|28: "Cero"|

1.7K 120 7
                                    

Maratón 1/10.

Iana Bennett.

Las conexiones entre nuestras miradas provocaba que en mi interior mi pecho se oprimiera.

Apesar de todas las cosas que le dije a Max en el fondo quería estar con él, pero siempre se volvía aún más difícil de lo que yo misma pensaba.

¿Razón?

Ya nada era igual que antes.

— ¿Crees es los milagros?

Su voz grave y tensa resonó por toda la habitación. Ya no creía en nada, durante todo este tiempo habia dejado de creer hasta en mi misma.

— No creo en nada Max...

Una curva se deslizó por sus labios. Estaba cabizbaja sentada sobre el borde del colchón con mis manos apoyadas, mientras dejaba que mi mente viajara para analizar cada tipo de cosas. Vi como retiraba su camiseta blanca dejándola sobre el espaldar de la silla, dió unos cuantos pasos sonríendo hasta arrodillarse enfrente de mí y colocarse sobre en medios de mis piernas sosteniendo mi cintura con sus manos. Me relajé cuando aquella sonrisas tierna que una vez me enamoró perdidamente ahora volvía hacerlo.

— Algo te afecta linda.... Y necesito que me digas para poder ayudarte.

Su melódica y suave voz hizo que sintiera alivio en mi cuerpo. Sin embargo yo tampoco sabía que era lo que estaba sucediendo conmigo.

— Toda ésta situación, los planes, las prácticas, que mi padre quiera matarme para obtener dinero, todo me afecta Max. Porque ya no somos como antes, ya no podemos ser feliz sabiendo que nos buscan hasta por debajo de las piedras. Y eso me aterra.

Agaché mi mirada viendo como su mano tomaba la mía con sutileza. Max podía haberme hecho mil cosas, pero yo estaba consiente de que mi cercanía hacia él se debía nada más por una sola cosa. Porque lo quiero. Y sé que puede que sonar egoísta por mi parte, pero quiero a ese hombre porque apesar de todo lo que hizo nunca me ha dejado sola, y él más que nadie sabe que es mi pilar, que siempre apesar de todo estará junto a mí. Porque así somos los dos.

— He notado la forma de tus actitudes linda. Nadie va hacerte daño porque yo estoy aquí para tí. Yo te conozco y se leerte, por ende sé, lo mucho que te cuesta adaptarte a todo ésto, y no quiero seguir involucrandote en mis problemas.

Murmuró levantándose y sentándose a mi lado con una expresión firme y rígida. Fruncí mi ceño viendo como de sus labios delgados y pequeños salí un suspiro agotado.

— ¿Qué quieres decir?

— Yo mismo me metí en ésto con Omar por tí, y yo mismo  debo salir de esto. No quiero meterte en éste mundo.

Relamí mis labios girando mi cuerpo hasta quedar enfrente de él.

— Pero yo quiero hacerlo, quiero ayudarte.

— Tu ayuda puede hacer que te pierda linda. Lo eres todo en mi vida Iana, absolutamente todo, perderte sería algo muy grande que me costaría mucho, pero que apesar de todo sé que algun día debo dejar ir. Por eso no puedo dejar que entres en éste negocio.

Más Que Amor ✔3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora