|68: "Decisión inefable "|

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Reproducir canción en todo el capítulo, gracias 🥺

Iana Bennett.

Mire enojada a Max y luego al doctor.

— Esto es por su salud, además me debe lo de los zapatos y se lo anotare a la cuenta del señor Davis — abrí mi boca ofendida.

— ¿Acaso usted puede detener las náuseas impulsivas? ¡Porque yo no puedo hacerlo así que Max no pagará sus zapatos! — el doctor eea joven como de mi edad, uno de los mejores del equipo de médicos que Max habia asignado de confianza. Es un antipático y grosero que no paraba de reclarme por sus zapatos aburridos y de marca.

— ¡Es usted una mal educada, mis zapatas valieron muchísimo dinero meceren ser pagados! — espetó más que enojado — ¡Vomitó mis zapatos favoritos llenándolos de un olor asquero y los cualez no podré recuperar! —

— Siento que he vomitado hasta el hígado, así que sus zapatos no son mi problema, se interpusieron entre mi vómito y yo así que es su problema — ¿Qué mierda estas diciendo Iana? Pensé mientras me cruzaba de brazos.

— Desde la vista de un médico es imposible que vomites el hígado — lo interrumpí cansada.

— ¡Ya cállate que me das mareos! — grité viendo que me fulminaba con la mirada para cruzarse de brazos serio. Y en ese momento Max entró seguido de la doctora del equipo.

— Señor Henry le agradecería que se mantuviera en silencio y respetara la señora Davis — asintió sumiso mirandome con enojo a lo que yo sonreí mirandolo con burla.

— Iana... La doctora te hará unas preguntas para ver tu estado de salud — la preocupación en los ojos de mi esposo me hacía sentir una a jna niña chiquita cuando debe ir al pediatra. Claro, en este caso soy una mujer.

— Como si las fuera a responder con educación — escuché el susurró del doctor y abrí mi boca ofendida. No le conocía, solo era un empleado más que trabajaba para Max y él cual me caía pésimo.

— Puedo vomitarte las medias si quieres no tengo problemas — espeté con ironía dedicandole una sonrisa mientras mi esposo me miraba confuso y en cierto punto con una sonrisa divertida en su rostro.

— Señor Henry — advirtió la doctora seria y a lo que él asintió dandome una mala expresión, una expresión de tediosidad al cien por ciento — señora Davis le haré una seria de preguntas para determinar la causa de sus náuseas y mareos — asentí tranquilizando mi enojo con el joven doctor.

Max se sentó a mi lado mirandome de reojo a cada instante para comprobar mi estado.

— Le comenté a todos que mi estado fue a causa de la impresión, la sangre y todo eso — el doctor cuyo nombre o apellido era Henry rió rodando sus ojos. Estaba segura de que se mordía la lengua para no soltar algo y que su superior lo riñiera.

— Claro, en ocasiones suele ser así. Como también se deba a otra cosa, comenzaré con mas preguntas — asentí viendo que le entregaba la libreta al señor Henry — ¿Cuando fue la última vez que presento estos mismos síntomas? — preguntó y una punzada en mi cabeza se presentó haciendo que una mueca se mostrara en mi rostro. Mierda, duele.

— Cuando estaba embarazada de mi hijo, varios meses atrás — respondí.

— ¿Toda su vida ha sentido estos síntomas ante un evento drástico? — negué frenéticamente volviendo a asentir esa punzada en mi cabeza — ¿A considerado el hecho de que puede estar embarazada por segunda vez señora? — abrí mis ojos sorprendida mirando la expresión seria de Max. Mis mejillas se tornaron rojas.

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora