|49: "La Noche"|

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Iana Bennett.

Algo en mí habia cambiado y lo sabía a la perfección.

No sabía que había sido en realidad, ni tampoco porque no lo habia hecho antes.

Tenía muy claro que una vez las personas cambian suelen tener ciertas emociones distintas o características diferentes a las que antes solían diferenciarse. Lo que me hizo dar cuenta de lo mucho que habia cambiado y ni siquiera logré fijarme en como fué que sucedió.

Me encontraba dubitativa. Miles de dudas y decisiones cruzaban por mi cabeza cada vez que el auto avanzaba donde Igor se encontraba hablando con varios hombres de seguridad. Fruncí mi ceño al estacionar el auto, ya que pude darme cuenta de que aquella conversación no era buena, e Igor estaba discutiendo. Me pregunté si las cosas dentro de la casa estaban saliendo como lo habia planeado, pero al ver como le impedían a Igor salir de las instalaciones de la gran casa comencé a sacar conclusiones por adelantado.

¿Si Max quería que actuara normal, a que se debe todo ésto? Abrí la puerta del auto en silencio encontrándome con unos ojos fríos y enojados de mi hermano.

— Dale la puta orden para que salgamos a recibir el cargamento.

Espetó con ferocidad. No obstante, pude notar como su expresión se volvía extraña, se veía desesperado e inquieto. Mientras el guardia lo miraba con recelo.

— Debemos irnos, abre la entrada — comenté sin expresión alguna en mi rostro. Estaba completamente rígida notando que la situación se estaba volviendo mucho más intensa.

— Como usted ordene señora — noté la ironía en su voz, sin embargo la ignoré sentándome en el auto mientras veía a Igor subir del copiloto, aunque sabía que no podía fallarle a más tenía muchas ganas de hablar con alguien sobre lo que estaba sucediendo.

Arranqué el auto viendo a dos caminos seguirme a una distancia bastante visible. Igor estaba sentado a mi lado y podía sentir su incómodidad y frustración. Estaba muy desesperado.

— ¿Qué sucede? — pregunté intrigada. Él por su parte me miró serio pasando una mano por su delgado cabello.

— Fui un imbécil y debo protegerte a tí y a nuestra madre — giré el volante por la salida de la casa mientras me fijaba a través del espejo retrovisor derecho como las camionetas seguían detrás de mi auto.

Mamá seguía siendo un punto delicado para mí al igual que éste imbécil que tengo por hermano, llegué a considerar confiar en ambos, pero tenía seguro que no sería tan fácil hacerlo. Habían tocado un punto frágil en mi vida, y eso era algo que no podía seguir tolerando.

— Mamá quiere hablarte Iana... — murmuró a lo cual yo me tense, no estaba en momento de pensar en eso cuando estaba apunto de tener una noche de mafioso.

— Hablaré con ella cuando sea el momento Igor — contesté llevando el auto en dirección al puerto de Seattle.

— Vale — murmuró pensando mientras observaba por la ventana — Déjame por aquí — negué rápidamente acelerado aún más el auto.

Me puse a analizar detalladamente mientras conducía. La forma tan desesperada por salir, y sus expresiones confusas y preocupadas me hicieron dudar. Él mi miró furioso y angustiado por salir del auto a lo que solo bloqueé las puertas.

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora