Sentada sobre mi cama observando mis manos sobre mi regazo no podía evitar que las lágrimas corrieran por mis mejillas. Me angustiaba pensar en que si no fuese por George yo me hubiese tenido que prostituir, y no solo una vez, para pagar la deuda al hospital. Me angustiaba aún más saber que yo era una mujer entre miles que había encontrado otra solución. Las otras miles debían hacerlo sin escapatoria. Las otras miles debían permitir que su cuerpo fuese usado como si de un objeto se tratase y eso me dolía hasta el alma.
Una mano masculina se posó en mi hombro a modo de caricia y masaje y al instante me alejé. Sabía que era Shane, mi novio, a quien amaba, pero ser tocada inevitablemente me traía recuerdos de aquel hombre y no podía evitar sentir repugnancia.
Me estremecí con un escalofrío y fue cuando escuché la voz preocupada de Shane preguntar: — ¿Qué pasa Bell?
Volteé para observar su mirada de confusión y quería, con todo mi corazón, decirle la verdad, pero tenía miedo de hacerlo. No quería que hubiese secretos entre nosotros, pero tenía terror de hacerlo y que él me tuviera asco. No lo demostraría, pero odiaría saber que sus sentimientos hacia mi habían cambiado.
Sí, él me amaba, pero yo también solía amarme a mí misma, y en aquel momento no podía sentir más que odio hacia mí y hacia la situación que vivía. Incluso sabiendo las razones por las que lo había hecho. Mi dosis de positivismo se había acabado al mismo tiempo que los latidos de mi madre se detuvieron.
—Me estás preocupando —susurró Shane sin animarse a tocarme de nuevo, quizás por miedo a que lo rechazara otra vez.
—Perdón —tomé una de sus manos entre las mías. Las suyas eran cálidas como siempre lo eran. Eso fue suficiente para que me quebrara y comenzara a llorar porque sus manos fueron suficientes para hacerme notar cuanto miedo tenía a perderlo a él. A perder a alguien más, porque no lo soportaría, y teniéndolo a Shane ahí a mi lado con dos opciones que me desagradaban, era doloroso. Una era decirle que vendí mi cuerpo junto a mi dignidad y desear porque me viera de la misma manera al saberlo. Anhelar que no se alejara. La otra era mentirle, y esa me parecía muchísimo peor porque implicaba un cargo de conciencia con el que no podría vivir.
Él se acercó un poco más, de manera cautelosa. Sabía que probablemente Shane no entendía qué me sucedía, pero parecía dispuesto a esperar con paciencia a que se lo contara y eso me hacía amarlo aún más. Me trepé lentamente en su regazo y continué llorando mientras él intentaba en vano tranquilizarme.
Me alejé para observarlo con los ojos húmedos y nebulosos. Yo debía de ser un desastre sin poder dejar de hipar y sollozar, y aun así él seguía a mi lado. Incluso al saber que era bailarina en el club quiso conocerme más, seguir a mi lado y hasta llegó a enamorarse de mí. Se involucró en todos mis problemas y no le importó ayudarme siempre. Una vez más lo iba a hacer parte de mi vida en un sentido tan íntimo y privado, porque sabía que no había posibilidades de que alguna vez volviera a hablar de aquello, y justo cuando iba a abrir la boca, Shane se me adelantó.
— ¿Lo hiciste? —interrogó como si hubiese leído mi pensamiento. Más que una pregunta parecía una afirmación también.
Lo miré perpleja y aunque creí que en su mirada vería decepción o desaprobación, el único sentimiento que vi en su lugar era tristeza.
— ¿Cómo...? —intenté preguntar sin lograr terminar la frase.
—Te conozco —susurró acariciando mi cabello como recordándomelo—. Ojalá me hubiese dado cuenta antes de que lo hicieras, pero para poder cuidarte.
— ¿No me ves de manera diferente?
— ¿De qué manera se supone que te tengo que ver? —me encogí de hombros como si no lo supiera, pero él de verdad no estaba entendiendo aquel pensamiento mío.
—Sucia, obscena, vulgar...
—No —me cortó bruscamente. Parecía darle impotencia que yo pensara así—. Túnoeresnada de eso. Es horrible por lo que tuviste que pasar todo este tiempo, pero yo te sigo viendo como la primera vez. Como una mujer hermosa, talentosa y apasionada. Nunca podría sentir o tener un pensamiento negativo hacia ti.
Sollocé sin poder contenerme y me acurruqué en su hombro llena de alivio.
—Igual no lo hice —susurré—. Quiero decir, lo hice, pero no.
—No entiendo Bell —negó con la cabeza frunciendo el ceño.
—Sí, tuve un cliente, pero no hice nada más que ser tocada porque clausuraron el club —aquel 'nada más' sonaba extraño en la oración como si disminuyera lo horrible que había sido. Había sido abusada porque, aunque me hubiesen pagado, el consentimiento nunca estaba a la venta o en alquiler.
Shane parecía asqueado con la idea de que fuese tocada por otro hombre, pero sabía que no era porque lo consideraba infidelidad o porque fuese machista y creyera que yo era suya. Sino, básicamente, porque sabía que yo no quería.
— ¿Por qué no me dijiste que lo ibas a hacer? —preguntó acariciando mi cabello con cariño.
—Porque... me avergüenza tener que hacerlo. Siempre me dio vergüenza que tú me vieras en ese club, y deseo con toda mi alma nunca tener que pasar por todo esto de nuevo —expliqué.
—Yo creo que ya se terminó Bell. Esa fue la última noche de tortura y nunca más vas a tener que pisar un lugar así —declaró con sinceridad, como si realmente lo creyera. Eso esperaba. Deseaba de todo corazón que George encontrara una solución milagrosa que me quitara de aquel aprieto, que él si fuese capaz de encontrar la solución que yo no podía ver.
Hola amores, para todxs aquellxs que preguntan que había pasado con Shane y si él sabía lo que Bell había intentado hacer, acá está la respuesta. Espero que les haya gustado también este capítulo.
Con amor, Sabrina♥
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Noches eternas | COMPLETA
RomanceBell bailaba en ropa interior por dinero. Shane había perdido a un paciente en una cirugía. Una mala noche los llevó a reencontrarse y antes de que se dieran cuenta, estaban compartiendo sus noches eternas. ¡Atención! Esta novela contiene escenas s...