Extra: ¡Feliz cumpleaños, Kintarou!

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En un parque de la ciudad, junto a la fuente...

Kintarou Uesugi exhaló profundamente, mirando su teléfono a cada tanto. A pesar de haber llegado unos minutos antes, la espera se le estaba haciendo eterna. No veía la hora de encontrarse a su chica, para poder celebrar su cumpleaños a todo dar.

Su chica... qué bien se sentía de llamarla de esa manera.

Unos meses atrás, Kintarou no hubiese creído en las relaciones a distancia. Pese a que vivía a solo un par de horas en tren, cuando se trataba de relaciones serias el rubio prefería que hubiese contacto regular. Ya lamentablemente se la habían jugado un par de veces, y por eso no se fiaba del todo. Pero con Nino... había algo diferente.

- "Difícil de creer, que ese nerd gruñón de mi primo se hizo amigo de estas hermanas tan lindas. Bueno, no me quejo, aún se la debo por presentarnos."

Aunque hubo casi esa "chispa" instantánea cuando su primo le presentó a la segunda de las Nakano, en aquel momento no se imaginó que volvería a verla tan pronto en el campamento, o que habría ese acercamiento entre los dos cuando las salvó a ella y a su hermana de caer por el barranco. Se llevó un gran susto, y se sintió muy aliviado cuando evitó que salieran lastimadas o algo peor. Y tampoco le hacía ascos a sus muestras de gratitud cuando le regaló esos dulces.

- ¡Lamento el retraso! ¿Te hice esperar mucho?

Instantáneamente reconoció la voz de Nino, y levantó la mirada. La chica claramente se había esmerado en arreglarse bien para él, con un vestido de blusa negra con mangas largas, aunque con los hombros al aire y un pequeño hoyo en forma de corazón en el escote. La falda, sujeta de la cintura, era gris a cuadros y le caía a la mitad del muslo, y también llevaba calcetas altas y zapatos de plataforma. Lo más notable era que hoy se había amarrado el cabello en coletas gemelas, sujetándolas con sus listones de mariposa.

- ¿Cambio de peinado hoy? – comentó el rubio, a lo cual la chica sonrió.

- Ah, me alegra que lo notaras. – le dijo mientras pasaba los dedos por una de sus coletas. – ¿Qué opinas? ¿Me queda bien?

- Bueno, admitiré que me gusta más cuando te lo sueltas, pero un cambio de estilo no viene mal de vez en cuando. Te hace parecer más inocente. – comentó él divertido.

- Adulador. – dijo ella agarrándolo del brazo. – Entonces ¿listo para celebrar tu cumpleaños?

- Más listo imposible. – aseguró él. – Muero por saber lo que tienes planeado para hoy.

- ¿Oh? Pero si tú eres el festejado, ¿seguro que quieres que decida yo?

- ¿Por qué no? Sorpréndeme. – le dijo medio coqueteándole, medio retándola.

Nino le devolvió la sonrisa, y de inmediato se echó a andar. La verdad, a él no le importaba mucho a dónde irían o qué harían. Pasar el día con ella sería una experiencia increíble por sí sola, y a decir verdad, él no era como su primo tratándose de hacer planes. Era más un sujeto de tipo espontáneo, y lo que fuese que a Nino le gustara, seguro que a él también.

...

La primera parada fue en una gran tienda de ropa de marca en el centro comercial. Al parecer, Nino quería comprarle algo de ropa nueva que le gustase, si bien no era que le hiciera mucha falta. En ese momento acababa de salir del probador, y aunque él no era un maniático de la ropa de moda, tuvo que reconocer que la chica tenía buen ojo para elegir atuendos.

- ¿Qué tal? Este te queda perfecto. – dijo la Nakano mientras se miraban al espejo.

- Pues no se ve nada mal. – admitió él mientras se daba la vuelta.

Forma del Corazón - Trébol de Cuatro HojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora