Ep. 33

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   —¿Ya lo tienes?
   —Ya casi lo alcanzo.
   —¿Por qué tuviste que ponerlo tan hondo?
   —¡Es mas seguro!
   —¡Por supuesto que no! La tierra no tiene propiedades mágicas que anulen el augurio, tonto.
   Draco rodó los ojos y siguió extendiendo la mano.
   —Maldita sea, no recuerdo haberlo dejado tan abajo. Esa cosa se hundió por si sola.
   —Deja de decir tonterías, hazte a un lado—Dejó la linterna sobre el suelo y se agachó al agujero que había hecho el pelirrubio para ocultar el llavero y apuntó su varita—Accio—Pronunció, pero en ningún momento se lanzó algún objeto similar al que buscaban. Estaba vacío.
   —¿Qué rayos? ¿No hay nada?—Malfoy alzó un lumos al interior del hoyo, pero efectivamente, no había nada.
   —Mira eso—Señaló la chica.
   Más allá del agujero, se lograba ver una especie de agujeros extendidos, como si… Como si alguien hubiese cavado por allí y se llevó el llavero del augurio de la mala suerte.
   —Grumpels—Confirmó, retirándose de la húmeda tierra—He leído de ellos.
   —Te gusta leer, ¿Eh, chico malo?
   —A veces me confunde tu actitud, no se si me quieres tentar o me quieres hacer sufrir—Suspiró marcando un puchero arritado—Como sea, estos estúpidos Grumpels se llevaron el llavero, ¿Se supone que vamos a buscarlos?
   —Es lógico, ¿No?
   —Ellos viven bajo tierra, a través de túneles, como los topos. Son demasiado pequeños, no cabemos por allí.
   —Un humano no, pero una conejita creo que si.
   —Conej- Ouh, no…
   —Draco…
   —Ya tuve suficiente con tener que llegar hasta aquí, no me arriesgare a que vayas tu sola por territorios… Peligrosos.
   —Estaré bien.
   —No lo entiendes, son literalmente muy astutos, duendes salvajes, y siendo un animal pequeño bajo tierra puede ponerte en desventaja a la hora de tener que defenderte, no podrías usar tu varita.
   —Pero tenemos que-
   —Lo buscaremos… En otra ocasión, con más seguridad, además es media noche, nada es seguro aquí.
   —Ah, tienes razón. Es que me pone tan nerviosa.
   —Estarás bien—Sonrió, acariciando su cabeza con suavidad y se levantó—Ven, regresemos al castillo.
   —Si, es mejor.
   Peverell agitó su vestido y su capucha, pero justamente en el momento en que tomó la mano de Draco como apoyo para levantarse, la tierra bajo sus pies se desmoronó y le tragó los pies.
   —¡¡_________!!
   Ella cayó en un enorme hoyo parecido a la profundidad de un pozo.
   —¡¡Draco!!
   La tierra se veía bastante húmeda y escurridiza. Y era tanto la adrenalina del miedo que le llegó hasta el pecho y la cabeza, que no dudo más de dos veces en saltar también al agujero.
   —¡¡_________!!—Gritó, mientras la tierra lo arrastraba túnel abajo. Los gritillos de la chica lo ayudaban a guiarse, pero hubo un momento en que calló y eso lo desconcertó.
   —¡Oh!—Se escuchó—¡He llegado al final!
   —¡¿“Al final”?! ¡¿De que hablas?!
   Segundos después el pelirrubio salió disparado desde el túnel y calló de nalgas en tierra firme.
   Tras un momento de recuperarse del dolor, miró a su alrededor y allí estaba la castaña, en el suelo igual que él, mirando todo el lugar.
   Éste era iluminado por enormes piedras color celeste que brillaban en la oscuridad, dentro de una enorme cueva. Era hermoso, como estar en una tierra de hadas.
   —Estamos en la guarida de los Grumpels, ¿Cierto?
   —No se si me preocupa más el hecho de que había un canal exactamente del tamaño de un humano debajo de ti—Refunfuñó levantándose y sacudiéndose la tierra de su trasero.
   —¿Qué insinúas?
   En ese momento se escuchó un extraño sonido proveniente del otro lado de la cueva y ambos niños fueron a esconderse detrás de una enorme piedra brillante.
   Asomaron el ojo cuidadosamente y vieron un grupo de extrañas criaturas entrar al lugar cargados de cosas brillantes sobre sus espaldas.
   Oro, joyas y bolsas repletas de monedas plateadas.
   —Es la primera vez que veo Grumpels—Susurró el chico—No se parecen mucho a las ilustraciones del libro que leí, pero si bien no me equivoco, son extremadamente peligrosos, así que… Mejor vámonos de aquí.
   —¿Qué pasa, chiquitín? ¿Estas asustado?
   —_________, es en serio.
   —Aisht, está bien—Rodó los ojos y miró a su alrededor, buscando una forma de pasar desapercibidos.
   —Ven—Indicó el chico, agitando sus manos a él—Te cargaré.
   —¿Qué? P-Pero…
   —Poderes de mortifago.
   Peverell entendió enseguida.
   ¡Que emoción!
   La verdad… Es que no sabía porque sentía esa emoción. Si por volver a sentir esta extraña cosa negra que la rodeaba, o porque Draco le ofreció llevarla en sus brazos.
   La ponía nerviosa. Sentir un contacto indirecto, era incluso, tentador para poder perdonarlo y besarlo de una buena vez.
   Sabía que era un completo idiota, por haber sido tan malo con ella, pero incluso así, era un hombre fascinante por si solo, estaba dispuesta a hacerlo sufrir a toda costa para encarar su fuerza y voluntad.
   El cuanto le gustaba.
   Si podía morir por ella… ¿Cuánto resistiría?
   ¿Podría hacerlo lo suficientemente fuerte… Si no tuviera opción que… Separarse?
   Por casi mil siglos.
   O en realidad… ¿Era quien intentaba hacerse fuerte y resistir a la idea de no tenerlo a él? Quizá era eso, ella era la codiciosa al empezar a sentir su necesidad, no por querer hacerlo fuerte y sacarlo de su mala realidad, si no… Por empezar a amarlo como a un hombre y un romance pasajero y de recuerdos.
   Daba miedo mirar esos ojos grises y que la _________ tan valiente desapareciera por completo.
   Miró una vez más a su alrededor. En su mente quería capturar el bello paisaje de la cueva de piedras brillosas. Desgraciadamente para Draco, las miradas curiosas no siempre terminan bien.
   —Mira, allá. El augurio—Señaló hacia la punta más alta de una montaña gigantesca de miles de objetos de oro y diamantes.
   —Dios… No…
   —Draco, es nuestra oportunidad, aquí está, vayamos por el.
   —No es seguro.
   —Llévame allá—Ordenó, tomándolo del cuello de la camisa y sentándose en su regazo inclinado—Llévame.
   —Por supuesto que no, quiero salir completo de aquí.
   —Entonces vete, yo lo recuperaré.
   Se levantó y dio la media vuelta, hacía la colina dorada, con los pasos lentos, silenciosos y cuidadosos, fue acercándose cada vez más a su destino.
   Malfoy estaba a punto de colapsar de la frustración, pero no tuvo otra opción que pegar su cabeza contra una piedra y respirar afanosamente para no perder la cabeza.
   —No puedo creer que me guste esa fea—Se dijo a sí mismo, mientras la miraba caminar echando de vez en cuando miradas para estar alerta—Debo estar demente.
   La castaña solo siguió andando, tratando de no pisar las piedras y monedas que había en suelo. Pero al llegar a un tramo donde no había piedras gigantes que la taparan no tuvo más opción que transformarse en la pequeña lagomorfo.
   Debía tomar ese augurio o si no, había probabilidades de que jamás pudiese ser salvada de la mala suerte.
   Escuchaba a los Grumpels hablar y hablar, en un idioma demasiado extraño, que parecía que sólo repetían un sílaba bastante aburrida. Pero aún si estaba decidida a hacerlo sola, ¿Cómo es que Draco ni siquiera intentaba detenerla?
   Giró la mirada y lo vio cruzado de brazos, detrás de una de las gigantescas piedras, con esa mirada tan asesina.
   No importaba, parecía que no tenía ánimos de ayudar, así que solo siguió arrastrándose por el suelo, logrando no ser vista.
   Pero llegó el momento más esperado, la etapa final.
   Estaba en el borde de la enorme montaña de oro y en la punta, su no tanto deseado augurio, esperando ansioso por volver a caer en la manos de ella, como siempre estuvo destinado.
   Ahora… Debía llegar hasta la cima, sin causar alguna cosa que llamará la atención y eso incluía el no poder escalar literalmente, las monedas harían demasiado ruido.
   Bueno, era hora de sacar las alas.
   Justo en el momento en que iba desprender el vuelo pico arriba, una fuerza la detuvo por completo de las patillas.
   El rubio no la dejó ir. Su rostro denotaba una inquietud preocupante que combinaba a la sopa del enojo.
   _________ voló de regreso y se ocultaron tras una roca.
   —¿Qué haces?
   —¿Qué hago? ¡Salvándote el pellejo, tonta! Eres un perico muy pequeño, no podrás cargar con el llavero, se te caerá, hará mucho ruido y los dos nos joderemos.
   —Corrección, soy un canario.
   Escucharon un estruendoso golpe justo detrás de ellos, inmediatamente se lanzaron el suelo y miraron a su alrededor, sin saber que había sucedido.
   —Escúchame bien—El pelirrubio la tomó del brazo, obligándola a mirarlo a los ojos—Te haré volar hasta allá, extenderás el brazo, lo tomaras y nos iremos de aquí.
   —¿Lo prometes?
   —Tch, sólo hagámoslo.
   Ambos se apegaron uno al otro, preparados para el salto. Pero justo antes de que la castaña pudiese ser rodeada por el brazo de Draco, su pie resbaló ligeramente sobre una moneda y pareció que todo se volvió en cámara lenta. La moneda se arrastró y chocó contra otra moneda, esta otra chocó con la de al lado, así sucesivamente hasta llegar a la colina gigantesca.
   Oh no…
   Una simple moneda movió toda una montaña, provocando un estruendo que fue absoluto para llamar la atención de los Grumpels.
   Ya no importaba seguir ocultándose en las rocas. Aún después de escuchar los gruñidos de las bestias acercarse a velocidad.
   Malfoy tomó a la chica con fuerza y se impulsó contra el suelo, elevando por el cielo. El descontrol llegó cuando notaron que no estaban bien agarrados y en cualquier momento aquellas criaturas pequeñas y salvajes no tardarían en alcanzarlos con aquella cadena que hacían entre ellos. Eran tan buenos haciendo trabajo en equipo.
   —Sabía que los Grumpels eran rápidos, ¡Pero nadie dijo que tan rápidos!—Dijo la chica, sosteniéndose fuerte del pecho del chico.
   —¡Toma el augurio, solo tendremos una oportunidad!
   Las manchas negras que los rodeaban impedían cada vez más el ver detrás suyo, estaban asustados, claramente. Era lo malo de tener los planes arruinados.
   Draco intercambio lugar y puso la chica boca abajo, para que así pudiese extenderse y tomar el llavero.
   Al llegar a la punta, _________ logró capturar el objeto y los sostuvo fuerte entre su mano, mostrándoselo a Draco, cara a cara.
   Sonrió con emoción, y ya era hora de largarse de allí.
   El pelirrubio tomaría el mando del vuelo una vez que ya se había recuperado lo perdido. Así que cubrió a Peverell con sus brazos, aprisionándola a su pecho y dirigió la mirada al frente.
   El agujero por el que habían caído seguía allí, aunque la situación parecía ir de mal a peor.
   No llegaría a tiempo.
   Los Grumpels estaban más cerca que ellos, pensando que quizá no llegarían y tendría que buscar otra salida, otro ángulo.
   —Ve hacia arriba—Dijo la chica, con los ojos asomados por encima de los brazos que la cubrían—Hacia arriba.
   —Pero, ¿Por qué?
   —Confía en mí.
   Malfoy acató la orden y dio la vuelta, para ir directo a lo más alto de la curva, más y más alto. No entendía porque ________ le había sugerido tal cosa y con confianza, pero entre más cerca se encontraban, más nervioso se ponía.
   Más y más cerca.
   ¿Qué? ¿Por qué ella no hacía nada? No sabía el plan que llevaba en manos, y cuando creyó que moriría con el cuerpo aplastado contra las rocas, todo se desvaneció.
   ¿Eh?
   Aun seguía subiendo… Pero no veía la nada.
   Siguió subiendo, y un frío, producto de un barullo entre lo húmedo y lo seco. Tampoco podía sentir el oxígeno entrar a su nariz pero tampoco salir.
   Era una sensación llamado como vacío y escalofriante, pero al poco tiempo cobro el sentido, saliendo al aire como si hubiesen escapado de una enorme explosión.
   Emergieron de la tierra como plantas y volaron con el viento hasta caer nuevamente a la húmeda tierra del bosque prohibido.
   Draco apenas cobró sentido de la consciencia, agitó su cabeza y tosió con dificultad.
   —¿Qué rayos fue eso?—Se levantó con un dolor punzante en sus rodillas pero bastante controlable y tolerante. La caída había sido agitada, pero aunque él logró levantarse, ________ quedó sin fuerzas para siquiera levantar la cabeza—¡¡________!!
   Ella estaba rendida sobre la húmeda tierra, sin una señal de movimiento y haciendo pasar su mente, lo peor.
   Corrió a ella con la esperanza palpitando a mil en su pecho. La tomó entre sus brazos y suspiró con alivio cuando la vio pestañear con debilidad.
   —Draco
   —¿Qué hiciste?
   —Atravesamos la tierra—Contestó, con una sonrisa, contenta al saber que lo había logrado—Es como aparecer o volar, solo que apenas soy muy joven, ha agotado toda mi energía.
   —Te ves muy cansada.
   —Jamás lo había intentado con dos cuerpos, es realmente difícil, pero soy la mejor bruja, es obvio que lograríamos salir.
   El rubio acarició la frente de la chica, estaba muy caliente y exhausta. Miró a su alrededor, perdidos en medio del desconocido lugar.
   —¿Crees que los Grumpels vengan detrás de nosotros?
   —No lo sé—Jadeó—Quiero descansar un momento.
   —No creo que sea seguro descansar en medio del bosque prohibido, mejor volvamos al castillo, puedo cargarte.
   —¿Qué haces? ¿Ganar estrellitas de niño bueno para que pueda perdonarte?—Refunfuñó cerrando los ojos y tratando de acomodarse en la tierra. El viento que fluía por el bosque y sacudía las ramas secas, afloraban sus sentidos, recuperando su calma y la energía física.
   Por fin quedó tranquila ante el silencio de Draco, quien sólo se sentó a su lado y quien contempló la luz de la luna escabullirse por las comprendidas ramas de los árboles.
   Intentando entender la fantasía en que estaba envuelto, admiró los brillos que adornaban el rostro de la chica, como si viese en ella las estrellas que no se miraban en el cielo. Estas estaban tan avergonzadas de estar en la galaxia que se fueron a vivir a la belleza de ella.
   Ahora lo entendía aún mejor.
   Estaba enamorado… De una niña tonta que no hacía más que ser ella misma y hacerlo sufrir. Encontraba en ________ esa parte de él que quería salir de su pecho, una parte herida y oculta en las catacumbas abandonadas de la felicidad.
   Era así.
   Caricias dolorosas de amor, pero a filo de un cuchillo de la verdad.
   Suspiró y apartó la mirada.
   —¿Cuándo es el próximo juego de Quidditch?
   —Es la próxima semana—Contestó Peverell abriendo los ojos y mirándolo desde abajo—Estoy nerviosa, será mi primer juego.
   —Estoy seguro que perderás y te verás muy ridícula.
   —No seas malo.
   —Conozco a tu rival, es bastante bueno.
   —Jamás te había escuchado halagar a alguien.
   —Bueno… Se lo merece.
   ________ se levantó del suelo lentamente, es que si se quedaba un momento más, temía quedarse dormida, pero no tenía tiempo.
   —Los Grumpels si que son rápidos—Dijo mientras Draco le sacudía la tierra de las piernas—Ahora supongo que no volveré a meterme con alguno de ellos de nuevo.
   —Es verdad…—Miró la tierra, con un aire vacilante y los ojos perdidos, pero al poco tiempo se dio cuenta que la castaña lo miraba fijamente—¿Tengo un Grumpel detrás de mi?
   —No… Te… Muevas…
   Oh mierda.
   El cuerpo de Malfoy se tensó como hielo ante tal espeluznante orden.
   Había un Grumpel justo detrás de ellos, oliendo alrededor suyo, el viento, la tierra y los árboles. Cuando de repente se percató de la presencia de los niños y empezó a gruñir a amenazante.
   Ups.
   _________ trató de moverse a la misma lentitud que veía a más Grumpels acercarse a ellos y rodearlos al peligro.
   —¿Ahora que haremos?—Draco tomó la mano de ella y la apretó con fuerza, tratando de no denotar sus temblores.
   —Hagas lo que hagas, no grites y no corras.
   —Estas bestias no son pasivas.
   —No grites… Y no corras…

Hechizo ~ Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora