|30: "Mejillas"|

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Iana Bennett.

En silencio pude ver como  Anxo entraba al baño de mujeres sin dejar de hacerme evidentes señas para que fuera hacia él.

Observé a los hombres a mi lado sintiendo un sabor amargo en mi boca.

— Quisiera ir hacia el aseo.

Ambos hombres de traje se miraron entre sí. Mordí mi labio agitada sin dejar de ver aquella puerta de madera que daba a las instalaciones del aseo. Luego de ciertas dudas en sus miradas ambos asintieron y caminamos entre la gente; mis manos sudaban y mi nervios eran un tanto notables pero pude dusimularlos bien. Aquello se convertía no solo en algo común como un encuentro, porque Anxo estaba distinto y serio.

— Revisaremos el baño para asegurarnos de que nadie se encuentre dentro.

Iba a quejarme pero los tres estabamos dentro.

Los hombres de traje comenzaron a revisar por debajo de los pocos cubículos pero no encontraron nada, fruncí mi y ceño viendo como se levantaban y se volvían hacia la puerta con seriedad.

— Estaremos afuera señora.

Les dediqué una sonrisa fingida viendo la puerta cerrarse y seguidp de ella un suspiro de mis labios. Escuché los zapatos resonar por el cubículo izquierdo y me alerté viendo unos zapatos de hombres salir por éste. Anxo limpió un poco el sudor de su frente con un pequeño pañuelo que reposaba en su mano y me miró sonriendo de lado.

— ¿Como es que estas aquí?

— Eso es lo de menos. Necesitaba verte Iana.

Murmuró acercándose hacia mí y rodear sus brazos por mis hombros. Me alegran ver su rostro familiar pero aquello también causaba algo de tristeza. Sus ojos al fijarse en mí se veían cansados y su abrazo tenía aquello que hace tiempo no apreciaba, y era amistad. Tomé sus manos viendo la necesidad en sus ojos al verme y el desespero que éstos obtenían, pero sin embargo los ignoré por completo.

— Estás algo extraño Anxo.

Murmure viendo como resoplaba agitado.

— Lo sé, pero antes que nada... Max no debe saber que yo vine a verte, el no sabe que me escapé para hablar contigo de algo muy urgente.

Mis cejas de fruncieron en confusión.

— ¿Que está ocurriendo Anxo?

Llevó su vista hacia el reloj en su mano y se volvió hacia mi más agitado de lo que ya se encontraba.

— Debes hacer que Max te deje a cargo de los negocios.

Alcé mis cejas ante la sorpresa.

— No lo entiendes Iana. Pero luego de que Max recharaza el primer plan, las cosas dieron un giro inesperado. Cada vez estan más cerca de dar con su ubicación, cada vez están más cerca de matarlo, y no puedo permitirlo.

— Max se negó.

Recalqué y el soltó una risa volviendo a observar su reloj de mano.

— Mierda. El hecho de que Max se negara hace que las cosas se compliquen, muchas personas esperan que con su muerte tu lleves el mando de los negocios, o de lo contrario van a matarte a tí y a tu familia. La mafia no es fácil y Max se metió con los grandes.

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora