no había nada más que tu y tu réplica, pero, estaba claro en el suelo, que hubo una batalla entre dos… Dragones.
   Peverell calló un momento. No pudo haber sido otro boggart, porque no era lógico que dos de ellos pelearan entre ellos.
   Pero aquel gris azulado lo había visto en alguna parte, sentía que podía recordarlo.
   —Estoy segura de que fue otro dragón, pero… No sé nada más.
   —Es como si hubiese desaparecido o encogido—Mencionó la profesora. Pensativa mirando las telas de la camilla.
   —De cualquier forma haremos una investigación a fondo. He otorgado puntos a Gryffindor y a Slytherin—Sonrió y acarició suavemente el pie de la chica—Cuando te sientas mejor, Señorita Peverell, ve al comedor, algunos de tus compañeros quieren darte una sorpresa.
   La chica asintió y se quedó sobre la cama, nuevamente perdida en sus pensamientos. Sobre aquel extraño dragón.
   El director y la profesora McGonagall decidieron dejarla descansar para que esa noche pudiera cenar y regresar a su dormitorio.
   En el silencio de toda la sala de enfermería rondaban los recuerdos y el dolor. Porque, aunque era muy poco probable, la idea de perder su magia era como si se perdiera ella misma y eso fatalmente le dolía. ¿Por qué no mejor cambiar de temor? ¿Por qué a ella misma?
   Pasaban cosas muy peligrosas en Hogwarts y eso ya no era nada normal. Primero el hombre que la atacó aquella noche después del juego, luego el dragón.
   Era como si alguien estuviese planeando todo eso.
   Rompió sus pensamientos cuando se escucharon un par de golpes suaves contra la ventana encima de su camilla. Era extraño que alguien lo hiciera, así que se enderezó para ver quién era.
   —¡¡Oh por Dios!!—Gritó asustada y cayó de nalgas contra el suelo.
   Era el dragón gris que había visto anteriormente. Éste también se asustó por la reacción de la chica, pero se tranquilizó enseguida cuando la vio directamente a los ojos.
   Peverell tomó su pecho, recobrando la calma. Porque después de todo, parecía que la bestia no tenía ninguna intención de herirla, en realidad, parecía que se quería comunicar con ella.
   La chica se acercó paso a paso lentamente y abrió la puerta.
   Una fresca brisa golpeó su cara y cepilló su cabello.
   —Hola—Saludó, viendo los ojos turquesa del dragón. Eran bellísimos y reflejaban una calma y pureza divina.
   El dragón acercó lentamente su hocico para buscar una caricia suya, evitando asustarla más.
   _________ dudó un momento, pero luego se animó a alzar su mano con confianza y lentamente la posó sobre la nariz de la criatura.
   —Te he visto antes—Dijo, sin dejar de ver sus tibias escamas brillantes—¿Pero donde?
   El dragón agitó su cabeza y se puso frente a ella, abriendo su hocico lentamente.
   —Puaj, huele muy mal—Exclamó tapándose la nariz. Pero luego notó algo diferente en ello.
   Era la lengua. Su lengua era muy lisa, brillante y rosada, muy poco común en ese tipo de criaturas que suelen tener la lengua muy rasposa.
   ¡Claro! ¡Conocía a ese dragón! Lo adoptó cuando era solo un cachorro. Era el único que quedaba de su especie, así que lo cuido y lo entrenó a escondidas.
   —¡Eres Softtongue!—Gritó emocionada—¡Softtongue eres tu!
   El dragón se emocionó y agitó su cabeza junto con su cuello.
   ¡¡Por supuesto que era él!! Pero… Había crecido tanto, pues en aquel tiempo podía cargarlo sobre sus brazos y ahora resulta que podía caber perfectamente en su hocico.
   Se subió por la ventana para poder abrazar lo poco que podía.
   —¡Te extrañé tanto!
   De tanta alegría contenida, al pobre dragón se le escapó un rugido que resonó por todo el lugar y hasta más allá de los pasillos.
   Ups.
   Eso si que debió llamar mucha la atención.
   —¡Cállate! ¡Nos han descubierto! ¡Ahora escóndete!
   Así que lo que hizo fue transformarse en un mini dragón. Tan, pero tan pequeño que cabía en la palma de su mano.
   ¡Era fantástico!
   Softtongue voló hasta las manos de la castaña y ella lo escondió en uno de los bolsillos de su ropa y se metió de nuevo en cama, fingiendo que estaba dormida.
   Cuando cerró los ojos, inmediatamente escuchó las puertas del hospital abrirse de golpe.
   —¡_________!—Gritó alguien, que fue hasta la camilla y la tomó entre sus brazos.
   Ella fingió despertarse y bostezar ligeramente.
   —Oh, Harry, ¿Qué pasa?
   —Escuchamos un rugido desde este pasillo, ¿No pasó nada?
   —¿De qué hablas Harry? Yo no escuché nada, estaba durmiendo.
   En eso llego Ron, tomando fuerzas entre jadeos para no derrumbarse al suelo.
   —Estábamos pasando por aquí y creíamos que estabas en peligro, todo Hogwarts ha entrado en pánico.
   —Esta bien chicos—Agitó las manos ligeramente—No se preocupen por mi, estoy bien.
   —Que susto—Balbuceó el castaño y se sentó sobre la camilla—¿Quieres seguir durmiendo?
   —No, para nada—Sonrió y desatendió la sábana, bajando los pies al suelo—Quiero ver a mis amigas y estoy completamente sanada.
   —A veces me aterra lo rápido que te curas—Mencionó Ron, enderezándose con dificultad—¿Cómo lo haces?
   —Solo… Controlo las heridas de mi cuerpo, es magia.
   —Parece una magia muy avanzada—Opinó Harry—¿Hay algo que aún no puedas hacer?
   —Estaba entrenando la aparición con mi padre, sé que requiere mucha concentración si no quiero descuartizarme, pero ahora con todo lo que está sucediendo, siento que no puedo reunir mucha paz y concentración.
   —¡Cool!
   Peverell sonrió y se agachó para poder ponerse sus zapatos. Estaba segura de que cansada no estaba, pero algunos músculos de su cuerpo seguían doliendo un poco.
   No importaba. ¿Pero que haría con Softtongue? Aunque pudiera hacerse muy pequeño, no podría tenerlo consigo ni tampoco podría alimentarlo estando dentro de Hogwarts. Pero todo ese tiempo parecía haber sobrevivido bien, parecía muy relleno y sano.
   Dobló las sábanas y se dispuso a salir de la enfermería, y mientras cruzaba por la puerta, Harry notó un extraño movimiento en el interior de la ropa de la chica. Ella ocultaba algo, y seguramente tenía que ver con estruendo que sonó por todo el pasillo, pero por ahora dejaría pasarlo si no había otro problema.
   Caminaron juntos hasta la sala común de Gryffindor, donde la estarían esperando algunas de sus amigas.
   El día empezaba a oscurecer y las clases empezaban mañana. Solo había sido el primer día y un extraño boggart atacó el interior de Hogwarts, eso era más extraño que nada y trataba de conseguir pistas junto con Harry, ¿Y si alguien soltó intencionalmente a la criatura?
   ¿Quién podría ser sospechosamente?
   Cuando llegaron a la sala, muchos brazos se reunieron alrededor de _________.
   Ella se quedó perpleja un momento, ¿Pero que estaba pasando?
   Hermione fue la primera en separarse.
   —Nos preocupamos mucho por ti.
   —Estoy bien chicas, gracias.
   —¿Ya no te duele nada?—Preguntó Emily, mirándola de pies a cabeza.
   —Por supuesto que no, por eso estoy aquí—Sonrió y abrazó a su amiga.
   Se unió junto con las otras chicas en la sala para platicar sobre el incidente, sus vacaciones y comer snacks.

Hechizo ~ Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora