|23: "Sam"|

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Max Davis.

Dejé a Iana sobre el suave colchón, sus nudillos comenzaban a ponerse morados, la sangre de su mejilla derecha y su labio salía sin cesar. Me quedé observándola en silencio. Una pequeña sonrisa se posó sobre aquellos labios carnosos y rojos.

— ¿De qué sonríes?

Negó ensanchando aún más aquella sonrisa dejando a la luz sus perfectos dientes. Sonreí igual que ella mientras tomaba la toalla y la envolvía sobre mi cintura caminando por toda la habitación con mi torso descubierto.


— Recordé cuando salí de la cárcel...

— ¿Y eso que tiene que ver con esa hermosa sonrisa?

Comenté colocando mis bóxer junto con un mono de pijama negro, caminé de regreso al baño sintiendo su risa leve. Sonreí de lado tomando un pequeño botiquín para luego caminar a la habitación y encontrarla tomando un mono algo holgado e imtentando colocarlo pero notaba como se quejaba cuando sus manos intentaban empuñar el borde del mono.

— Déjamelo a mí...

Sonrió y se inclinó para dejar un beso sobre mis labios con dulzura. Tomé el mono y comencé a pasarlo por sus piernas con delicadeza.

— Antes de salir de la cárcel... Le dije a Lucy que la golpería una vez que saliera.

Solté una carcajada al dejar el mono en su cintura y tomando una camiseta blanca para luego pasarla por sus pechos desnudos.

— ¿Te digo una cosa linda?

Asintió sonriendo mientras bajaba su camiseta.

— Te veías muy sexy golpeándola.

Murmure sobre su labio roto haciendo que un escalofrío la recorriera. Sin embargo ella solo se alejó sin dejar de mirarme.

La tensión de lo que habia sucedido en el baño se quedó allí. Le dejé claro a Iana que yo habia cambiado mucho por ella y no era mentira, aunque sé que le cuesta creerme sé de corazón que ella siente ese cambio. Tenía tantas cosas planeadas para ella, pero al ver el estado en que se encontraba no las llevé a cabo. El encierro no me dejaba pasar tiempor con Mase ni con Iana por los alrededores de la ciudad, quería llevarla a conocer miles de lugares pero es totalmente inútil cuando para el mundo entero estoy muerto.

— Max... ¿En qué piensas?

Sonreí sentándome sobre el borde de la cama al igual que ella. La observaba en silencio, su enredado cabello resaltaba por sus hombros, entonces vi las ojeras que tenía debajo de sus ojos.

— ¿Qué es lo que más deseas en el mundo?

No sé como aquella pregunta salió de mis labios, simplemente sentí aquella necesidad de preguntarle su mayor deseo, quería que me contara todo aquello que siempre habia deseado pero que nunca dice. Iana a veces suele ser tan reservada con sus cosas que la única manera de que salga a la luz en si la hago enojar.

Ella ladeó su cabeza achicando sus ojos con una expresión confundida.

— ¿Y eso a qué se debe?

— A que quiero saber eso que tanto deseas, y que toda tu vida te ha interesado.

Ella sonrió mirando sus manos con una sonrisa de lado, tomé una de las gasas llenandola de alcohol para luego acercarla a su rostro y comenzar a dar toquecitos en su mejilla para limpiar la sangra.

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora