|32: "Tarjeta"|

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Escuchar canción en todo el capítulo, gracias ❤️

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Max Davis.

- Ya déjame salir Max.

Volvió a insistir mientras veía la molestia en sus ojos. Me recosté de nuevo sobre la cama sin dejar de reír para cambiar el canal de televisión que se encontraba puesto.

- Llevó una hora encerrada contigo y Mase debe estar queriendo comer.

Mentira. Si yo no iba a saber que estaba tramando no lo haría, pero ella no haría nada.

- Sabes mis condiciones Iana.

Pase la lengua por mis labios humedeciendolos sin dejar de verla en ese pequeño bañador que todavía llevaba puesto, y el despertaba un gran deseo lujurioso.

- ¡No es justo! En serio necesito ir Max.

Me encogí de hombros para luego cruzar mis brazos hacia mi cuello y torcer mis labios en una sonrisa al ver su panti cubrir su hermosa feminidad.

- No vas a salir así que ven para acá antes de que moleste Iana.

Ordené. Sus ojos se achinaron y sus labios se fruncieron.

- Ábreme la puerta Max.

- ¿Te encanta llevarme la contraria?

Retiré mis brazos al verla caminar hacia la puerta e intentar por quinta vez abrir la puerta hasta quedar en un intento fallido.

De que me encontraba molesto, no, no lo estaba. Una vez le comenté lo preciosa que se veía Iana molesta y fué inevitable no dejarme llevar por su belleza y hacerla enfadar a cada rato. Sola la forma en que se cruzaba de brazos y se colocaba circunspecta a mirarme con furia desataba un deseo en mi interior que era muy difícil de persuadir.

A veces tienes que hacer un poco duro las cosas para obtener lo que quieres.

Yo la quiero a ella.

Por eso iba a seguir discutiendo con ella.

- ¡Solo abre la puta puerta!

Con su mano derecha señaló la puerta y una fuerte risa salió de mis labios. La burla en mi rostro hizo que tomará algunas prendas que se encontraban en el suelo y las arrojará.

Al ver que ya bastante furiosa y que sus palabras eran duras me levanté de la cama quitando mi expresión dura al verla. Me volvía jodidamente loco ver en esa situación, desesperada, agitada con deseos de obtener algo más que abrirle aquella puerta. Tomé una de mis camisas y la cual habia lanzado al suelo y la coloqué en mi mano para mirarla en silencio.

- ¡Mierda!

Exclamó en un susurro al ver que no tenía ni una pizca de gracia en mi rostro. En parte sabía que cuando me alzaba la voz nada bueno saldría de eso, era impulsivo, eso estaba muy claro. Pero otra cosa que estaba clara era que las cosas habian cambiado y que apesar de me hablara de esa manera no haría nada para lastimarla.

Creo que debí hacer eso desde un principio.

Pero las cosas se dieron así, y por mucho que me duela recordar todo lo que le hice, gracias a ello la tengo de nuevo conmigo a mi lado. Cuidandola incluso de los hombres que me custodiaban a diario.

- Lamente haberte gritado, es solo que me sacas de mis cabales Max Davis, soli déjame salir y haremos como que ésto nunca sucedió ¿Está bien?

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora