Capítulo 8: El Grand Line y la historia de Laboon

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Me encontraba descansando sobre la cabeza del mascarón del Merry, tumbado con mi sombrero de paja tapándome el rostro.
Habíamos entrado hacía tiempo en el Calm Belt, la parte del océano más cercana del Grand Line. Ésta carecía de corrientes marinas y el viento destacaba por su ausencia, por lo que muy pocos barcos estaban capacitados para atravesar el Grand Line.
Por suerte, el Going Merry, impulsado por nuestros dos reyes marinos, se movía sin problemas y, ante el peligro de las bestias marinas, temían a Apofis y Moomoo, que ya se habían comido a varias durante el camino.

Sabía que dentro de poco íbamos a toparnos con Vivi y había pensado que, ya que tanto ella como Snake habían vivido situaciones semejantes, ambos formarían una buena pareja, aunque tenía decidido que no se uniría definitivamente a nosotros hasta que llegásemos al Nuevo Mundo, o por lo menos esa era mi intención.

Tenía muchos planes en mente, muchos experimentos que realizar con mi akuma y muchos tripulantes que reclutar, pero Nami me despertó de esos pensamientos.

-Luffy, estamos a punto de llegar-me dijo sonriendo.

Me incorporé de golpe y le di un corto pero apasionado beso en los labios, provocando que se sonrojase e intentase recuperar la compostura a duras penas.

-¿Están todos listos?-pregunté.

A modo de respuesta, Nami señaló detrás suyo. Todos y cada un de mis nakamas estaban mirando emocionados el Grand Line, que se acercaba a nosotros a sorprendente velocidad.
Los únicos que no estaba tan emocionados era Gin y Kuroobi, que al saber lo que se avecinaba, se habían agarrado al mástil aterrados.

-Moomoo, Apofis... A toda velocidad y arriba-les pedí a nuestros monstruos marinos.

Salimos disparados hacia la gran muralla roja, entrando por un pasillo por el que circulaba una poderosa corriente ascendente.
En cuanto entramos en ella, manteniéndome en pie como podía, les dije a Moomoo y Apofis que esperasen fuera en cuanto nos topásemos con la ballena sin que me escuchasen mis nakama.

Volví junto a mis amigos y noté como Snake me ponía la mano sobre el hombro.

-El primer paso en nuestra aventura, hermano-me dijo sonriendo.

-De aquí al fin del mundo-le respondí sonriendo.

Tras la larga subida, comenzamos a descender, aún a más velocidad. Usopp y Ritchie, aterrados, lloraban a moco tendido y se abrazaban, pensando que había llegado su fin.

-Capitán-dijo entonces Sanji-Veo una montaña frente a nosotros.

Me sorprendía que pudiese verla detrás de toda la niebla que había a nuestro alrededor.

-No puede ser-respondió Nami aceptando el catalejo que le tendía Nojiko-Después del Grand Line hay océano, no debería haber montañas.

Separé a Snake un momento.

-Snake, ¿cómo llevas el geppo?-le pregunté.

-Ya lo domino, ¿por?

-Te voy a pedir un favor. Lo que están viendo no es una montaña, es una ballena gigante dentro de la cual vive un pirata con el que quiero hablar-le expliqué-Pero mi haki me dice que hay gente sobre la ballena y me preocupa que la vayan a herir, así que quiero que te subas a la ballena. Pero si ves a una chica de pelo azul, déjala. Te prometo que te lo explicaré todo más tarde.

Snake simplemente asintió. Confiaba en mi lo suficiente como para aceptar mis órdenes, sabiendo que siempre había explicación posterior. Además sabía a ciencia cierta que nunca lo pondría en un riesgo innecesario.

Enseguida, por los gritos de Moody y Sanji, entendí que ya sabía que era un ballena en vez de una montaña.
Miré a Snake fijamente y, tras asentir con decisión, comenzó a saltar en el aire haciá la parte superior de la enorme bestia.

Akuma Pirates: Reencarné en One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora