Capítulo 18

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Capítulo 18

Already told you I'm right here / I will stay by your side every night.

Ya te he dicho que estoy aquí / y voy a quedarme a tu lado cada noche noches.

Halsey - Be kind


HERMIONE

Después de su descubrimiento el último día que habían estado juntos, en la habitación de Malfoy, Hermione había pasado horas y horas dándole vueltas a la cabeza, pensando en qué demonios podía estar en la mente de ese chico.

Leyó el Libro de Resurrección de arriba abajo unas quince veces. En él se explicaban un montón de hechizos —de dudoso éxito— para conseguir resucitar a una persona fallecida. Estaba claro que Malfoy intentaba hacer eso, pero... ¿hasta qué punto eran fiables esos maleficios? No lo sabía. Pero quizás él estaba lo suficientemente desesperado como para probarlos todos.

Se internaron en el Londres mágico después de desayunar. Malfoy evitaba hablar con ella en la medida de lo posible y ella no intentaba sacarle conversación. Había llegado a la conclusión, en esos días que había pasado sin verlo, que ella era quien tenía que comportarse como una adulta. Malfoy seguía teniendo la misma mentalidad que cuando lo habían encerrado en Azkaban, tres años antes. Ella, en cambio, había cambiado. Mucho.

Durante los tres años de Draco en prisión, solo una persona había escrito a la Brigada de Aplicación de la Ley Mágica: la mujer a la que iban a visitar, Alcacia. Alcacia Williams enviaba cartas de forma casi mensual preocupándose por Draco Malfoy y su estado, de hecho, en alguna ocasión, también manifestó cierto interés en Lucius Malfoy, pero no de forma tan intensa. Por eso Hermione pensó que a él le vendría bien verla.

Llegaron a la casa número 28 de la calle Hollyhock. Draco la miró, confundido.

—¿Quién vive aquí?

Por fuera era una casita normal, pequeña y roja. Su estructura era un poco desorganizada, pues el segundo piso de la casa era mucho más alto que el primero, como si hubiera sido construido más tarde. Era un lugar acogedor, podría decirse incluso entrañable. Un pequeño jardín mostraba una infinidad de estatuas de enanitos pintados de colores y estos se movieron y saludaron a Draco y a Hermione cuando se acercaron a ellos. De repente, como si la atención recibida fuera demasiada, los enanitos no tardaron en comenzar a insultarlos y abuchearlos.

—¡Largaos de nuestra p**a casa! —gritaba un enanito, sacándoles la lengua.

Malfoy se quedó mirándolos durante un largo rato, como si recordara de pronto una memoria escondida, quizás de cuando aún era niño. Hermione pudo imaginar, más o menos, cómo eran sus recuerdos con esas extrañas criaturas. Ella misma aún se acordaba de unos enanitos de jardín locos que, cuando ella tenía doce o trece años, solían perseguirla por el jardín de los Weasley para tirarle del pelo.

Fue ella misma quien siguió caminando, ignorando a los enanos, y subió los tres escalones que los separaban de la puerta. Llamó al timbre. Alcacia tardó solo segundos en acudir a abrir y Hermione se sorprendió. Nunca la había visto antes, tan solo había leído sus cartas, pues algunas incluso habían estado dirigidas a ella misma.

—Señora Williams, soy Hermione Granger —se presentó con educación.

La mujer era rubia, tanto como Draco, con los ojos grises de su familia y una figura esbelta y alta. Tendría unos cincuenta años, en ese momento, pero no había ni una sola arruga en su elegante rostro.

Nunca le hagas cosquillas a un Dragón herido. [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora