Capítulo 17: Camino a la Isla del Cielo

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Me había despertado pronto. El primero para ser exactos, o por lo menos eso creía. Nico Robin, Jonny Shaker y los Dugongs estaban despiertos.

Los Dugongs, al verme, comenzaron a saltar de alegría exigiendo ser entrenados, de modo que no me quedó otra que hacerlo.

Me fijé que Jonny había creado una gran mesa en la cubierta del Merry, donde estaba experimentando, intentando crear objetos a partir de esos experimentos.
Según el me había explicado, la única forma de que él crease cosas era que conociese su composición química. Por ejemplo, las cadenas que acostumbraba a crear, era de hierro puro, lo que le resultaba más sencillo de crear, pero las lanzas que había creado para Kaya, era una aleación que él había creado, que simulaba la dureza del haki, aunque no la alcanzaba.

Por su lado, Robin se había pasado al Furia de Elbaf, donde había colocado una silla y estaba leyendo un libro.
Los Dugongs, que esperaban ansiosos en la cubierta del barco de gigantes, comenzaron a pedirme que empezásemos ya. Usando geppo salté a la cubierta y me coloqué frente a ellos.

En ese momento no llevaba nada puesto de cintura para arriba, lo que me percaté que hizo que Robin levantase la mirada ligeramente por encima del libro para mirarme.

-Skywalker-dije dirigiéndome al líder de los Dugongs-Empezaremos con una rutina de flexiones y abdominales. Quiero que vayas dirigiendo a tus camaradas.

Skywalker me hizo un saludo militar y comenzó a dar indicaciones a los demás. Mientras, yo comencé a hacer mi propia rutina, con las pesas gigantes que guardaba en la cubierta del Furia de Elbaf debido a que era el único de los dos barcos que podía sostenerlas si partirse en dos.

Me troné el cuello y los dedos y comencé a levantar las gigantescas pesas. Mientras lo hacía, los Dugongs, haciendo sus ejercicios, me miraban con ojos de admiración y Robin ya había desistido de fingir que se podía concentrar y bajó el libro.

-Eres un chico muy atractivo, capitán-me dijo sonriendo.

-Lo se, ¿verdad?-respondí jadeando, con todos mis músculos tensados-Causo furor allá donde voy.

Robin dejó escapar una carcajada.

-Te puedo dejar entrar en mi biblioteca personal, si así lo deseas-le propuse-El Furia de Elbaf es un barco demasiado grande, incluso para dos gigantes, por lo que lo uso para mi laboratorio, mi biblioteca y mi gimnasio.

-Muchas gracias, capitán-me sonrió dulcemente.

Me sonrojé. Mucho la verdad. Cuando estaba en mi mundo, donde One Piece era un anime y manga, yo ya estaba loco por Robin y me negaba a ocultarlo, la verdad.
Solamente esperaba al visto bueno de las chicas, ya que ellas también debían querer estar con ella para que se uniese al harem.
Ella tampoco ocultaba que yo la atraía, de modo que, cuando estábamos solos, tonteábamos y bromeábamos, esperando la situación correcta para que esa atracción que sentíamos, pudiésemos convertirla en algo físico.

Después de una larga tanda de pesas, pasé a mandar a los Dugongs atacarme mientras yo tenía los ojos vendados, mejorando así yo mi haki de observación y ellos, su velocidad intentando golpearme.
Aún estaban verdes, ya que ni los cien juntos eran capaces de golpearme una sola vez, aunque Skywalker y Yoda, los más fuertes, siempre se quedaban a poco de lograrlo.

-¡LUFFY, ROBIN, DORRY, BROGY!-escuché que nos estaban llamando desde el Merry.

Me quité las vendas y vi que todos estaban ya despiertos, de modo que mandé a los Dugongs despertar a los gigantes mientras Zala, Sanji y Moody iban sirviendo el desayuno.
Cogí a Robin en brazos y la bajé al Merry, bajo las miradas de celos de Nami, Alvida y Kaya, cosa que me tomé a risa, pero con unos besos, logré que se les pasara.

Akuma Pirates: Reencarné en One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora