|50: "El Rencor de Igor"|

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Max Davis.

— Aprendió del mejor.

Contesté con orgullo viendo la mirada de Iana. Estaba hermosa apesar de su cara de asombro, y esa ropa la favorecía. Pero tuve que decartar mis pensamientos cuando el disparo resonó dentro del compartimiento.

Rápidamente observamos el cuerpo de Federico tendido sobre el suelo. La mirada de Iana era totalmente perdida. Incluso Lily quien seguía tendida en el suelo miraba lo que habia sucedido con confusión y fué cuando mi mirada se dirigió al imbécil de su hermano.

— Merecía morir — fueron sus palabras con el arma que Iana habia tenido. Iana estaba perpleja asimilando la forma en que su hermano había asesinado a su padre tan rápido. Ni siquiera supo como le arrebató el arma, ya que solo sonó fué el disparo.

— Eres un imbécil, no debiste hacerlo aquí — él me observó severo mirando de nuevo hacia el suelo y soltando el arma.

— Era la oportunidad perfecta, no iba a desaprovecharla— noté como Iana se separaba de mí y se acercaba hasta Lily.

Le dijo unas cuentas palabras en forma de susurro a lo Lily sonrió. Desde que las había conocido, nunca logré entender su manera de comunicarse, era tan extraña y confusa hasta que me di por vencido de no saberlo todo. Igor seguía inmóvil viendo el cadáver, a lo que me acerqué a él en silencio mientras Iana ayudaba a Lily.

— ¿Por qué lo hiciste? — durante mis años dentro de éste mundo, sabía por ende que a él le dolía más que a Iana. En sus ojos se notaba que dentro de él se encontraba algo más que lo afectaba que lo impulsó a matarlo sin siquiera pensar en las consecuencias que eso le traería.

Sus ojos estaban dilatados mientras sus manos caían a cada lado de su cuerpo. Respiró profundo mientras yo buscaba con la mirada a Iana. La encontré riendo con Lily mientras se levantaban del suelo.

— Me dejó abandonado en la calle cuando apenas tenía tres años, justamente el día que Iana nació. Toda mi infancia la viví llena de traumas, vivía en un basurero al lado de un bar de policías, y cada noche era golpeado, y violado por un grupo de ebrios. Me prometí que algún día lo mataría, y no iba a descansar hasta hacerlo. Y ahora que está muerto...

— Sientes paz en tú interior — Terminé por él. Aunque no me agradaba el hermano de mi esposa, entendí que no debía juzgarlo por haberlo matado. Al contrario, habia hecho lo correcto para su vida, y eso debía de importarle nada más a él. Me giré sobre mis talones viendo a Iana caminar junto a Lily hacia la puerta — Debemos irnos —

Tomé un pañuelo de mi bolsillo y recogí el arma del suelo para limpiarla, no dejaría huellas en uno de mis más preciados juguetes exclusivos. Caminé detrás de Lily e Iana con los pasos de Igor detrás de mí.

Durante los dos días que llevaba fuera de casa, era inevitable no necesitar a Iana. Aunque habia tomado una decisión precipitada sintiendo la ansiedad de no saber que estaba ocurriendo exactamente. Era un hombre de negocios, el hijo del desgraciado de Mikel. No era tan fácil joderme a mí. Por lo que el día que Anxo me comentó del secuestro de Lily recibí una llamada al instante, dónde el proveedor de Rusia adelantó la entrega y varios de mis contactos me afirmaron de la situación. Tenía ciertas sospechas desde lo sucedido en la balacera del restaurante, y durante todo ese tiempo comencé a redactar conclusiones hasta llegar a lo que es éste momento.

Me costó mucho dejar a Iana sola, pero eso era lo que ellos aspiraban y debía darselo. Sentí alivio al ver como  habia salido de la primera parte de todo ésto. Porque ésto apenas comienza.

— Permíteme Lily — comenté viendo una sonrisa en el rostro de Iana. Percibía en sus ojos aquellas ganas de esforzarse por no llorar respecto a lo de su padre. Por mucho que se resistiera a dejarlo atrás no iba hacerlo.

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora