Capítulo. 34

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Pierce.

Casa de Alexander Pierce...

El Soldado del Invierno se encontraba sentado en la mesa que Pierce usaba de comedor en su casa, lo esperaba, ya que el hombre le daría una nueva misión. Alexander entró a la cocina y se dirigió al refrigerador para servirse un vaso de leche, percatándose del cuerpo del soldado ahí sentado con un arma frente a él.

—Estoy por irme, señor Pierce. ¿Necesita algo más?— Pregunta la mujer que aseaba y cuidaba la casa del director de Hydra en su ausencia.

—No, Renata. Estoy bien, ya puedes retirarte.— Contesta Pierce a la mujer con voz fuerte, y al escuchar la puerta principal cerrarse, ve al soldado. —¿Quieres leche, Soldado?—

El hombre con brazo de metal ni se inmuta, parecía una estatua en medio de esa oscuridad.

—Hay un cambio de planes y tenemos poco tiempo para llevarlos a cabo.— El rubio de avanzada edad se sirve leche en un vaso y toma un sorbo del mismo. —Tres objetivos nivel seis, quiero al Capitán América y a Natasha Romanoff muertos. A Taylor la quiero sin alguna mancha de suciedad en su ropa, aún nos sirve. —Se sienta en frente del soldado. — Ya perdí a Zola, no quiero que ella se nos vuelva a escapar.—

El Soldado simplemente movió sus dedos metálicos contra la mesa, físicamente no mostraba algún sentimiento o daba señales de estar presente en el lugar. Uh, pero en su mente, en su mente había una guerra de pensamientos y miles de preguntas.

¿Por qué Hydra quería asesinar a esas personas? ¿Por qué la castaña y el rubio de la misión anterior le parecían familiares? ¿Por qué ahora empezaba a soñar con una mujer de ojos verdes?

Esas y miles de preguntas más se formulaban en la cabeza del puño de Hydra. Mismos pensamientos se esfumaron al escuchar nuevamente la voz de Pierce, anunciándole que debía cumplir su misión en 10 horas.

—Señor, Pierce. Disculpe, olvidé mi teléfono.— La mujer del servicio entró a la cocina sin avisar, encontrándose con esos dos hombres con un arma en medio de ellos, cosa que le dió bastante miedo y empezó a retroceder.

—Ay, Renata. Debiste tocar.— Dijo Pierce, para luego tomar el arma perteneciente al soldado y dispararle a la mujer en la frente.

El Soldado presenció la escena y ni pestañear pudo, sus acciones solo se limitaban a asentir o escuchar.

—Limpia el desastre, Soldado. Nos veremos mañana para el reporte de misión.— Alexander se levanta de la silla y va a su habitación, dejando al soldado con el cuerpo ya inerte de la mujer.

Suspirando, James se puso de pie y limpio la escena como todo un profesional.

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Steve se vió obligado a involucrar en sus asuntos a su amigo, Sam Wilson. La única persona en la que podía confiar y acudir, ya que SHIELD conocía a todos sus contactos y a los de Romanoff la cual ya estaba despierta. Así que ambos estaban en la puerta trasera de la casa de Sam, esperando que el les abriera.

—Hola, Capitán.— Saluda Sam amablemente.

—Lo siento, no supe a quién acudir para escondernos.— Steve habla con algo de pesar por molestarlo.

DARK QUEEN  ||Bucky Barnes||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora