¿La verdad al fin?

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Apartamento Nakano...

Ichika había pasado muchas horas meditando en su habitación, que estaba menos desordenada que de costumbre. Al parecer, con todo lo que había pasado, había decidido ponerse a limpiar sólo para distraer su mente. Tenía muchas cosas dándole vueltas en la cabeza, y se sentía en conflicto sobre lo que debería hacer, pero algo era seguro, ya no podía seguir esperando. Tenía que actuar, hacer algo, o sino nada iba a cambiar.

Por la tarde recibió una llamada de Fuutarou, que le contó que había decidido ir al partido de voleibol para animar a Yotsuba. O al menos ese había sido su plan originalmente, ya que luego cuanto intentó hablar con ella, se le escapó, y terminó por contarle cómo habían sucedido las cosas. Sobra decir que la hermana mayor de las Nakano se había quedado muy en shock cuando escuchó todos los pormenores del partido.

...

Estás bromeando... – fue lo que dijo ella cuando terminó de contarle.

Ojalá así fuera. – dijo Fuutarou. – Realmente no parecía ella. Cometió tantos errores que, si hubiera continuado en la cancha, lo más seguro es que el equipo hubiera perdido por paliza.

¿No estás siendo un poco cruel diciéndolo de esa manera? – preguntó ella, tratando de aliviar un poco la tensión.

Sólo estoy siendo honesto. – dijo él. – Es la forma más amable que se me ocurre para describir su desempeño.

Ichika se quedó en silencio. Conocía a Fuutarou lo suficiente como para saber que no bromearía con esto, pero aun así le costaba creerlo. Yotsuba siempre tuvo buena mano con los deportes, y el imaginársela jugando tan mal que estaba haciendo perder al equipo parecía inconcebible. Pero de nuevo, ella se había negado a darles detalles de sus dos partidos anteriores, y no le sorprendería si hubieran resultado similares.

Esto ya no puede seguir así. – dijo Fuutarou. – Te seré sincero, ya no soporto verla de esa manera. Y no puedo evitar sentir que en parte es mi culpa.

No digas eso. – replicó ella. – En este momento no importa quién tuvo la culpa. Lo único que importa ahora es sacarla de esa espiral descendente, antes que sea demasiado tarde.

¿Y cómo planeas hacer eso?

...

Ichika salió de sus pensamientos en ese instante. Para salir del paso, le dijo a Fuutarou simplemente que "confiase en ella", pese a que en el momento no se le ocurría nada. Sin embargo, de alguna manera, estar a solas en su habitación le dio tiempo suficiente para aclarar su mente, analizar lo que estaba pasando, y pensar en qué podía hacer al respecto.

Siempre se había visto a sí misma como la hermana mayor, la líder, la que tenía que cuidar de las demás. No obstante, con el tiempo las demás habían aprendido a cuidarse por su cuenta, por lo que generalmente no necesitaban más que un ocasional empujón en la dirección correcta cuando tenían un problema. Aunque eso le alegraba, también le entristecía un poco pensar que ya no necesitaban de ella.

Pero esta una de esas ocasiones en las que necesitaba intervenir. El problema de Yotsuba en este momento era mucho más serio, así que un "empujón" no sería suficiente. Y ella lo sabía muy bien, pues estaba arraigado en algo que se remontaba a mucho, mucho tiempo atrás.

– Mamá... ¿qué harías tú en este momento? ¿Cómo lidiarías con esto?

En retrospectiva, tal vez habían tomado las enseñanzas de su madre demasiado a pecho. Al ser hermanas, cinco partes de un todo, se suponía que siempre compartirían las alegrías y las tristezas, y que cuando alguna de ellas cometiera un error, las demás la cubrirían. Sin embargo, no podrían depender una de las otras todo el tiempo, y al ir creciendo tenían que dejar atrás esa identidad colectiva para convertirse cada una en su propia persona. Quizás eso fue lo que inspiró a Yotsuba a querer distinguirse de ellas en aquel momento, aunque hubiera ido demasiado lejos al querer ser "independiente".

Forma del Corazón - Trébol de Cuatro HojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora