|03: "Tú me encontraste a mí"|

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Iana Bennett.

Tercer Mes.

Despierto mirándo el techo mientras soltaba un suspiro.

Llevaba tres meses aquí dentro, meses en los cuales no hacia nada más que leer libros y hacer todo a lo que Lucy le daba la gana. Irina por su parte solo leía y salía a pasear por toda la cárcel con su libro en mano y hablando con una que otras mujeres del lugar.

Retiré la sábana sientiendo un malestar en el estómago algo incómodo. Estos tres meses no hice más que estar con Irina y con Lucy, Irina me habia ayudado a distraerme varias veces sobre el tema de Max, pero como ya le habia dicho no es fácil.

Me levanté acomodando mi camiseta blanca del asqueroso uniforme y peiné un poco mi cabello. Habia dormido hasta mediodía y necesita caminar para no sentir mi cuerpo tan agotado. Al caminar fuera de la celda ví como Irina venia caminando pensativa con sus lentes encima de su cabello, se veía ajena a todo en lo que su alrededor veía, e incluso ví como una lágrima resbalaba por su mejilla.

Me acerqué hasta ella observándola con el ceño fruncido.

- ¿Irina estás bien?

Ella se removió incómoda ante mi pregunta y sonrió pasando su brazo por mis hombros...

- Estoy bien Iana... Solo recordé algo que me afectó un poco. ¿Vamos a la parte trasera?

Asentí sonriendo y comenzamos a caminar en silencio, pero habia algo extraño en Irina en los meses que llevaba aquí no conocía nada de ella, lo único que sabía era que le faltaban pocos años para terminar su condena. Por eso creo que hoy es el día de conocer a mi compañera de celda. Llegamos a la zona al aire libre detrás de la cárcel, y nos sentamos en una mesa enfrente de la inmensa cancha. Irina dejó su libro sobre la mesa al igual que sus lentes y me observó con una mirada de adoración que me confundió muchísimo. ¿Porque me observaba así?

- Irina... ¿Como fué que llegaste hasta aquí?

Ella sonrió abriendo el libro y colocando sus lentes mientras comenzaba a leer en un susurro.

- Somos seres inocentes en un mundo de problemas, problemas que el destinos nos puso en el camino, sin señal de volver a ser las personas que eramos hace muchos años atrás. Pero... ¿por qué? ¿Por qué nos tocó sufrir y dejar que otra persona nos destruyera cuando nosotros mismos podíamos impedirlo?

Parpadeé varías veces sin dejar de observar aquél libro, pero ella no estaba leyendo, ella estaba diciendo aquello con sus propias palabras mientras acariciaba las páginas de aquél libro. Me habia dejado incómoda, porque sus palabras me habian afectado un poco, pero sobre todo me habia puesto nerviosa.

- Llevo dieciocho años aquí dentro... Mi esposo era el ser único en mi vida, nos casamos cuando yo tenía diecinueve y el veintidos. Me enamoré de él de una manera tan especial, y de ese amor tuve dos hijos, primero tuve un niño y poco tiempo después una niña. Teníamos una hermosa familia, mis hijos son los seres más hermosos que yo habia podido tener....

Sonrió melancólica soltando una lágrima que resbaló por su mejilla, tomé su mano acariciandola y suspiró...

- Aveces no logramos conocer a las personas por como son Iana... Mi esposo quería ser un grande empresario, le gustaban los negocios pero no tenía el capital para lograr su sueño. Por lo que recurrió a otra forma de obtener dinero... Contactó con personas importantes y les pidió un préstamo para comenzar su imperio. Te imaginarás de cuento dinero estamos hablando...

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora