|60: "Compras"|

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Iana Bennett.

¿Segura que te encuentras bien? — pregunto Max tomando mi mano por encima de la isla de la cocina.

Decir que estaba bien, no era algo que fuera realidad. No me encontraba bien, al contrario seguía un poco inquieta de saber a quién pertenecía aquella sombra que me observaba como un completo asesino serial. No era loca y sabía perfectamente que no mentía con lo que había visto, pero Max no parecía muy contento de ellos.

— Eso intento, solo no dejo de pensar en ello — respondí inclinándome con mis codos sobre la isla. Max me sonrió severo dándole una mirada de indiferencia a la chica que terminaba de limpiar la cocina.

— Tal vez deberías distraerte, no quiero que te vuelvas paranoica — abrí mi boca ofendida mientras soltaba su mano.

— Yo no estoy paranoica Max — respondí tediosa mirándolo fijamente. Max removió su cabello desordenado haciendo una mueca extraña pero bastante tierna.

— Pero con todos esos pensamientos, estas apunto de lograrlo — lo fulmine con la mirada mientras retiraba mis codos de la isla. Max le dio otro vistazo a la chica y fruncí mi ceno cruzándome de brazos viendo que luego se fijaba en mi — fuí invitado a un evento esta noche — volvió a fijarse en la chica y luego me miro — Quiero que seas el centro de atención linda, así que vamos a comprarte un  vestido —

Lo mire curiosa, para luego de unos minutos entender a lo que se refería. Camine rodeando la isla para luego acercarme a él sintiendo su mano como de costumbre sobre mis hombros. Negué frenéticamente mientras esperábamos al ascensor.

— ¡Fiestas de narcos, que emoción! — espete con ironía sacándole una carcajada a Max, pero no me gustaba la idea. No me agradaba fingir. El ascensor llego y entramos con varios hombres de Max acompañándonos.

— En realidad es una fiesta en honor a mis servicios como empresario señora Davis — lo mire divertida.

— Claro, entonces tus servicios en Miami han de ser muy importantes — comente con diversión notando lo superior que se había colocado.

— Tu misma has probado y sentido muchas veces uno de esos servicios Iana. Me sorprende que todavía no sepa quién es su marido señora Davis — lo mire confusa y el ascensor se detuvo. Max no dijo nada, solo salió dejándome consternada e intrigada.

— Oh por Dios — susurre notando su sonrisa ladina mientras caminábamos por el recibidor hasta la salida del hotel. Y comencé a tener miles de preguntas mientras subíamos a un deportivo para ir recorrer la ciudad de Miami.

Durante el trayecto Max no quiso darme una explicación sobre sus palabras de evidente doble sentido y me enfade, en serio que lo hice. ¿Cómo se le ocurre decirme eso y ni siquiera darme una explicación? ¿Acaso se prostituyo?  Me tense ante la imagen de Max con miles de mujeres a su alrededor. Aleje mis pensamientos una vez que llegamos a Chanel, baje del deportivo con mis tacones bajos, con un vestido suelto en color pastel y unas gafas sutiles. Mi cabello iba suelto como habitualmente se encontraba, y mi rostro no tenía mucho maquillaje. Max al contrario llevaba pantalones cortos en color blanco al igual que su camiseta Polo, solo llevaba gafas transparentes con ciertos adornos resaltante y llamativos, y unas Adidas en color blanca. Y entonces el pensamiento de Max me inundo.

— Deja de pensar Iana… — susurro Max en mi oído haciendo que mi piel se estremeciera a su aliento. Me gire viendo que me observaba y me tendía su brazo con una sonrisa pícara y tentadora.

No iba a negarlo, Max estaba muy apuesto y dentro de esa tienda todo iba a salir un poco mal. En silencio y obviando sus palabras acepte su brazo y comencé a caminar junto a Max hacia el umbral de la puerta, donde dentro una sonriente y falsa chica nos saludó.

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora