Tengamos una cita

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Apartamento Nakano...

Fuutarou no podía estar más aliviado de haber retornado a su ritmo normal. El esfuerzo físico definitivamente no era su fuerte, y para ser honesto aún no se sentía del todo cómodo siendo el alumno en lugar del instructor. Aunque su familia, especialmente su padre y su molesto primo supieron cómo pulsarle los botones para que siguiera el entrenamiento con Yotsuba, apelando a su orgullo. Los muy bribones sabían que solo bastaba sugerir que no sería capaz de aguantarlo durante dos semanas, y él estaba determinado a probarles que se equivocaban.

Bueno, el caso fue que lo logró. Sobrevivió al entrenamiento y aquí estaba de vuelta, haciendo lo que suponía que debía hacer: estudiar.

Después de los exámenes parciales, las sesiones de estudio empezaron a tornarse más dinámicas y concurridas. Al parecer, varias de las otras hermanas se interesaron bastante cuando vieron la notable mejoría de las notas de Yotsuba, aunque solo hubiera pasado tres de las clases a duras penas y en las otras dos siguiera muy deficiente.

Pese a todo, en ese momento no estaban estudiando. Si bien normalmente se habría opuesto, al no tener tanta tarea acumulada supuso que no haría daño flexibilizarse un poco y hacer alguna otra cosa de vez en cuando. Se habían sentado alrededor de la mesa él, Yotsuba, Ichika y Nino, todos jugando cartas para pasar el tiempo luego de terminar de estudiar. Extrañamente, parecían ir mucho más rápido cuando estudiaban juntos. Entretanto, Miku estaba recargada en el sofá con los auriculares puestos y jugando con su Tablet. En cuanto a Itsuki, se había encerrado a estudiar sola en su cuarto y parecía que no quería salir de allí mientras Fuutarou estuviera en la sala.

- ¡Jaja, yo gano! – exclamó Yotsuba, echando su última carta a la enorme pila en el centro de la mesa.

- Lo siento, Yotsuba, rompiste las reglas. – dijo Ichika con una gran sonrisa. – Olvidaste decir "Uno" antes de tirar la última carta.

- ¡¿Eeeeehhh?! Aw, rayos. – Yotsuba cogió de vuelta su carta y volvió a lanzarla. – ¡Ahora sí! ¡Uno! – exclamó mientras alzaba los brazos en señal de triunfo.

- Ya no cuenta. – dijo Fuutarou en voz seria, dejando caer su última carta. – Uno.

- ¡Bien hecho, Fuutarou-kun! – lo felicitó Ichika. – Con eso llevas ocho manos ganadas.

Fuutarou no sabía realmente por qué había aceptado jugar, pero admitía que se sentía bien cuando les ganaba. Yotsuba hizo un puchero y Nino parecía que quería arrugar las cartas, pero simplemente las dejó caer entre la pila. Ichika por su parte solo se reía al ver las caras enojadas de sus hermanas.

- Ya me aburrí de este juego. – dijo Nino, poniéndose de pie y estirando los brazos. – Miku, ¿quieres jugar tú?

La tercera hermana estaba tan enfrascada en su propio juego que parecía no haberla escuchado. Fuutarou vio que Nino se le escurría por detrás con una sonrisa maliciosa y alargaba la mano para quitarle los auriculares.

Miku tardó un momento en percatarse de lo sucedido, y puso los ojos en rendijas al dirigirle la mirada a Nino, que los sostenía burlonamente.

- Devuélveme eso. – dijo Miku con voz seca tratando de recuperarlos.

- Perdón, no me estabas escuchando. ¡Ah, mira, acabas de perder!

Miku miró hacia su Tablet, y suspiró mientras se encogía de hombros, antes de pararse del sofá y quitarle los auriculares a Nino para ponérselos de nuevo alrededor del cuello.

- Por tu culpa ese sujeto me volvió a ganar. Estuve así de cerca de quitarle su racha. – dijo Miku en tono monocorde, aunque claramente denotaba molestia.

Forma del Corazón - Trébol de Cuatro HojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora