Capítulo 12: Secretos

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Maratón 5/5

Bell

Hacía tanto tiempo que no nadaba en una piscina que me parecía increíble estar haciéndolo en ese momento. Era algo que me relajaba, eso y hablar con Kara como si continuáramos en el bachiller, como si nuestro mayor problema fuese un examen difícil o un chico que nos gustara.

Su casa era inmensa, después de todo, sus dos madres eran profesionales que trabajaban muchísimo por consentir a Kara en todo, aunque no era como si a ella le importaran las cosas materiales. Sabía que los momentos más felices para ella era cuando simplemente la escuchaban hablar de su escritura, y la motivaban e incentivaban, como hacían desde que ella era pequeña. Siempre intenté hacerlo también, después de todo ella también lo hacía conmigo y mi pasión por el baile.

La piscina era climatizada y era esa la razón por la que podíamos nadar durante el invierno, de otra forma ya nos hubiésemos congelado hacía un largo tiempo.

—Así que hoytienesuna cita con Oliver —comenté y al hacerlo la escuché liberar un suspiro lleno de pesadez desde el borde. A diferencia de mí que en cuanto llegué corrí al agua, ella solo se había mojado los pies.

—Sí, pero voy a terminar con él —declaró sorprendiéndome. Varias semanas atrás había comenzado a salir con él y parecía gustarle. Se habían conocido en la universidad y a ella le encantaba tener relación con otro escritor que la entendiera en tantos aspectos que los demás no hacíamos.

— ¿Por qué?

—Porque él gusta demasiado de mí, y me da culpa cada vez que estoy con él no sentirme de la misma forma. Oliver me mira como si yo fuese su mundo y yo solo puedo verlo como un chico que me gusta, pero no siento esas ganas inmensas de besarlo, de estar con él, de estar solo abrazados. Me parece muy egoísta dejar que él siga desarrollando sus sentimientos por mí, cuando yo no lo hago.

Sospechaba que la verdadera razón por la que lo dejaba era porque no sentía lo mismo que su ex novio la hacía sentir y eso me apenaba. Ya habían pasado dos años desde su ruptura e incluso cuando por su culpa ella se había transformado en una versión oscura de sí misma, Kara todavía no podía olvidarlo y mucho menos superarlo.

Todavía podía ver las secuelas de todo lo que había sucedido, incluso si era en tan solo detalles como que en lugar de estar usando un traje de baño como yo lo hacía, estaba usando ropa, porque, aunque fuese delgada, ella todavía se consideraba gorda. Sabía que cuando sus madres no estaban ella nadaba durante horas como ejercicio para adelgazar, porque a pesar de que había vuelto a comer y a digerir lo que comía en lugar de vomitarlo, ella no quería subir de peso.

Era muy difícil el camino de vuelta luego de tener anorexia y bulimia. Cada día Kara debía batallar contra su propia mente, contra todos esos pensamientos oscuros que tenía sobre sí misma y que nublaban su juicio a la hora de decidir lo que era mejor para su cuerpo.

—Hoy fui a la psicóloga, y como siempre, hablé de ti—comentó haciéndome sonreír porque sabía que de verdad lo hacía.

— ¿Qué le dijiste esta vez?

—Nada importante, le conté que cuando te dije que mi menstruación volvió, incluso siendo algo pequeño, lo celebraste conmigo como si hubiese publicado un libro.

—No es algo pequeño —negué a lo que ella se encogió de hombros—. Yo estoy muy feliz de que estés mejor, pero también quiero que sepas que si vuelve a suceder lo que pasó me lo puedes contar. Yo no te voy a juzgar ni voy a menospreciar tu problema o algo así.

—No fue por eso que yo no te lo decía. No se lo contaba a nadie porque no quería que me detuviesen, yo creía que estaba bien lo que hacía y sabía que los demás no iban a pensar lo mismo, y no quería que me detuvieran. Pero ahora sé lo equivocada que estaba, y sé que si vuelvo a pasar por lo mismo te lo voy a contar —aseguró ingresando al agua y acercándose para abrazarme—, porque somos mejores amigas y nos contamos todo, ¿verdad?

Asentí, sintiendo un nudo instalarse en mi garganta porque yo no era sincera con Kara. Nunca le había mencionado sobre mi trabajo en el club, ella solo creía que trabajaba de mesera en la cafetería, y me sentía culpable por eso, pero me daba mucha vergüenza decirle lo que de verdad hacía.

Ella se alejó y me sonrió con felicidad e intenté imitarla volviendo a abrazarla con todas mis fuerzas, como si de una disculpa silenciosa se tratase, porque a mi realmente me dolía no haberle contado sobre mi trabajo y continuar con intenciones de que nunca se enterara. Sentía que le fallaba a nuestra amistad y a todas las veces que le prometí nunca ocultarle algo o siempre contarle lo que me pasaba.

Oportunidades había tenido miles durante ese año, como lo era aquel momento, pero no me sentía con las fuerzas para hacerlo por lo que cuando nos alejamos solo hice silencio y me mantuve flotando esperando que ella no sospechara nunca de mí y de mi mentira.

— ¿Qué harías si me golpeara la cabeza y no dejara de sangrar? —cuestionó de repente ahuyentando el silencio.

Comencé a reír ante aquella pregunta tan extraña y típica de ella, y por ende no pude continuar flotando. Ella me observó con una sonrisa divertida. Sospechaba que en su mente estaba pensando en algún libro y por eso me preguntaba a mí, para tener una reacción real en una escena quizás, después de todo hacía aquello desde que había comenzado a escribir, quizás estaba relacionado con aquel último libro que me había comentado un par de semanas atrás.

—No lo sé, intenta no golpearte —bromeé, ella rodó los ojos porque por supuesto quería una verdadera respuesta—. Supongo que llamaría a Shane.

—Ay llamaría a Shane —se burló imitándome—. Disculpame esa respuesta no la pensé porque no todos tenemos un novio médico.

—No es mi novio. Ya te dije que somos amigos.

—Tú no besas a tus amigos, y lo sé porque soy tu amiga desde hace mucho tiempo y nunca me besaste —bromeó. El día después de haber besado a Shane le había contado cada detalle ya que me los había exigido mediante mensajes, como dónde me tocó, cómo me besó, las palabras exactas antes de que sucediera, entre otras cosas—. Hablando en serio. Él te dijo que gustaba de tiy tu respuesta fue besarlo, pero ¿por qué lo hiciste? Sientes lo mismo que él o te parece atractivo y no querías desaprovechar la oportunidad de besarlo.

—No lo sé —respondí encogiéndome de hombros.

—Sí que sabes, si no quieres decírmelo está bien, pero piénsalo porque si no, puedes terminar como yo en una relación con alguien de quien no estás enamorada.

La realidad era que no sabía si mis sentimientos eran tan grandes como para poder afirmar que estaba enamorada, sí sabía que Shane me gustaba y sospechaba que con el tiempo eso se podría transformar en amor, pero nunca me había sucedido y en cierta forma estaba un poco asustada por tener tantas ganas de hablar con él todo el día, y por estas nuevas ganas que sentía de besarlo.

La realidad era que no sabía si mis sentimientos eran tan grandes como para poder afirmar que estaba enamorada, sí sabía que Shane me gustaba y sospechaba que con el tiempo eso se podría transformar en amor, pero nunca me había sucedido y en ciert...

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