—¿Debería usar la diadema roja o amarilla?—Se preguntaba la morena mirándose en el espejo, sin poder elegir que usar ese día.
Peverell sonrió divertida, mientras se colocaba los zapatos.
El nuevo día comenzaba y no había nada mejor que olvidar los problemas y seguir adelante, aunque en el fondo siguiera rencorosa por lo que había sucedido.
—¿Algunas de ustedes ha visto un librito pequeño y parlanchín por aquí?—Hermione entró a la habitación desesperada, mirando a todos lados, entre cajones y por debajo de los muebles.
—Creo que lo escuche hablar dentro de los baños—Respondió Jones, eligiendo por fin la diadema color amarillo.
Hermione salió a buscarlo y _________ tomó sus cosas para bajar e ir a desayunar, y absolutamente todo sin ánimos de ver a Draco.
Y si lo hacía… ¿Qué cara le daría? Y la humillación, ¿Cuántas personas la mirarían de nuevo?
Ah, de verdad hoy si quería un día normal, pero incluso su estómago hambriento le indicaba que nada es normal en una escuela de Magia.
Y justo antes de abrir la puerta de la habitación, otra chica lo hizo primero y asomó la cabecilla, topándose con la castaña.
—Oh, lo siento, buenos días—Sonrió y luego giró la mirada a la habitación, buscando a la morena—Emily, un chico de Ravenclaw te está esperando afuera.
—¿Bob?—Cuestiono Peverell, con una sonrisa socarrona—¿Desde cuando son tan unidos?
—No malinterpretes, chica. Desde la noche en el lago hemos estado hablando más, quiero decir… Que es bueno manteniendo conversaciones, me agrada y aparte solo iremos a estudiar.
—Estudiar. Si, como no.
Jones le lanzó una mirada asesina haciendo que la castaña saliera corriendo por las escalera a risas.
Allí abajo, caminó hacia la salida mientras tomaba una paleta. Sus pensamientos trataban de bloquear completamente la imagen del rostro de Draco y toda la situación de ayer, mientras se cuestionaba que lecciones de aprendizaje le tocarían ese día. Quizá aprendería como hacer una poción para camuflarse, era el tema más cercano al anterior.
La puerta se abrió y lo primero que vio fueron los ojos brillosos y magentas de Bob.
—¡Hola!—Saludó emocionada por ver a su amigo.
Hoffmann le mostró la misma emoción al momento de abrazarla.
—Buenos días, ¿Emily ya está por salir?
—Si, ya debe estar bajando de las escaleras—Lo miró a la cara, pero luego se quedó extrañada por un detalle curioso—Tus… Tus ojos están brillando.
—Si, brillan por voluntad—Sonrió tímido—Soy metamorfomago, ciertamente. Solo que aún estoy aprendiendo a controlar mi cuerpo.
—¡Eso es fantástico! ¿Pero porque están brillando en este momento?
—Lo hacen cuando estoy nervioso.
—¿Nervioso?—Preguntó curiosa, pero al notar las rojizas mejillas del chico, soltó una sonrisota divertida—¡Te caché!
—No exageres—Puchereó.
—Te gusta, ¿No?
—Solo me parece linda y divertida.
—Ajá, si—Soltó una risita y ajustó su bolso—Bueno, tengo que irme a clase.
—Oh, claro, él…—Señaló a un lado.
Peverell siguió el dedo y la envió a lo menos deseado.
Apenas vio los ojos grises de Draco, apartó la mirada. Sus latidos empezaron a acelerarse un poquito más.
¡Demonios! ¿Por qué no lo había notado?
—Ya me voy.
Dedicó una sonrisa a Bob y lo pasó de lado, dirigiéndose al pasillo de enfrente.
Ay no, ay no, ay no, ay no.
Ahora la imagen de sus pupilas dilatadas no salían de su mente. No, no, no.
No llores, no llores, no llores.
No, no, no. Ya lo superaste, ya lloraste anoche.
¿Pero porque seguía doliendo allí, en medio del pecho?
—¿Y ahora tu me ignoras?
Sus latidos se sintieron tan fuertes que creía que se saldrían de su pecho.
Ya había perdido totalmente. La suaves notas que salían de la boca de él, habían debilitado todos los nervios de su cuerpo, que bloqueaban sus fuerzas y la obligaron a detenerse.
Malfoy se acercó lentamente a ella. Sintiendo como su tristeza invadía en él.
Las heridas que le había provocado la noche anterior.
—Buenos días… Draco.
—Buenos días…
__________ se mantuvo con el rostro alto, mientras veía como su vista se oscurecía lentamente, a causa de la sombra que le daba el chico frente a ella.
La miró, y su corazón sufrió una suave caricia de dolor al ver como la chica apartaba la mirada de él, sin deseos.
¿Cómo? ¿Por qué sentía el dolor tan fuerte?
La tensión se vio interrumpida por un suave pero largo sonido, que provenía del estómago de la chica. Un llamado.
—Lo siento-
—No—Contestó inmediatamente. La noche anterior, por su culpa no había cenado nada y ahora era su culpa que tuviese hambre, peor era que ella no pensaba en ir a desayunar, si no ir a las clases. Dio un paso al frente y lentamente retiró la paleta de la boca de __________, contemplando sus brillosos labios rositas. Alimentando su deseo de poder arrancarle mil besos y quitarle todo el labial, pero no, no podía portarse como un tonto enamorado después de haber sido más imbécil anoche—Los dulces vienen después… Desayuna primero.
—Si, tienes razón… Supongo.
—Anda, vamos.
Tomó su mano con una extrema delicadeza. Con el miedo de romper el hilo que había entre ellos, aunque no sabían que era mucho más fuerte de lo que había sido.
La mano de ella era tibia y suave, como las sonrisas que ella daba y su corazón, pero la mano de él era tan dura y fría, como realmente era lo que era.
Aún así, no importó. Eran la combinación perfecta, quizá.
Sus corazones se estrujaban y repentinamente parecían dejar de bombear. Las mil emociones los rodeaban.
Draco estaba rojo como un tomate, después de que anoche casi no pudo dormir a falta de un beso de __________ que lo calmara, sostener su mano era como tomar mil pociones de energía, hasta podía creer que sus orejas estaban rojas.
Pero toda la emoción se cayó en un abismo al escuchar un pequeño quejido al lado suyo.
Ella estaba llorando, y con la mano que tenía libre se limpio la carita, intentado ocultar su rostro de él. Solo ese gesto rompió cualquier línea de orgullo.
¿Cómo rogarle perdón? ¿Lo perdonaría si pegaba se inclinaba con la cabeza al suelo?
Que deseos de hacerlo.
—No llores… Por favor—Susurró con cariño.
Sus ojos marrones, húmedos y adoloridos siendo golpeados por los cálidos rayos de sol eran lo más bello y tormentoso que había visto.
—No estoy llorando—Contestó, alejando con su mano, la de Draco, quien trataba de limpiar y secar las silenciosas lágrimas que corrían por sus mejillas.
Otra caricia de dolor.
—Lamento… Lo que pasó anoche.
—No hablemos de eso, ¿Bien?
—Pero-
Antes de que pudiera decir cualquier otra palabra, Peverell lo soltó de la mano y eso lo desconcertó de sus palabras y lo regresó a la realidad.
Ya habían llegado al comedor.
¿Pero porqué lo soltó?
La respuesta lo vio en los ojos de la chica. No sólo la había lastimado, también la había humillado.
Para nada era formidable entrar al Gran Comedor tomados de la mano, aunque él deseaba presumir lo loco que estaba por ella, __________, al contrario, deseaba que nadie pensara ni los viera juntos.
Bueno, las cosas no siempre suelen ir como uno lo planea.
—¿No es sospechoso? Ambos llegaron al mismo tiempo—Murmuraron por ahí.
—Es súper sospechoso, ¿Será que se traen algo?
—Ay no, no lo creo. Ayer Draco Malfoy estaba hablando con una chica de su casa, parecían más cercanos que ellos dos.
—Estas ciega, ellos dos casi siempre están juntos, incluso escuché por allí, se unirán a una banda.
—¿De verdad?
—Esto es bastante interesante.
—…Draco últimamente… ¿No les resulta muy atractivo?

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Hechizo ~ Draco Malfoy
FanfictionUna linda y divertida historia en la gran y sorprendente escuela de magia y hechicería, Hogwarts. Había una vez un desafío para el mundo de la magia que cayó desde el cielo. Literalmente. La era de la magia se enfrentará al descubrimiento de h...